6

5 1 0
                                    

No entiendo cómo en tan solo unas semanas, se le puede coger tanto cariño a una persona.

Aunque a veces siento que deba alejarme, estar yo sola contra el mundo. Dejar de pensar en las personas que hay a mi alrededor. No ser el estorbo de nadie. A veces siento miedo.

—Buenos días por la mañana M.— Me dice Izan en tono alegre cuando salgo de mi habitación hacia la cocina.

—No estoy de humor hoy, Izan.—Le digo mientras me siento en el taburete de la isla de la cocina.

—La vida es una chica, anímate.— No sé cómo este chico a las 6 de la mañana tiene más energía que una bombilla.

—Ahora mismo iría hacía el circuito y dejaría que me atropellaran 5 motos.

—Mira por donde que es viernes y no habrán personas allí M. Tienes unos pensamientos un poco masoquistas.

—No quiero salir hoy Izan. Me siento cansada. Estuve hasta tarde llenando miles de informes, mi cuerpo necesita un descanso.

— Túmbate en la cama, ve tu serie favorita. O incluso haz magia con esas manos. —Me dice, a lo que acto seguido le doy un leve golpe en el hombro.

—Bueno si necesitas ayuda, ya sabes donde encontrarme.

—Ugh Izan, cállate.

— ¡Estas como un tomate Marta!¿ Desde cuando llevas sin hacerlo?—Me dice apoyándose en la isla de la cocina, haciendo que se marquen todos sus músculos.

—¿Hoy no tienes terapia? ¿No llegas tarde?

—Ya he ido, M. Fui a las 5 y media de la mañana. Estoy enterito para ti.

—Yo no entiendo porque las personas empiezan a trabajar tan temprano. Debía darles un par de horas más de sueño, ¿ no? Es necesario descansar para así llegar a...

—No evites la pregunta Marta. No es nada raro hablar de esto.

—No estoy evitando la pregunta.

—Entonces responde la dichosa pregunta.

—¿Por qué estás tan interesado en mi vida sexual Izansito?

—No es interés, es solo preocupación. Llevas semanas detrás de todo. Preocupándote por todo. Tendrás que divertirte, ¿no?

—La diversión no esta solo en el sexo.

—Ya, pero las personas adultas tienen necesidades Marta.

—Yo no cumplo esas necesidades, vale? No encuentro a la persona indicada para cumplirlas.

—¿Y cuales son tus reglas?

—Primero, no puede estar relacionado con el mundo del motociclismo. Malas experiencias.

—Empezamos bastante bien, rubia.

—Segundo, tiene que tener unos estándares de belleza a mi gusto.

—¿ Podría saber cuales son esos estándares?

—Bueno, debe ser más alto que yo. Debe tener unos ojos bonitos y debe ser rubio, es si. No pienses que tengo un fetiche o algo raro así con los rubios, eh. — Este último comentario hace que Izan suelte una carcajada.

—Eh, no te rías.

—Tus estándares son algo, no sé rebuscados no?

—Para gustos colores nene.

Después de esa extraña conversación acerca de nuestras, bueno mi vida sexual. Izan me tiende un café como a mi me gusta.

— Bua, este café está delicioso. ¿Cómo sabias como me gusta?

—Fácil, fijándome.

Luego de esa corta interacción decidí tomarme el día libre y hacer lo que me apetezca de una vez por todas. Si me quiero divertir como Izan dice, lo haré.

Eran tan solo las 12 de la mañana cuando salí de mi habitación de nuevo. Encontrándome con un piso completamente en silencio. Después de intentar un par de veces llegar a un orgasmo, no pude. No siento nada. Siento que estoy rota. Probé de mil maneras diferentes pero en ninguna lo conseguí.

—Izan, ¿estás en casa? —Después de hacer esa pregunta y no conseguir respuesta. Entre a la cocina para hacer algo de comer.

Me pasé la tarde tumbada en el sofá hasta que caí en los brazos de Morfeo viendo una película bastante aburrida para mi gusto.

Izan

Salí el día de hoy a ver a unos amigos que llevaba unas semanas sin ver, y así dejar a Marta sola en casa para que se pueda relajar y divertir si ella quiere.

—Bueno tío, ¿ qué hay? ¿Algún chisme nuevo por ahí?— Me dice mi amigo pelinegro mientras se lleva el botellín de cerveza a los labios.

—La verdad, no hay nada Carlos. Todo es rutina allí dentro.

—¿Y no hay ninguna nena allí dentro con la que te puedas divertir?— Me pregunta mi otro amigo castaño.

—Chicos, soy célibe. Necesito darlo todo al deporte.

—Qué deporte ni pollas Izan. Vive la vida al máximo. Folla todas las veces que necesites para saciar tus necesidades.

—No es tan sencillo, Lucas.

Nuestra conversación sigue hasta que miro la hora que es y veo que ya son más de las 11 de la noche y que tengo que volver a casa.

—Bueno chicos, me ha encantado estar con vosotros. Pero debo volver a casa.

—Eso, que hay una dulce rubia esperando en casa.

—Cállate Carlos.

Después de despedirme de ellos, me dirijo a casa que no está muy lejos. Así que llegó a unos 10 minutos andando.

Entró por la puerta y escuchó una la televisión encendida con un documental de animales de un canal de televisión.

¿Pero que mierdas ve esta mujer cuando yo no estoy?

Al llegar hasta el salón, me encuentro a una rubia dormida en el sofá con solo puesto una camiseta de tirantes negra, sin sujetador. Y un pequeño pantalón gris que deja ver más de lo deseado. Así que me acerco a ella e intentó llevarla a su habitación para que esté más cómoda.

—¿Izan?—Me habla con los ojos aún cerrados y una voz ronca.

—Dime rubia.

—Hoy lo he intentado pero estoy rota.

—No estás rota M.

—Ya no siento nada.

—No estás rota rubia. Inténtalo de nuevo. Si necesitas ayuda, podría ayudarte.

—Cállate Izansito.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 09, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Piloto a la vistaWhere stories live. Discover now