parte 44

318 35 0
                                    

Imagina

Una vez Inuyasha estuvo estable, volvieron a casa, Sesshoumaru lo cargaba por la puerta hasta su bonito nido en la habitación. El Omega estaba sensible, las hormonas eran un caos, pero el olor de si casa lo calmaba.

Cuando al fin estuvo instalado, Sesshoumaru hizo los arreglos para que su suegra pasará unos días con ellos.

Izayoi había derramado gruesas lágrimas de felicidad cuando supo del embarazo, y otras tantas cuando supo del compromiso, estaba tan feliz por la joven pareja, cuidó de su hijo como cuando era pequeño.

- tengo miedo mamá... - aseguró Inuyasha un día cuando Sesshoumaru estaba fuera.

- ¿qué es lo que te asusta hijo?

- todo... no ser suficientemente fuerte para ser padre, para dar a luz, para criar adecuadamente a estos pequeños. Me aterra no ser suficientemente para Sesshoumaru.. Sé que estamos enamorados pero, ¿y si un día ya no me quiere? ¿qué voy a hacer con dos pequeñitos?

- esas son muchas preocupaciones hijo, deberíamos analizar una por una, ¿si? - Inuyasha asintió y tomó un poco del te que su madre le había traído. - tú eres muy fuerte, Inuyasha. Cuando me dijiste que eras Omega tuve mucho miedo que te lastimaran, que un mal alfa usara tu condición de Omega en tu contra, pero tú siempre te has defendido, y además, encontraste un buen hombre a tu lado. Lo hiciste todo tu solo, te enfrentaste a tu nueva realidad y lo hiciste a tu manera, realmente estoy muy orgullosa del hijo tan valiente y fuerte que resultaste ser.

-... yo... - Inuyasha sollozó en silencio, se sentía tibio y emocional, pero las palabras de su madre le daba mucho confort.

- Sesshoumaru me contó cómo te pusiste en riesgo por tus pequeños, como madre, entiendo tu postura, pero como tú madre me da terror que algo malo te pase, o les pase. No puedes decirme que no vas a ser suficiente para ellos si estás dispuesto a perder tanto por lo que luchaste solo por que ellos vivan. Yo sé que el parto da miedo hijo, yo también tengo miedo, pero si eres Omega tu cuerpo sabrá que hacer, todo va a estar bien. Voy a estar contigo.

- Gracias...- Inuyasha está conmovido por las dulces pero firmes palabras de su mamá.

- Ahora, sobre los sentimientos de Sesshoumaru, no puedo saberlo, ahora se ve muy enamorado, y sobre protector, todo un Alfa de familia. Nada es eterno y las personas cambian así como sus sentimientos, pero quiero pensar que van a estar bien.

- Tuve mucho miedo cuando se iba del hospital, todo mi cuerpo me obligó a recordar quién era.ese alfa, me dolió físicamente solo verlo alejarse, aún si mi mente aún no lo recordaba. Sé que quiero estar con él toda mi vida. Sesshoumaru es el único para mí.

- Y tú eres el único para mí, Inu. - madre e hijo miraron hasta la puerta, en cuyo marco se recargaba Sesshoumaru con unas bolsas de humeante ramen. Inuyasha sonrió y extendió los brazos, el alfa le dio las bolsas y  le dio un beso en ña frente y en los labios. Ante la escena hogareña, Izayoi sonrió y asintió ligeramente como si esto fuera justo a lo que se refería. El amor de ellos era tan doméstico ahora, tan dulce y cálido. - ¿cómo se portaron mis hijos? - preguntó tocando el vientre, Inuyasha siempre da un pequeño salto cada que Sesshoumaru les habla ellos se mueven o patean, como si reconocieran la voz de papá.

En silencio, sintiendo esa vida gestándose dentro y el amor brotando en su pecho, Inuyasha se prometió que no tendría miedo al futuro con Sesshoumaru.

Pasaron un par de meses más antes de que Sesshoumaru aceptara la invitación de sus padres a la mansión Taisho. Trae al bonito Omega, dijo su madre Irsasue en una de sus ceremonias del te.

Claro que Inuyasha era bonito desde que se conocieron ese día en la tintorería, su olor y su calidez habían calentado el corazón del hijo único y heredero de una de las familias más acaudaladas del país.

ImaginaWhere stories live. Discover now