Park Jimin era un chico de aparador, guapo, adinerado y muy coqueto. Caer por Min Yoongi sería su mayor pecado.
En una sociedad con las clases sociales marcadas, que un cuico y un flaite convivieran era poco frecuente, pero Park Jimin no corrió con...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Jimin nunca pensó que su domingo sería pasarlo con la madre de Yoongi comprando ropa en un puesto de la feria. Había caído tan bajo, pero no podía negarse cada vez que la linda mujer le mostraba prendas que ella creía, podían ser del gusto de Jimin.
Tenía dos poleras y una chaqueta en el brazo que recibió de Su, cada una más decente que la anterior, pero el realmente no se las pondría.
—Quiero una camisa de flores para el cumpleaños de Hyein— ella suspiro frustrada. Jimin no pudo evitar sonreír al verla fruncir el entrecejo. Era igual a Yoongi —pero no encuentro nada.
—¿Es la otra semana verdad?— Jimin comenzó a hacer cálculos en su cabeza.
—El sábado— ella asintió —le compré un computador. Lo pague a cuotas pero se lo merece. ¿Te contó que es la mejor de su curso?.
Jimin asintió emocionado. Cada vez que ha tenido la oportunidad de ir a buscar a la pelinegra a clases, ella le muestra sus notas. Es muy inteligente, se le dan bien las matemáticas. Según Hyein quiere ser pediatra para ayudar a niños de bajos recursos.
—¿Sabe a qué hora vuelve Yoongi?.
—Siempre que sale con Jungkook vuelve un poco después del almuerzo porque se comen un completo en el camino los chanchos— la mujer se burló de los chicos —pero como estás tú en una de esas vuelve antes.
Media hora después iban directo a la casa para preparar el almuerzo. La madre de Yoongi, su suegra, le enseñó a cocinar sopa de pollo que ella decía era muy esencial en cualquier hogar. Jimin quería intentar hacerla una siguiente vez.
Una semana había pasado desde que Jimin adquirió su auto rojo, cada día de esa semana Yoongi fue a buscarlo fuera de la universidad. Así es como terminó pasando cada tarde en la casa de los Min.
No se quejaba. Siempre lo reciben de buena manera, incluso le tenían cositas bajas en grasa en la alacena solo para él. Podría decir que nunca se había sentido tan bien, tan querido.
Como si fuera arte de magia. El motor de un auto se estaciono fuera de la casa dando aviso que Yoongi había llegado.
Su cuerpo se presentó en la sala junto al de un pelinegro y ¿Taehyung? que hacia ahí su amigo.
—Hola familia— Jungkook entró besando la mejilla a la madre de Yoongi y sonriéndole a Jimin —mira a quien te traje rucio.
—Hola— Tae saludo para todos —no quería ser inoportuno, pero aproveche de venirme con estos.
Jungkook miró mal a su novio por la forma en que lo había mencionado.
—Hola amor— Yoongi susurro cerca de Jimin para no ser escuchado por nadie más. Le dio un pequeño beso —a tu amigo se le ocurrió que fueramo' al cine.
