IV ~ Capítulo 37 - "El gemelo malvado"

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Una y otra vez. Su corazón latía tan rápido que podía sentirlo sin siquiera tocar su pecho. Sus manos temblaban al igual que sus pies, su respiración estaba agitada como si hubiera corrido cinco kilómetros en un par de minutos.
Tan solo bastaron tres segundos que estuvo de pie frente a esa puerta para que el arrepentimiento apareciera en su cuerpo y quisiera dar vuelta sobre sus talones e irse de vuelta a casa. Su padre esperaba que lo hiciera, si ella decidía solo girar e irse su padre la apoyaría pero el hombre no contaba con que Ana tomaría la mano de Astrid mientras la miraba con una sonrisa. El tacto de la chica no había logrado que Astrid dejará de temblar pero al menos se sentía más cómoda y confiada. "No pasa nada, estamos aquí". Fue algo que Ana le susurró al oído mientras Ángel tocaba el timbre de la puerta y está fuera abierta por un hombre enorme con calvicie pero una frondosa barba.
El hombre calvo miro a los tres jóvenes que estaban de pie frente a su puerta y luego al hombre de traje azul que estaba de pie detrás de ellos, suspiró y los invitó a pasar.

Todos se quedaron en la sala junto al hombre que con poca amabilidad les indico en donde es que se encontraba la joven que iban a ver. Cuando la mano de Astrid se soltó de la de Ana, ella volvió la mirada con prisa para pedirle a la chica de ojos verdes azulados que no la soltará ya que así se sentía con más fuerzas, sin embargo, Ana le había indicado que eso era algo que ella debía hacer sola. "Seguiremos aquí". Astrid asintió y camino hacia la habitación donde se encontraba la chica.

No sabía que golpe había sido más duró, si el hecho de que Ana soltara su mano o ver el estado en que se encontraba aquella chica por causa suya.
Su cabello castaño caía por detrás de la silla, era largo y ondulado, sus ojos eran  color miel, unos que pocas veces haya visto. Vestía tan simple y holgado que le había generado curiosidad aquel enorme clóset que estaba al fondo de la habitación.

—Hola —fue simple. La chica no le respondió —Soy Astrid —la chica asintió. La de ojos cafés miro cada una de las paredes de la habitación recayendo solo en una imagen. —lindo póster —quizo acercarse y tocar pero la chica la detuvo.

—¿Sabes cuál fue la única razón por la que acepte que vinieras? —lo que fuera que Astrid planeara se fue por la tubería. —no fue porque quería ser tu super amiga más cercana. Fue porque quería que vieras lo que ocacionaste, lo que me hiciste, ¡Para que vieras como arruinaste mi vida!.

—Yo... Lo siento, jamás me imaginé que alguien más saldría lástimado.

—¡Tenía sueños, metas, toda una vida por delante! —Astrid no sabía que decir, solo acepto para si misma que su padre tenía razón. —¿Sabes a dónde me dirigía aquella tarde? —Astrid negó. —iba a un ensayo, sería la protagonista del lago de los cisnes. Esa obra abriría mis puertas, cientos de personas irían a verla y yo podría ser vista por mi talento en el ballet.

—Lo siento mucho...

—Tenia planeadas tantas cosas, mis padres y yo estábamos tan felices, sería mi gran momento... Pero entonces solo decido cruzar la calle, tan sólo eso —en las mentes de ambas se repetía una vez más aquel día. Desde una perspectiva distinta y con finales distintos. —y mi. vida cambió para siempre. Y todo gracias a ti.

—Fui muy impulsiva, no creí que alguien más saldría lástimado. Cuando me di cuenta de mi error los frenos ya no respondieron. —La chica miro al suelo desconectado su mirada de la de Astrid. —yo también lo pague caro, estuve en coma durante meses, perdí la memoria, al amor de mi vida...

—No intentes hacerte la víctima —su mirada volvió a la de Astrid, quien no pudo mantenerse firme y desvió la suya. —¿Sabes que es injusto? —Astrid deseaba salir de esa habitación enseguida, ya no quería escuchar nada más. —Que tú mereces estar en prisión pero tú abogado resultó ser mejor que el mío y logró sacarte. En verdad no me interesa que te ocurrió a ti, fueron las consecuencias de tus actos pero... ¿Y yo?   Yo no tenía nada que ver y aún así también impactaste en mi vida.

Mas Allá Del Olvidó   [II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora