Capítulo 4

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- Hola, hola; saludo a Christian con un beso en la mejilla, para luego anotar mi nombre en el kardex de guías.

El museo cerró sus puertas a las visitas ayer por problemas administrativos, pero hoy todo está bien, sí, soy guía de sitio en un museo religioso de la ciudad, entre con la intensión de mejorar mi inglés y "técnicas de guiaje" para trabajar con mi hermano más adelante, Vladimir estudio la carrera de turismo, pero al final a mí me interesa viajar y conocer extranjeros, por eso yo no, aunque es lo que él hace.

- ¿Cómo aprovechaste tu tiempo ayer?; me pregunta con ternura, Christian es tierno.

- Durmiendo hasta tarde; contesto con una gran sonrisa.

Al principio me sentía extraña, porque iba a ser parte de un mundo poco estudiado por mí, al hablar de Dios, de Jesús y de la Virgen María, claro, sobre todo del segundo Cristo, San Francisco de Asís, a quien se debe el museo, pero ahora sé que no tengo que sentirme así, porque soy parte de todo esto, desde un punto de vista académico, para las mentes que desean enriquecerse con la cultura, la historia, la arquitectura, la pintura, la biografía de personas importantes a lo largo del tiempo y yo soy la portadora de este conocimiento. Claro que debo admitir que creo en Dios y mi vida está con él, pero no necesariamente se presenta cuando estoy en una iglesia, no, Dios sobrepasa lo físico, él está en mi corazón y con que yo lo tenga presente, no importa lo que opinen otros de mí.

- Buenos días; saludo al ingresar a la cafetería, me corresponden dos chicos, calculo que tienen menos de veinte años, se ven tímidos, pero se explayan bien cuando están con los visitantes, eso es lo que importa cuando guías.

Me cambio el uniforme y guardo mi mochila en el "locker", luego me dirijo al estante de libros, elevo el dedo índice para buscar el libro que comencé a leer hace unos días, pero no lo encuentro.

- Una pregunta, alguien sabe dónde está el libro de tapa dorada, es el que más resalta en el estante; pregunto a los dos chicos, ellos levantan la mirada de sus celulares para ponerme atención y lo agradezco, hoy en día es complicado dejar el celular.

- Hace dos días ingresó una nueva; dice uno de ellos.

- Ok... ah... y eso que tiene que ver con el li...

- Creo que ella lo tiene, algo así vi el lunes por la tarde; complementa el otro chico, siempre se me olvidan sus nombres, así que me limito a agradecer por el dato.

Vuelvo a dirigirme al estante para buscar otro libro, aunque debo admitir que el que yo estaba leyendo era muy atrayente, debí anticiparme y reportar que me lo voy a llevar, ahora estaría conmigo, bueno, esperaré a que lo termine, ni modo, pero será mejor que se lo diga a Chris, para que me ponga en la lista. Salgo de ahí y me cruzo con una chica de cabello rizado, lleva auriculares y eso hace que su cabello se vea más abultado, como un arbolito frondoso, camina con mucho glamour en dirección a la cafetería.

- Disculpe, buenos días, el guía saldrá en unos segundos; le digo creyendo que se trata de una visitante y me extraña que Chris no haya sonado el timbre.

Ella no me hace caso y entra a la cafetería, tengo que seguirla, entonces me doy cuenta que la saludan, eso quiere decir una sola cosa, debe ser la nueva guía.

- ¡Que cansancio! ¿alguien puso agua en el termo?; pregunta con poca amabilidad, los dos chicos se limitan a mover la cabeza de forma negativa, entonces ella se dirige a mí.

- Ah... hola, no te vi; saluda con indiferencia.

"Perra"

Salgo de la cafetería sin decir nada, que odiosa, en fin, vuelvo a mis asuntos. Le explico a Chris sobre el libro y si puedo poner mi nombre en la lista de espera, para llevármelo después de que lo devuelvan.

Así es la cosa, si uno de nosotros quiere un libro, debe solicitarlo bajo autorización con fotocopia de carnet, el cual va a nuestro Kardex; Christian me mira confundido y niega con la cabeza.

- No, nadie lo pidió, debe estar en el estante; asegura.

Niego con la cabeza, qué está pasando, entonces recuerdo las palabras de los chicos.

- No está, ya lo busque y según los... chicos...; me muerdo la lengua por no recordar sus nombres. - Que ahora están en la cafetería, me dijeron que la nueva se lo llevó; digo con mucha seguridad, aunque no sea así.

- No lo reportó, bueno, hay que entender, Charlotte es nueva, tal vez nadie le explico las reglas de nuestra pequeña biblioteca; dice con mucha tranquilidad.

- Es lo primero que se dice cuando se pasan los cursos de capacitación; le aclaro con los ojos bien abiertos.

- Se lo diré cuando pase por aquí; se limita a decir.

Lo miro unos segundos más y después de voltear los ojos vuelvo a entrar a la cafetería, justo cuando suena el timbre y el primero en llegar sale. Tomo asiento y me doy cuenta que la chica no está.

- Y la nueva; pregunto al que se quedó.

Se encoje de hombros y dice con una leve sonrisa.

- Cree que por su bonita cara iremos por agua, no gracias, que vaya ella si tanto quiere un mate

- Ah, ok

Y de repente suena otra vez el timbre, entonces el segundo sale y yo me quedo sola.

- ¡Aquí no hay hombres, créeme!; se queja mientras entra con su caldera.

No contesto nada, me limito a desbloquear mi celular y contestar un mensaje de Bruno, no hablo con él desde ayer, en fin, así es nuestra relación.

- ¿Cómo te llamas?; pregunta de repente la pelinegra.

- Ariana; respondo a secas; cuando alguien no me cae, no me nace conversar.

- Yo soy Charlotte o Loti, ay, este lugar es deplorable, cierto; dice con un gesto de desagrado y no puedo evitar mirarla con el ceño fruncido.

No Se Enamoren de Ari (Por favor)Where stories live. Discover now