Capítulo dieciocho

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Declan

Siempre me he considerado una persona calmada con la vida. Suele darme bastante igual todo, en general, y me va bien así. Pero saber que en unas horas conoceré a los padres de Willow está siendo uno de los momentos más tensos que he vivido en muchos años, y el avión ni siquiera ha despegado.

Sé que es normal ponerse nervioso, pero llevo nervioso desde hace dos días. No tiene sentido, ¿qué me pasa? Creo que ni siquiera en un casting he llegado a sentir el nudo tan grande que siento en el estómago.

Willow me ha asegurado que les voy a caer bien, dice que tengo un don para agradar a la gente, pero claro, ¿qué dirá ella?

Mi pierna se mueve inconscientemente de arriba a abajo.

—Oye —Willow me devuelve a la realidad, y despego mis ojos de la ventanilla para fijarlos en ella. Me mira con una pequeña sonrisa en el rostro —, deja de estar tan nervioso.

—Ya me has pedido eso antes, bonita, no funciona.

—¿Qué te pasa? Solo son padres.

—Tus padres —recalco la primera palabra, porque lo único que importa realmente es eso.

—Declan, te quieren más que a mí —pone los ojos en blanco —, absolutamente siempre que me llaman me piden hablar contigo.

Sonrío de manera inconsciente. Ya me había dado cuenta de esto, pero creo que es una actitud normal en los padres ¿no? El querer saber con qué gente se junta tú hija.

—Mi madre te adora —continúa, y admito que está logrando tranquilizarme —, mi padre... va a ser un poco más difícil, no te voy a mentir, pero también...

—Willow, no me digas esto —pido, sonriendo un poco.

—Perdón, piensa que soy su hija y que ya me han roto el corazón una vez, no quiere volver a verme mal —se encoge de hombros —, es normal. Va a desconfiar de primeras, pero solo sé el Declan que eres conmigo y te va a adorar también.

—De acuerdo —asiento, e inconscientemente mi mano se posa en su muslo. Ella me abraza el brazo y apoya su cabeza en mi hombro, yo le doy un beso en el pelo.


El viaje se me ha hecho eterno, y cuando hemos llegado, las maletas han tardado casi media hora en salir. Ahora ya estamos saliendo del aeropuerto. Nos hemos encontrado con bastantes seguidores pero, por suerte, no he visto a ningún paparazzi.

Cojo a Willow de la mano para no perderla entre la gente y empezamos a caminar. Se ha quedado dormida durante el vuelo y puedo notar que aún sigue despistada, como si no supiera dónde está.

Nos quedamos quietos en una esquina y coge su teléfono.

—Voy a avisar a mis padres de que ya hemos llegado —me informa.

Asiento mientras agarro la mochila que tiene colgando de su espalda y la coloco en mi hombro. Ella se deja sin protestar, incluso creo que no se ha dado cuenta.

—Vale —asiente sonriendo —, me han dicho que ya están aquí.

—Perfecto —intento esconder lo nervioso que vuelvo a sentirme —¿lo tenemos todo?

—Mi maleta sí, tú maleta también... —sube la mirada hacia mí y me mira con los ojos muy abiertos —¡Declan mi mochila! Dios, no puedo perderla tengo el ordenador y...

—¿Hablas en serio? —la corto, sorprendido. Realmente no se ha dado cuenta. Suelto una carcajada sin poder evitarlo.

—No te rías —me da un golpe en el brazo —, ¿cómo la encuentro ahora?

Solo tú y yoWhere stories live. Discover now