Rainy Day: a short story

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Era una fría mañana de invierno cuando me asomo a la ventana salpicada de gotas de agua por la fina lluvia que cae desde fuera. Me había preparado un café con espuma y me lo tomo a sorbos disfrutando de mi bebida caliente, de la que, sale un poco de humo.

Estaba vestida con un jersey calentito de color anaranjado que me abrigaba para esa época del año, además de, unos vaqueros azules. Mientras contemplo la lluvia caer me doy cuenta de que es granizo lo que golpea mi ventana. Suenan truenos a lo lejos y veo un fogonazo de luz que irrumpe en el cielo, relámpagos. 

No hay nadie en la calle azotada por el viento y la lluvia, todo el mundo debería estar en su casa y no pasando frío a lo tonto. Me termino el café calentando así mi cuerpo, ese día me quedaría en casa. Para estar entretenida busco algunas recetas de dulces en internet y cuando tengo las elegidas me pongo manos a la masa. Preparo galletas de canela, rosquillas y un bizcocho de chocolate con nueces. Veo el resultado y me gusta probando un poco de cada cosa. 

Luego de mi sesión en la cocina me doy cuenta de que se me ha pegado harina por todos lados, así que, voy directa a la bañera. Me relajo en el agua con la espuma que se ha formado al combinar varios jabones y de lo cómoda que estoy casi me quedo dormida con una melodía de piano de fondo, pero intento evitarlo sumergiendo mi rostro en el agua. Ese es mi momento más zen. Salgo como nueva y me envuelvo en una toalla de piel, mientras me pongo cremas y una mascarilla para la cara. Para esperar a que haga efecto me hago la manicura y cuando se me secan las uñas me arreglo y seco el pelo. Sesión de belleza y un poco de amor propio. 

Me quito la mascarilla y veo los resultados que hacen que mi piel sea más suave y libre de granos. Con una sonrisa, salgo del baño y me visto con lo más casual que tengo, una camiseta elegante, falda con volantes y medias que definen mis curvas. No es por presumir de cuerpo, pero me veo muy bien.

Después de mi sesión de belleza decido ir al centro comercial en coche, es lo más sabio cuando está lloviendo fuera. Cojo un paraguas y dinero y bajo al garaje. Pongo en marcha un coche azul marino y me subo en él. Que conste que es mío y no lo estoy robando. Salgo y me dirijo por la principal, paso por varias glorietas, giro a la derecha, luego a la izquierda y todo recto hasta que llego a mi destino.

Paso el día allí, mirando tiendas y comprando para el fondo de mi armario, decido darme un descanso y me paro a comer en una hamburguesería donde las hacen con doble queso, como a mí me gustan. Después de la comida veo un par de tiendas más y compro zapatos. Miro la hora y pienso que sería buena idea ir volviendo a casa. Desando lo andado hasta el parking y tengo que abrir el paraguas porque sigue lloviendo a mares. Me desequilibro un poco por las bolsas de compra que llevo, pero consigo estabilizarme y llegar al coche, guardo la compra en el maletero y me monto en el asiento. Veo por segunda vez el agua cayendo ante mis ojos al otro lado del cristal y me pregunto si saldré ilesa de aquel diluvio.

Cosas que pasan en la vida y sobre mí TERMINADAWhere stories live. Discover now