Capítulo 12: Vainilla

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Comenzamos a comer hablando solo de vez en cuando, lo cual era de esperarse la verdad, ya que a JiMin le gustaba el silencio y yo comenzaba a agarrarle el gusto también.

Estaba sentado en un banco junto al suyo, terminando el resto del café dalgona que decidió hacer, diciendo que era una de sus habilidades culinarias, algo que no pude negar, ya que le había quedado muy bueno.

Nos mantuvimos de esa forma, hasta que repentinamente siento como su mano izquierda se dirige a mi muslo desnudo, el cual aprieta levemente.

—¿Te gustaría unirte a mi en el baño, JungKook? — pregunta en voz baja, depositando un suave beso en la comisura de mi lleno labio inferior, haciendo que mi corazón se acelera con fuerza al sentir la suave esponjosidad de esos labios.

—Me encantaría, señor Park.— respondo, fingiendo tranquilidad.

—Entonces, ven conmigo.

Toma la taza verde de mi mano, colocándola en el mostrador junto a la suya, seguidamente se pone de pie y me tiende su mano, la cual agarró sin pensar. Sus dedos se enroscan, entrelazándose con los míos, para guiarnos al cuarto de baño en donde estaríamos.

Caminamos en silencio, pero puedo sentir como su pulgar acaricia a ratos la piel de mi mano, enviando descargas eléctricas a través de todo mi cuerpo, enfriándose y dejándome afectado.

Sus dedos sueltan los míos tan pronto entramos al cuarto de baño, que poseía una enorme bañera hecha de piedra ovalada de color blanco, donde el y yo probablemente cabríamos juntos sin problema alguno por el espacio.

—Quítate la ropa, JungKook.— me ordena, mientras que me voltea hacia él.

Oh, y la vista fue un regalo divino.

Estaba desnudo frente a mi, por lo que me deleito en recorrer su cuerpo, con pequeñas motas entintadas regadas en diversas partes de su cuerpo, aunque mi favorita era la de "Nervermind". Mis ojos observan cómo su cuerpo incluso parecía delicado, con curvas perfectamente diseñadas, detalles que me dejaban sin aliento, aunque se que a cualquiera dejarían de la misma forma.

JiMin tenía aires andróginos, pues su cuerpo estaba diseñado con rasgos tanto masculinos como femeninos que lo complementaban de tal forma que comparado conmigo, su cuerpo era una compleja obra de arte tan estrechamente intrincada con características suaves y claramente femeninas, mientras que otros rasgos eran duros, afilados y fuertes que sin lugar a dudas solo podrían pertenecer a un cuerpo masculino.

JiMin sin dudas era una obra de arte tan bien hecha, que su valor no podría ser cuantificado.

Inevitablemente mis ojos nuevamente vagan hacia su tatuaje más prominente, esas costillas decoradas con el "Nervermind" ¿A que podría referirse? ¿Acaso había pasado por algunas situaciones en que había tenido que aprender la importancia de esa palabra?

Él se acerca, quitándome la ropa rápidamente, desvistiéndome por completo en segundos, ya que a fin de cuentas apenas llevaba algunas prendas encima.

Al estar desnudo, siento como JiMin también comienza a observarme de la misma manera que yo lo había estado haciendo no hacía más de un minuto. Sus afilados ojos azules parecían hacer arder la piel que recorría su mirada, transmitiendo un deseo voraz, tanto que me sentía tan... Hermoso y deseable.

JiMin se me acerca, y me da un breve beso en los labios, antes de alejarse para abrir el grifo de la pared de azulejos azules, el cual abre por completo.

Rápidamente agrega aceites de baño, algunas sales que tienen aspecto costoso y que desprenden un aroma bastante exquisito.

Él me mira con esos impresionantes ojos azules.

Cincuenta Sombras Azules [BDSM] • En Emisión •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora