capítulo 4

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Festival

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Astrid

No puedo creer que me hayan obligado a salir tan temprano. El sol ni siquiera ha salido y, para empeorar las cosas, tengo que compartir transporte con el rey.

No voy a mentir, lo que pasó ayer fue... no sé qué palabra usar. No esperaba eso, en realidad, no esperaba nada. Cuando Carlies me comentó que podía asistir al festival de verano, casi no le creí, ya que me habían desterrado y según investigué, eso es para siempre. Volver a Conall me trajo recuerdos de aquella noche en la que le supliqué que me permitiera estar aquí, pero no lo permitió, y su comportamiento de ayer solo me altera aún más.

Volver a tocar sus labios fue increíble. No debería haberme gustado ese beso, pero me encantó y me regaño a mí misma por dejarme hechizar por él.

Todos estos pensamientos me invaden mientras vamos en camino. No hemos desayunado y no sé si eso es lo que causa el revuelo en mi estómago o si es porque compartimos el mismo espacio. Un espacio demasiado pequeño para tanta tensión acumulada.

Al menos no estoy sudando. Hace mucho calor, pero el aire frío del auto mantiene una temperatura fresca. Siguiendo su consejo, opté por usar un vestido corto de telas frescas y suaves, junto con sandalias bajas para el clima caluroso. Lo malo de mi ropa es que se nota cuando muevo los pies nerviosa, y trato de controlarlo lo mejor que puedo. Como siempre, meter las manos en mis bolsillos es la mejor opción.

Apenas son las cinco de la mañana y he tratado de mantenerme despierta, pero el sueño es cada vez más fuerte. Recuesto mi cabeza en la ventana del auto y cierro los ojos, tratando de dormir, pero siento que mi cabeza se resbala cada vez que estoy a punto de quedarme dormida. Es imposible dormir de esta forma, y suspiro derrotada al comprender que no podré conciliar el sueño.

Darek está tranquilo en su lado del auto, y me pregunto qué pasará por su mente que se ve tan sereno. Por mi parte, opto por mirar al techo y empiezo a contar números e imaginar cosas para intentar distraer mi mente del sueño. Pareciera que soy un gusano por la forma en que me muevo tratando de evitar quedarme dormida.

No sé si tendré delirios debido al hambre y la falta de sueño, pero siento cómo Darek pasa su brazo por mis hombros y al rodearme, empuja con su mano la parte superior de mi cuerpo hasta que choco contra su hombro.

Esta acción me toma por sorpresa, pero es una buena posición para dormir, así que no me quejo, y mi cabeza busca la comodidad de su pecho mientras que él baja su brazo y lo posa sobre el mío para sujetar mi cuerpo y evitar que resbale cuando el sueño me invada. Odio admitir que dormir entre sus pectorales es muy cómodo.

Siento que mi cuerpo se relaja y mi respiración se vuelve más tranquila, así pasan varios minutos hasta que...

—Despierta —escucho una voz a lo lejos— despierta o voy a besarte.

Sigo escuchando una voz, pero no entiendo lo que dicen. Ignoro el llamado, pues solo quiero seguir durmiendo, pero el sueño me abandona cuando me sacuden como si fuera una matraca y despierto algo desorientada.

—Hay que desayunar.

No me siento en mis cinco sentidos, miro a mi alrededor y veo que estoy en el auto y recuerdo a dónde vamos. Veo por la ventanilla a Darek que va en camino al interior de lo que parece ser un restaurante de la época medieval por los colores y el diseño antiguo pero elegante.

—A desayunar —dice el conductor.

Estiro mi cuerpo y bajo del auto algo confundida y adormilada mientras meto mis manos en los bolsillos del vestido y sigo a Carlies que está esperando en la entrada del local. Por lo que logro apreciar, es un lugar exclusivo para las personas de la monarquía y poseedores de títulos. Si no estuviera con tanto sueño encima, posiblemente me detendría a apreciar la estructura y la decoración, pero por ahora volver a dormir es más importante.

En Las Profundidades Where stories live. Discover now