capitulo 3

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Para Aonung definitivamente Ha'lia era la chica que agitaba sus pensamientos, ella era como una ola llena de emociones. Y el las amaba.

Nunca pudo describir bien sus sentimientos hacia la chica, solo sentía que debía estar junto a ella, toda su vida.

Después del vergonzoso momento decidió darle la espalda a Ha'lia, no era nada del otro mundo, solo sus pensamientos ganaron el control de su cuerpo.

Sentía que debía ir con ella y pasarla bien como siempre, pero algo le impedía, dispuesto a dar la vuelta y marcharse la chica fue más rápida y lo alcanzo, el por su parte sintió unos suaves dedos acariciando su piel.

Ha'lia había tomado por el hombro
a Aonung, pues desde que llego lo estuvo observando y había notado una leve actitud de indiferencia, y quería saber que ocurría con el.

—¿estás bien?—sintió como la chica lo rodeaba hasta quedar frente a frente.

—Hali.—susurro y la chica pudo entender que lago estaba mal.

—Oye, si fue porque hace un momento me vistes casi desnuda, te lo aseguro, de aquí no sale nada.—hizo un gesto de cerradura justo en sus labios.

El por su parte no pudo evitar ponerse de colores, ¿Como podía decirlo con tanta naturalidad?
Ahora sentía vergüenza con la chica.

El lugar quedo en completo silencio,  ninguno de los dos decía nada, pues ambos sabían que necesitaban de la compañía de ellos para estar tranquilos.

Pero sin duda la chica ese día no se sentía cómoda con los silencios que decidió romperlo.

—¿Quieres ir a dar un paseo?—pregunto ahora tomando la mano de el.

Sintió como el cuerpo de Aonung se ponia tenso, el contacto físico de alguna forma lo irritaba, nadie lo tocaba ya sean simples abrazos o algún otro roce, pero cuando ella lo hacía era tan diferente, tan delicado, tan único, que desearía que su toque le durara siempre. Le gustaba ser tocado por ella.

Ambos ya llevaban rato caminado en silencio otra vez, tanto fue para que la mestiza terminará cantando, no era que se le diera tan bien, de hecho casi no podía escucharse si no estuvieran lo suficiente cerca de ella.

Era un gran don que le había inculcado Ronal desde que era pequeña, siempre le decía que debía aprenderlo bien ya que con ello podía conseguir a un buen compañero de vida.

Nunca lo hacía cuando estaba rodeada de más na'vi, pero cuando era ella misma y la gran madre, lo hacía con tanta pasión, pues creía que esa era una buena forma para hablar con Eywa.

—No sabia que te gustaba cantar.— y tenía razón, por más cercano que fueran eso había sido casi un secreto.

—Fue algo que aprendí desde niña.

—¿Puedo preguntar por qué?—esperaba que no lo hiciera por obligación al clan.

—Me dijeron que así conseguiría más rápido un macho con quien pasar mis días.—la manera tranquila con la que lo dijo que no pudo desagradar más al chico.

Los pensamientos de Aonung no tardaron en invadirlo rapidamente pues por qué de un momento a otro su Hali estaba interesada en conseguir pareja.

𝗘𝗨𝗣𝗛𝗢𝗥𝗜𝗔 -Aonung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora