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La modernidad llegó tan lejos que, entre los descubrimientos en la tecnología, apareció un programa llamado "Lingun" creado por la organización Huan Hua.

El ser humano, más que temerle a la muerte, temía lo que ocurría después de este acontecimiento. La religión tomó un papel bastante importante en este aspecto brindándole respuestas a las personas:

Cielo, infierno, reencarnación, polvo estelar, descanso eterno.

Todos iríamos a algunos de estos lugares.

El programa Lingun encontró la forma de manipular las almas del individuo después de la muerte, sin embargo, requería de mucha experimentación para poder brindar una respuesta adecuada a la humanidad.

¿Podrían ser capaces de manipular la vida después de la muerte como si fueran un dios?

Los científicos a cargo del proyecto buscaron voluntarios para llevar a cabo experimentos, asimismo realizó convenios con cárceles de varios gobiernos alrededor del mundo y realizaron búsquedas de personas sin hogar de las cuales nadie se preocuparía por si desaparecían.

Uno podría pensar que es inmoral utilizar personas en vez de animales para llevar a cabo este proyecto y los gobiernos serían los primeros en negarse rotundamente. De hecho, fue así a la vista de la opinión pública, pero por debajo del lago querían deshacerse de aquellas personas que solo malgastaban el dinero de los impuestos y la propuesta que realizó Lingun hacia ellos fue demasiado llamativa:

Crearían androides para una variedad de necesidades como si fueran soldados, personas de compañía, máquinas a utilizar en trabajos de alto riesgo.

Esas personas se volverían útiles.

Los androides no sentirían dolor y su cuerpo podía ser fácilmente reemplazable, así que los líderes de ciertos países se interesaron e invirtieron en el programa.

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Luo Binghe fue un niño adoptado por una trabajadora del hogar.

Desconocía sus verdaderas raíces, pero no se preocupó por ellas debido a que tenía una persona que lo amaba y lo estimaba demasiado. ¿Sus padres biológicos se preocuparon alguna vez por él? No lo sabía, pero estaba seguro de que si hicieron algún esfuerzo para encontrarlo, no se notó.

Nadie reclamó por él, nadie lo buscó después de años, fue un niño que simplemente apareció de la nada.

Aún así, vivió feliz su infancia con la compañía de su madre adoptiva. A pesar de que los veranos calurosos e inviernos gélidos eran duros, siempre consideró que todas esas dificultades valían la pena al ver el rostro feliz de su madre cuando le preparaba la comida y cuidaba de ella.

Trabajó bastante cuando cumplió la mayoría de edad, quería agradecerle a su madre todo el amor que le había brindado, quería agradecerle por haberlo salvado de aquel río y quería agradecerle por darle el amor que siempre necesitó.

Hubo un periodo donde ni siquiera llegaba a casa para cubrir horas y recibir dinero extra, cumplía con encargos los fines de semana, brindaba tutorías a sus compañeros cuando lo necesitaban y el tiempo que pasaba con su madre se fue reduciendo.

Toda esa rutina no paró hasta que Luo Binghe recibió un balde de agua fría:

Sin darse cuenta, gracias a la sobrecarga del trabajo, la salud de su madre adoptiva fue decayendo por todo el exceso de labores de años y terminó enfermando de gravedad.

Binghe aprendió de la peor manera posible que, a pesar de que el dinero era algo que les permitía adquirir cosas para alimentarse, la obsesión que generó consumió tiempo de calidad con la persona que más amaba y no le permitió darse cuenta acerca de su salud.

Si tan solo hubiera pasado más tiempo con ella, si tan solo se hubiera preocupado más en aquellos síntomas, si tan solo no se hubiera obsesionado por la estabilidad, su madre no estuviera sufriendo de tal forma.

Vómitos, mareos, sensación de fatiga, temperatura alta que la hacía llorar y delirar.

Fue una tortura para Luo Binghe ver que, a pesar de que había trabajado a morir, no era suficiente para curar a su madre. Maldecía los altos costos de los medicamentos, la estancia en el hospital, los diagnósticos tardados.

El dinero se desvanecía más rápido y el tiempo se agotaba.

El programa Lingun sabía aprovecharse de las vulnerabilidades psicológicas de las personas. ¿Quería obtener "voluntarios"? Simplemente ofrecían algo valioso a las personas para conseguirlo.

La necesidad extrema le impedía a las personas ver bien la balanza acerca de qué valía más: el dinero, las drogas o la propia vida.

Cuando Luo Binghe encontró el aviso de voluntariado junto con la recompensa por apoyar un proyecto importante, no dudó en inscribirse y rápidamente fue aceptado por su increíble físico.

Aquel joven adulto que temía perder lo que más amaba ya no le tenía miedo a la muerte, simplemente le aterrorizaba la idea de no poder recompensar el amor que había recibido.

¿Moriría por esa persona? La respuesta siempre fue un sí.

La única solicitud que exigió antes de llevar a cabo el experimento fue que pagaran el tratamiento de su madre, una pensión y que borraran su existencia en los recuerdos de ella. Luo Binghe quería que esa persona experimentara la vida de una mujer normal, incluso si eso significaba desaparecer.

Mientras iniciaban las fases del experimento, Luo Binghe se aseguró de que la otra parte del contrato se cumpliera. Su madre mejoró con el paso del tiempo, él pudo ver cómo establecía amistades con personas del mismo hospital y notó la antigüa cara de felicidad que no había visto desde hace años antes de enfermarse.

Observando desde lejos, pudo respirar completamente aliviado, él sabía que ella estaría bien. Su madre adoptiva siempre fue una persona que pudo seguir adelante a pesar de las dificultades y fue algo que valoró de su personalidad, ella regresaría a su vida normal.

Pero, el hecho de ver que no podía ser parte de aquella vida hacía que el nudo de su garganta apareciera y...

Las lágrimas no podían dejar de fluir.

¿Por qué el destino obligaba a las personas a no elegirlo a él? ¿Por qué tenía que desaparecer para que todo estuviera bien?

Dolía, dolía demasiado.

LINGUN| AU BINGQIUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora