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En el momento que ambas de sus amigas habían salido corriendo por la tienda, tuvo unos cuantos minutos para pensar.
¿Qué ocurriría cuando se encontrara con el amor de su vida? ¿Cómo sería? ¿Sería atractivo? ¿Inteligente? ¿Carismático?
Había pensado en como seria su hombre ideal, pero ni por un segundo pensó en cómo sería su mujer ideal. Y mucho menos ahora que Momo corría hacia ella mientras jalaba a una chica de cabello rosa por el brazo. Una linda chica de cabello corto, con una expresión de molestia en su cara.
—¡Nayeon! La encontré. La encontré....
—Suéltame. —Habló aquella chica. Su tono de voz era algo profundo, algo ronco. Diferente a su propio tono de voz, al de Chae o al de Momo. Era diferente al de cualquier chica que conocía.
—¡Solo si no intentas escapar esta vez!
—¡Suéltame el puto brazo! —Dijo, mientras jaloneaba su cuerpo en un intento de zafarse de Momo. —¿Cual es tu problema?
—¿Y cuál es el tuyo? Te digo que conozco al amor de tu vida y te niegas a acompañarme. ¿Acaso eres idiota? —Momo soltó con enojo.
—Y te dije que no me interesaba. Ahora... suéltame imbécil.
Nayeon solo pudo ver como aquella desconocida empujaba a Momo desde los hombros mientras Momo se aferraba a ella desde el cuello. Un prominente ceño fruncido coronaba la frente de aquella chica, había un par de gotas de sudor en su nariz.
Claramente no estaba feliz de estar ahí.
—Momo, ya fue suficiente. Dejala. —Habló Nayeon mientras finalmente intervenía. Sus manos volaron a los hombros de Momo mientras la jalaba en un abrazo.
La desconocida pareció relajar un poco más su expresión al no tener a alguien colgando de ella.
Tan pronto como pudo, Nayeon llevó sus ojos por todo el cuerpo de la pelicorta, intentando echar un vistazo rápido a lo que parecía ser su alma gemela. Era más alta que ella por unos cuantos centímetros, tenía una linda piel y un aparentemente buen sentido de la moda.
—¿Qué clase de nombre es Momo? —Dijo la chica con una mueca en su rostro.
—Es un nombre único, perra.
—Que tan unico podria ser si te llamas como un puto chabacano.
—¡Es melocotón! —Dijo Momo exasperada. Subió una de sus manos al brazo de Nayeon que descansaba en su pecho. —Sabes, estoy dudando si lo del cambio de color es realmente cierto, Nayeon.
—Seguramente es por que aun no encuentras a tu mitad. —Molestó aquella chica.
—¡Tu callate!
Realmente no sabia que pensar. No sabía cómo debía sentirse. Las únicas veces que había imaginado encontrarse con su alma gemela pensaba que se sentiria como estar en el cielo, que sentiria mariposas o alguna de esas estupideces que decía la gente sobre el amor verdadero.
Pero no estaba sintiendo nada de eso.
Se sentía algo vacía.
No creía que aquella chica fuera el amor de su vida cuando se comportaba tan a la defensiva aun cuando su cabello estaba cambiando frente a ella. Tal vez había sido un error.
¿Siquiera existían esta clase de errores? ¿Alguna vez había pasado algo parecido?
¿A qué hora llegarían las mariposas?
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