ᴛʀᴜᴇ- ᴄʜᴀʀʟᴇꜱ ʟᴇᴄʟᴇʀᴄ

𝟭𝟭

¡¡ANTES DE LEER!!

Quisiera que para este capítulo pasemos los 20 comentarios y lleguemos un poco más de 30 porque fue un capítulo en donde pasaron muchas cosas y no fue fácil escribirlo...

Gracias por los que siempre leen, votan y comentan!

📍MonteCarlo, Mónaco
Octubre, 2022

Al despertarme esta mañana, me percaté de la ausencia de Charles al notar la nota que dejó sobre la mesa del comedor.

No me incumbe el motivo por el cual no me avisó; al fin y al cabo, es su decisión.

Gemma llegó hace un momento y no para de cuestionarme quién me obsequió todas estas flores.

Permito que hable y dejo que maquine cualquier teoría en su mente sin necesidad de tenerla constantemente a mi lado.

—Ya sé quién fue —dice a mis espaldas, y aguardo a que continúe—Fue Charles.

Con el tono que habla parece que reveló un secreto enorme. Oigo sus pasos acercándose por detrás y giro mi cuerpo para enfrentarla mientras me sacude por los hombros.

—¿Qué hacías abriéndole la puerta? —pregunta, mientras suspiro antes de comenzar mi explicación.

—Primero hizo traer todas las flores en la sala y luego apareció mágicamente detrás de uno de los trabajadores, con un ramo en sus manos.

—¿Por qué no me lo contaste? —dice alterada, e intento calmarla.

—Te lo habría dicho hoy, pero me sorprendiste con tu visita —aclaro—y luego nos sentamos a hablar un poco.

Salgo de su agarre y me dirijo a la sala de estar, donde dejé las peonías. Tomo el florero y me vuelvo hacia ella para mostrárselas.

Me mira sorprendida y me doy cuenta de que estuvo un poco despistada, ya que ella me arrebata las flores de las manos y comienza a examinarlas de cerca.

—¡Te dió unas peonías! —asiento ante su entusiasmo—pero eso no justifica que haya venido a verte. —me entrega las flores y las coloco de nuevo en su lugar.

—Solo fue un gesto, y de verdad sabes lo amante que soy de las flores y lo que hizo fue muy lindo...

Me interrumpe: —Lo estás defendiendo —se sorprende con dramatismo, y niego con la cabeza.

—No volví con él, pero aprecio lo que hizo —me justifico, y me mira señalándome con el dedo.

Su expresión se suaviza un poco, pero aún parece incrédula. Suspira y finalmente dice: —Solo espero que no te esté engañando de nuevo.