Capítulo 33

34 10 0
                                    

Me pongo a limpiar el piso ya que esta semana me toca, porque Cecilia está de vacaciones, exprimo bien el trapo y froto el piso con un cepillo, vaya que se ensucia con facilidad, quisiera tener esos letreros de advertencia, porque el piso está muy húmedo y no quiero accidentes en mi turno, pero hoy está vacío, así que está bien, decido usar mis airpods para limpiar con estilo mientras escucho una canción movida, disimuladamente bailo al ritmo, pero claro, cada cierto tanto me fijo de que no haya nadie cerca, tarareo en voz baja, ya estoy terminando y me siento muy cansada. Estoy tan concentrada en la canción, que solo escucho como se rompe algo de cristal muy cerca de mí, mierda, no otra vez, ahora a quién tengo que conocer, no, ya no es divertido, me desconecto de la música y ni bien avanzo dos pasos, me encuentro con mi novio, quien sostiene su celular, como si quisiera hacerme escuchar algo.

"¿Qué carajos?"

- Milán; le regaño al darme cuenta de lo que acaba de hacer, mi corazón saltó al cielo con ese sonido grabado.

- Así nos conocimos, recuerdas; bromea mientras guarda su celular.

- Me asustaste, ya tengo suficiente con esa vez

- Suficiente; repite con el ceño fruncido.

- Es suficiente con un novio; bromeo sin parar de reír.

Se acerca un poco más, pero no se da cuenta que está apunto de pisar una línea peligrosa y cae al suelo por el piso húmedo, entonces es inevitable volver a reír, el karma es rápido, me tapo la boca y retrocedo un poco. Sigue sentado en el suelo mientras tapa su rostro, sé que se está riendo también.

- Lo que no quería que pase con nadie, pasa contigo amor

- Así se siente

- ¿Qué?; pregunto animada.

- Ir por ti, es todo un desafío, después de un buen golpe y ver tu sonrisa, no me importa nada más

Compruebo que nadie nos ve y me agacho para darle un beso casto y ayudarlo a pararse, por suerte estamos en el mundo de niño y niña, muy lejos de cajas y de los demás.

- Que metafórico, el golpe te volvió filósofo; le sigo la corriente.

Me atrae hacia él y ahora estamos a salvo del piso húmedo, me quito los guantes y los coloco en el balde.

- Un golpe nos hace reaccionar y no cometer los mismos errores, ya sabes, con otra caída no te reirías de mí; me provoca con una sonrisa.

Con que quiere que entre al juego, relamo mis labios y me separo de sus encantos para acomodar unas cajas de juegos.

- ¿Qué dije?; pregunta con incertidumbre.

- Si volvieras a cruzar la línea, creo que me daría cuenta y te sujetaría a tiempo para que no hagas el ridículo otra vez; espeto con una sonrisa juguetona.

- Quiero besarte; admite.

- Yo no; admito con seriedad, eso lo deja atónito, espero uno segundo y completo mi frase. - Yo no quiero que pierdas esas ganas nunca Milán; culmino mientras recojo mi balde, él me lo quita y comienza a llevarlo.

- No; le digo con algo de nervios.

- Por qué

- Porque este es mi trabajo y yo puedo con este balde; se lo arrebato en cuestión de segundos.

Avanzo con más seguridad, vuelvo después de unos minutos, él sigue en el mundo que lo dejé, creo que no se irá en un largo tiempo, pienso que está con su celular, pero sujeta una canasta de mano, arqueo una ceja y hago mi pregunta rutinaria.

- Necesita ayuda señor

- Sí amor mío, mis labios están secos, qué me recomienda

- Un bálsamo para labios, los venden en la farmacia de al lado

No me deja terminar y me atrae hacia él, me agarra con fuerza y me besa, lo bueno es que estamos cerca de una esquina donde no hay cámaras, me enrollo a su cuello y mojo sus labios, solo se escucha la música de ambiente y el sonido de nuestro beso, soy la primera en separarme y colocar otra cosa en su canastita.

- ¿Qué es?; pregunta curioso.

- Se llama despistar al enemigo, a menos que no quieras recorrer la tienda conmigo, yo lo entenderé; digo con una sonrisa amplia.

- Entonces no quieres que se enteren de lo nuestro; se queja.

- Los besos no me van a ayudar a conservar el trabajo; aclaro.

- Entiendo...; dice con seguridad.

Avanzamos un poco y entonces escucho su voz y creo que Gabriel también, quien está en cajas.

- ¡No se enamoren de Ari por favor, porque yo ya me enamoré de ella!; espeta en tono claro y alto.

Ahora si no sé dónde ocultarme, pero me gana la risa y lo miro divertida.

- Entones puedo recogerte a las diez novia mía; pregunta en el mismo tono.

- Puedes a las 22:30 p.m.; aclaro con calma.

- Sales a las diez; asegura con curiosidad.

- Pero quiero arreglarme en media hora; admito.

- Eres hermosa

- Lo sé, pero quiero verme más hermosa

- Bien vendré por ti a las once; bromea el desgraciado.

Lo miro y me mira, estoy a punto de sacarle el dedo del medio, pero recuerdo que es mi novio, entonces le mando un beso, lo recibe con las manos abiertas y luego se toca el corazón.

- No te acostumbres; le advierto.

- Por supuesto que no amor

No Se Enamoren de Ari (Por favor)Where stories live. Discover now