Capítulo tres: ¿Seguro?

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-¿Estás seguro de esto?-pregunta algo nervioso, jugando con la sabana mientras mantiene la vista en el techo, incapaz de verle el rostro por los nervios.

-¿De qué?-escucha la voz adormilada de su prometido y se regaña a si mismo por haberlo despertado con preguntas que probablemente no tengan sentido.

-Yo.

-¿Tú?-se gira en la cama para poder verlo y él hace lo mismo, quedando enfrente del otro.

-Tú y yo.-escucha la risa de Aquino y se dice a si mismo que, efectivamente, esta haciendo preguntas que no tienen pies ni cabeza.

-Nos vamos a casar...claro que estoy seguro sobre nosotros.-lo toma de la cintura como puede y lo pega a su cuerpo, quedando Duxo como la cuchara pequeña. Aquino susurra las palabras con algo de dificultad al aun estar medio dormido, pero logra hacerle cosquillas al contrario al pegar sus labios al cuello del pelinegro.

-Me refiero que ahora tu comunidad sabe sobre los dos.

-Ese fue el punto, bonito.

-Diego...-se remueve en la cama, tratando de apartar al contrario para que deje de depositar besos en su nuca-no estoy muy seguro de eso.

El castaño se sienta en la cama de golpe, y Duxo tiene miedo de que haya dicho algo que se pueda malinterpretar.

-¿Desearías que no hubieran sabido? ¿Es esta una declaración de que no quieres que sepan que estamos juntos?-arrastra sus manos por su rostro y suspira.

-Amor...-se levanta de la cama y trae consigo su suéter.

-Duxo, por favor.-sabe que ha comenzado una discusión muy estúpida, y sus lagrimas que brillan gracias a la luz de la luna son prueba de eso, y le parece patético.

Le parece patético que después de tantos años juntos aun tenga miedo de lo que la gente pueda decir de él, de ellos y en especial de Diego, pues lo peor que le podría pasar es que alguno de los dos volviera a aquellos años llenos de escondidas, correr e insultos sin sentido de la gente. Lo que menos quiere es volver a sentir miedo mientras corren de la mano en alguna de aquellas calles solas cercanas a donde se organiza una fiesta.

Y lo peor es que lo está sintiendo, de nuevo. Y ha perdido la cuenta de cuantas veces ya ha sucedido en lo que va de la semana, en lo que va desde que Diego y él decidieron hacer su relación publica.

Sabe que nada podría pasar mientras los insultos, artículos y tweets se mantengan en el internet y no en su mente, pero también sabe que el que solo se mantengan en un solo lugar tan grande como el internet no es posible. Se arriesga demasiado a volver a aquellos primeros dos años de su relación que aunque fueron los más lindos, divertidos y memorables de su relación, también fueron un completo desastre.

Da un largo suspiro tratando de calmarse y relajar sus manos, y la única forma que encuentra para hacerlo es tomar las manos del castaño, quien le mira con ojos llenos de preocupación y genuino amor.

-Duxo.-le llama y toma el suéter que este le ofrece, se levanta de la cama y lo pega a su cuerpo.

Diego puede escuchar los pequeños sollozos y puede sentir la tela mojarse, pero no puede hacer nada más que abrazarle la espalda, revolverle los cabellos y besarle la frente.

-Hey, dime cinco cosas que puedes sentir, ¿sí?-dice Diego al escuchar los sollozos ser mas fuertes y sentir el cuerpo contrario temblar.

-Estoy bien.-escucha el murmuro del pelinegro, quien se digna después de minutos de llanto a levantar la cabeza y mirarle, acción que el castaño aprovecha y deposita un beso en sus labios.

Beso en el cual los dos pueden sentir cosquillas por todo su cuerpo, el amor recorriéndole las venas y llegando a su cerebro en forma de químicos, alterando su estado, alterando todo lo que alguna vez conocieron, haciéndolos sentir como aves fenix cada vez que sus labios se juntan y bailan al ritmo de una canción cuyos acordes solo ellos saben.

El aire les falta y los hace sentir una asfixia que están dispuestos a pasar solo por seguir junto al otro, pero lamentablemente es necesario respirar cuando estas a punto de explotar de ansiedad, así que Duxo toma un paso hacía atrás, sin dejar de tocar de alguna manera al castaño.

-Tengo miedo.-son las únicas palabras que es capaz de soltar y las únicas que necesita para que Diego sepa a que se refiere.

-Estamos en casa, estamos juntos. Estamos bien, estas bien.

Duxo no puede evitar soltar mas lagrimas.

-Mira a tu alrededor, bonito. Es nuestra casa, nuestro ambiente y nada nos va a pasar aquí. No estamos corriendo en la calle, no estamos huyendo de casa, estamos en casa. Nadie nos puede dañar desde una pantalla. No son nadie desde una pantalla. Incluso si dijeran algo de nosotros, ¿a quien diablos le importa la opinión de un descocido que no conoce nade de nosotros y solo esta sentado en su sillón?

Duxo asiente, suspirando y pegando las frentes con su prometido, compartiendo un ultimo beso antes de tomar las llaves de su apartamento y salir al jardín privado que tiene el edificio a tomar aire.

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A la mañana siguiente despierta con el sonido de la alarma reclamándole que debe ir a trabajar, pero se encuentra a si mismo gruñendo y bufando por primera vez, mientras Aquino sigue en la cama, plácidamente dormido abrazando la almohada que le dio para sustituir su cuerpo.

Le mira una ultima vez antes de salir del cuarto y sonríe, susurrando un casi inaudible "te amo" antes de cerrar la puerta.

El carro enciende y puede ver una pequeña nota en el volante que sospecha es de Aquino de la noche anterior, quien le recuerda que su lonche estaba en el refri desde la noche anterior y que no se le olvide, y por milésima vez en la semana le recuerda que le ama, y Duxo lo sabe.

Ahora todo el mundo lo sabe, todo el mundo sabe de la existencia de su amor. Y no se detiene a pensar en lo que sus padres podrían decir esta vez.

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N/A: Les juro que esto es fluff, pero si que va a ser necesario mencionar un poco de su backstory y algunos traumas, miedos y nerviosismos se cuelan en el proceso.

Mantén el microfono apagado // DuxinoWhere stories live. Discover now