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Jungkook sale de sus horribles recuerdos del cómo llegó al lugar donde está desde hace años, escucha la voz de una mujer, voltea a verla y frente a su rostro tiene los pechos de aquella señorita.

Quieres ir a un lugar más privado. - dice la chica — Te noto un poco tenso, hace mucho que no venías por acá.
He tenido bastante trabajo últimamente. - acaricia la piel descubierta de la mujer, al momento que empieza a besar su cuello.

No todos conocían el rostro del mafioso, ya que sus apariciones las hacía portando una máscara, algunas ocasiones antifas color negro incluso blanquecinas, pero solo en casos especiales utilizaba un disfraz completo representando una monja.

Antes de tomar sus vacaciones, se encargó junto con sus aliados el destruir el dominio de uno de sus enemigos el cuál fue reportado y televisado.

Recibe una llamada de su compañero Seo Changbin, se pone de pie y camina a la orilla de la sona VIP del lugar.

Esperó sea importante. - contesta Jeon un poco exaltado.
Has visto las noticias, creen que eres un chino. - dijo Seo riendo.
No, y no se porque me creen un chino si mi rostro no han mirado, eso era todo? Es la puta media noche y me hablas para esto, tengo mejores cosas que hacer Seo, acaso tú no?
Solo quería molestarte un poco hombre, eres muy amargado sabes también debes de reírte un poco. - contesto divertido.
Voy a terminar esta puta llamada y espero no me molestes más porque tengo que ir a follar. - y simplemente finalizó la llamada.

Jungkook toca sus cien mientras observa la parte de abajo, a los jóvenes bailando al ritmo de la música. Sus ojos pasean de un lado a otro como si buscarán algo o a alguien.

A lo lejos una cabellera rubia roba toda su atención. Se quedó admirando al chico dueño de ese pelo rubio, medio alto con labios gruesos, por un momento se vio a sí mismo comiendo y lamiendo esa misma boca.

Aturdido por sus pensamientos los disipó con tomar de un solo trago su bebida. Intentó desviar su vista a otro lado pero le fue imposible siempre volvía con ese chico rubio que actualmente se encontraba bailando en el centro de la pista sólo.

No es que Jungkook fuera un hombre homofóbico, sus socios tenían parejas que eran hombres, si no, que nunca un hombre había llamado su atención, ni siquiera una mujer de las tantas que había tenido le provocaba el más mínimo de querer tener su mirada puesta en ellas.

Se alejó de dónde estaba y fue a sentarse a la barra pidiendo otro trago, de su mente no salía el rostro ni el cuerpo de aquel hombre.

Fin de Semana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora