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Marcos

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Marcos.

No había lugar en el que preferiría estar que de pie en mi cocina, con un cuchillo en la mano, con los aromas de las hierbas frescas y del pan horneado arremolinándose en el aire.

Valentina atravesó la puerta batiente que conectaba la cocina con el restaurante.

—Y justo por aquí está la cocina.

Corrección. No había lugar en el que preferiría estar que parado solo en mi cocina.

—¿No es increíble? —preguntó por encima del hombro.

Julieta salió de detrás de Valentina, e hice una doble toma.

Su cabello rubio era lacio y colgaba en elegantes paneles sobre sus hombros. Las brillantes luces resaltaban las motas color caramelo en sus ojos marrones. Sus mejillas estaban sonrosadas y sus suaves labios pintados de un rosa pálido.

Bueno... Mierda.

Estaba en problemas.

Era la misma mujer que conocí ayer, pero estaba muy lejos de la persona agotada y extenuada que se había mudado al desván. Julieta era... sorprendente. Había pensado lo mismo ayer, incluso con círculos azules debajo de sus ojos.

Pero hoy su belleza distraía. Era un problema.

No tenía tiempo para problemas.

Especialmente cuando se trataba de mi nueva inquilina.

Mi cuchillo atravesó un lote de cilantro, mi mano se movió más rápido mientras me enfocaba en la tarea en cuestión e ignoraba esta intrusión.

—Si el refrigerador en la sala de descanso está lleno alguna vez, podrás guardar tu almuerzo aquí —dijo Valen, señalando a la persona sin cita previa.

Esperen.

¿Qué?

El cuchillo cayó de mi palma, casi golpeando mi dedo. Nadie guardaba su almuerzo aquí. Ni siquiera mis camareros. Por supuesto, rara vez tenían que traer comida porque normalmente les preparaba una comida.

Aún... esa caminata estaría fuera de los límites.

Valentina sabía que estaba fuera de los límites. Excepto que mi hermana maravillosamente molesta parecía decidida a obligar a Julieta a participar en todos los aspectos de mi vida.

¿No era suficiente mi casa? ¿Ahora mi cocina?

—Muy bien. —Julieta asintió, escaneando la habitación, mirando a todas partes menos a donde estaba en la mesa de preparación de acero inoxidable en el centro del espacio.

Inspeccionó la estufa de gas a lo largo de una pared, luego el lavavajillas industrial a su espalda. En las paredes había estantes llenos de limpios platos de cerámica y tazas de café.

Búho Nocturno | Marcos & JulietaWhere stories live. Discover now