2. Forastero

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Era un día soleado, grandes campos abiertos, un clásico de Escocia.

El motor del Lancia Astura Double Phaeton "Castagna", sonaba suavemente mientras recorrían los prados en la angosta carretera que los llevaría a las montañas.

-¿Feliz? - preguntó Jin quien observó a Jungkook mientras esta vez era quien manejaba.

- Sí - Sonrió.

La pasión de Seokjin por la historia fue una de las razones para elegir las tierras altas.

- ¿Ves allá arriba? Es la roca de Cocknammon. En los siglos XVII y XVIII, allí se encontraba una patrulla del ejército británico, esperando a los rebeldes y bandoleros escoceses - Le indicó apuntando a unas enormes rocas ubicadas en la cima de una colina visible desde todos lados - ¿Puedes ver cómo domina las tierras en todas las direcciones? Era la posición perfecta para una emboscada.

A Jungkook no le importaba escucharlo hablar tardes enteras sobre historia.

Después de la muerte de sus padres, fue criado por su tío Lamb, quien era arqueólogo. Así fue que pasó sus primeros años de formación deambulando por ruinas polvorientas y excavaciones de todo el mundo. Aprendió a cavar letrinas, a hervir agua a partir de nada y hacer muchas cosas inadecuadas para un joven de buena cuna... como encender los cigarrillos con tan solo once años.

La nueva pasión de Seokjin era la genealogía. Es decir, su genealogía personal.

La pasión de Jeon Jungkook era la botánica. había desarrollado un verdadero interés en el uso de plantas y hierbas con fines medicinales.

- Según entiendo - murmura Jin - el Castillo Leoch era el hogar ancestral del clan del señor Ko hasta mediados del siglo XIX. Ven mira.

Le tomó la mano a su esposo mientras ingresaban al interior de un derrumbado castillo. No era uno grande, más bien se trataba, de uno pequeño tipo residencial.

En su interior había numerosas ramas que habían ingresado por las ventanas. También basura que la misma gente que había visitado el lugar dejó.

De alguna forma hundirse en un pasado distante le daba a Seokjin la posibilidad de escapar del reciente presente. Mientras Jeon estuvo en el ejército, Jin sirvió en Londres, en inteligencia, supervisaba espías y dirigía operaciones encubiertas.

- Creo que esta debió ser la cocina - dijo el señor Kang mientras observaba los muebles desarmados.

- ¿Eso crees?

- Así es, diría que es un fogón. Qué extraño. No tengo pruebas de que mi antepasado visitara este castillo, pero estaba dentro de su esfera de operaciones. Es posible que caminara por estas mismas habitaciones.

Jungkook caminó detrás de él apenas pudiendo colgar su mentón en el hombro del mayor. Lo abrazó por la cintura mientras Jin acariciaba sus manos entrelazadas.

Había enviado a docenas de hombres detrás de las líneas, en misiones secretas, la mayoría nunca regresó. Jin no hablaba de eso muy seguido, pero Jungkook sabía que carcomía a su esposo por dentro. Investigar más sobre sus antepasados le da cierta sensación de paz, saber que de su linaje quizás no es el ser más repulsivo.

Continuaron adentrándose por más pasillos, uno que otro más oscuro y con menos visibilidad. Estaba húmedo y fangoso en el suelo. Había telarañas que Jin quitaba del camino para que su amado no se fuese a enredar.

Llegaron a una pesada puerta de madera. Parecía un pasadizo a las entradas del infierno. El calor del húmedo ambiente se les pegaba en la piel y estaban bastante abajo en los cimientos.

Danza bajo la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora