Intervenir

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N/A: Una disculpa por la tardanzaaaa. Ojalá lo disfruten!!

Takemichi corrió a la azotea, por no decir que huyó de la habitación. Estaba seguro de que Yume se había dado cuenta de su pequeño descuido.

Es que, simplemente no era capaz de creer que Mikey le regaló el uniforme con el que creo la Tokyo Manji. Y después de lo que pasó en el hospital, cuando pudo abrazarlo y arrullarlo para consolarlo, percibió el aroma del rubio. Entonces se dijo que, si de verdad era su viejo uniforme entonces debía de tener su olor, ¿no?

Justo con ese pensamiento fue que sus brazos se movieron involuntariamente. Para su fortuna, recordó el lugar en dónde estaba y con quién estaba. Por Yume no tenía problema, de todas formas, ella era capaz de ver a través de él como si fuera de cristal, y era la persona a la que le contaba todo. Pero Draken, ¡Dioses! ¿Qué pensaría Draken si de repente él se llevaba la ropa de su mejor amigo a la cara para olfatearla? Definitivamente pensaría que es un pervertido.

Así que, le dio las gracias a los cielos porque el trenzado no se diera cuenta de su desliz y le diera una oportunidad para escapar. Porque Yume se dio cuenta, claro que lo hizo y prefería dejar su interrogatorio para más tarde.

No tuvo problemas para subir, por las escaleras de emergencia, directo a la azotea del hospital.

La puerta se encontraba semi- abierta.

Ya afuera se encontró con Mikey, recostado con los brazos como almohadas, en una parte elevada del techo, en las ventilas. Takemichi se acercó.

- Mikey. - Lo llamó risueño, parando de caminar a unos pocos metros de donde estaba recostado.

- Sigo un poco inquieto. - Fue su respuesta, sin saludo ni voltear a verlo. - No dejo de pensar en algo. - Se levantó sobre las ventilas, mirando hacía los edificios contiguos al hospital. - ¿Por qué Hanma intentaría matar a Kenchin? ¿Por qué incitaría a Kyomasa y sus lacayos para atacarlo? Y el mayor misterio de todos, son ustedes. - Por primera vez Mikey le dirigía la mirada. - Tú y Yume que saben todo sobre nosotros, incluso parecían saber sobre el ataque a Kenchin e hicieron de todo para impedirlo. También supieron como encontrarnos en los almacenes y parecían saber que algo muy malo iba a suceder. - La mirada que Mikey le daba, le congelo la sangre. Era como si esos ojos obsidiana desearan escarbar en su alma para encontrar todos sus secretos. - Ya dime, ¿Quién eres? Takemichi Hanagaki.

Takemichi se sorprendió, Mikey no estaba utilizando el apodo que le puso. Esto era serio.

No se amedrentó, la verdad era que en todas aquellas situaciones, simplemente terminaron enterándose por casualidad e hicieron lo que siempre hacían: Meterse en problemas y en dónde no los llaman.

Pero, incluso así, realmente no tenía nada que esconder.

Se puso firme ante la mirada penetrante de Mikey y conectó sus ojos con los suyos.

El negro obsidiana y el azul zafiro entraron en contacto profundo. Por unas milésimas de segundos, ambos se perdieron en los ojos del otro.

Entonces, Takemichi le entregó una sonrisa brillante.

- Soy Takemichi Hanagaki, mis amigos me conocen como "el héroe llorón". Soy parte de la Mizo, una pandilla que fracasó, pero se está levantando. - Mikey se vio un poco sorprendido por su respuesta, pero lo dejó seguir. - Tengo mala suerte y suelo estar en problemas por meter la nariz dónde no me llaman. Confío con facilidad en la gente y a veces soy un poco ingenuo. - Se rascó la nuca apenado por esos datos. Yume siempre le decía que algún día terminaría en la bañera de un hotel sin un riñón o un pulmón por ser tan confiado.- Lloro con facilidad y algunas veces soy muy sentimental. Me lanzo descuidadamente a ayudar a las personas. No soy bueno peleando y me han dado muchas palizas. - Dejó su gesto apenado y enserio su mirada.- No soy fuerte, ni genial y mi inteligencia es la de alguien promedio. - Levantó el puño hacía el rubio, ensanchando su sonrisa. - Pero yo nunca me rindo, ni siquiera cuando estoy a punto de morir y, aunque lo haga, yo habré ganado.

La sexta de la MizoWhere stories live. Discover now