Las ventajas de un corazón roto

♡Capítulo once♡

El trebol: es el símbolo de la buena suerte y quien lo porte, traerá fortuna.

...

Owen

Creí por un instante que morirá en la soledad de aquel pasillo, que la agonía de aquellos recuerdos amargos me consumiría hasta caer en un profundo abismo de tristeza, sin embargo, no fue así, porque Enora llegó, iluminando todo como un pequeño rayo de luz lunar.

Ella me salvó de caer otra vez.

Verla ahí, sentada a mi lado, disfrutando de la orquesta sinfónica mientras en sus ojos se formaban unas pequeñas estrellas entusiastas, llenas de ilusión, me confirmaban lo increíble que era como persona.

Estaba feliz de verla feliz, estaba feliz de estar aquí con ella, estaba feliz por haber mostrado una parte de mi y por dejar que se quedara.

A diferencia de muchos, no me juzgo, me vio con otros ojos, se arriesgó a ayudarme con un beso...un beso.

《¿Cómo lo hizo?》

Con un roce de sus labios detuvo el infierno por el que estaba pasando, me olvidé de todo lo que me atormentaba por cinco segundos y me enfoque en ese torpe pero tierno beso.

¿Un beso puede calmar una tormenta interna? Porque de ser así no significa que me hubiera gustado, ¿o sí?

-Owen...

La voz de Enora me hizo voltear a verla, encontrándome otra vez con su ceño fruncido, señal de preocupación.

-Lo siento, estabas distraído, temía que volvieras a tener otro ataque.

-Si así fuera, ¿me volverías a besar?

Ahí estaba, otra vez su nerviosismo que tanto disfrutaba causar.

-Si es lo único que funciona, si.

-Entonces, creo que estoy teniendo otro.

Esperaba que lo tomara como una broma, en cambio, su sonrisa desapareció de inmediato y sus ojos volvieron a mostrar temor.

-Estoy jugando, Enora, me encuentro mejor, mucho mejor -apreté con suavidad su mano, demostrándole que hablaba enserió -no tienes de qué preocuparte.

Le sonreí con confianza, ella lo tomó como una respuesta definitiva antes de regresarme el gesto; devolvió su atención a la orquesta, fascinada con la presentación, como un niño descubriendo por primera vez las maravillas que escondía el mundo.

-¿Te gusta?

-Me encanta -chilló entusiasmada haciéndome reír nuevamente -nunca había venido a una presentación de orquesta.

-¿Enserio?

-Si. Muchas gracias por invitarme -me miró con sus delicados ojitos achinados por la enorme sonrisa que se formó en sus labios.

-Gracias a ti por venir -conteste, más agradecido que nunca por su presencia.

-¿Podrían callarse? Parecen pericos chismosos -habló Rowdy atrás de nosotros con sus ojos cerrados, por supuesto, intentando conciliar el sueño.

-Se supone que deberías estar despierto disfrutando del espectáculo -lo desafío Enora, volteandose hacia el.

-Y ustedes se supone que deberían ser solo amigos, pero, ambos decidimos incumplir las reglas por unas horas -atacó Rowdy aun recostado en su asiento.

-¿Amigos? ¿Así como mi tía Hillary y tú? -comente sobre mi hombro, logrando que de inmediato se acomodará en su asiento, rígido.

-Cierra la boda pinkie pie -dijo inclinándose hacia adelante.