23: ¿Eliges al perverso inmortal o al eterno romántico?

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Todos necesitamos una canción que nos salve de nosotros mismos, un libro que nos pierda y un beso que nos mate; para que valga la pena.

Elena Poe.

{Capítulo 23}

Sophie Miller

Tiempo presente...

Mi cuerpo estaba apoyado completamente en su pecho, todo el peso que se había incrementado con los meses en mí, Fabio lo estaba aguantando mientras me removía incómoda y algo agitada en el sofá. Digamos que después de ese apasionante beso, justo como prometió, encargó unas pizzas de jamón con piña y extra de queso y varias cajas de jugo de frutas; para mí manzana y piña, él por otra parte decidió beber un extracto de guanábana que sinceramente no tenía el sabor de algo que me llegara a gustar, pero me agradaba ver el rostro de Fabio cuando le daba un bocado a la pizza y luego saboreaba la bebida.

Mientras él colocaba las pizzas en dos recipientes yo me encargué de poner en el televisor mi serie preferida, sí, exacto, ya había visto repetidas veces esa temporada, ese capítulo, pero yo soy de esas chicas que siempre vuelven a sus programas favoritos; aunque tenga cientos de cosas nuevas por ver. Fabio se acomodó en el sofá, extendiendo sus largas piernas a lo largo del mueble y yo me puse entre sus muslos; segundos después le di play al capítulo.

Entre mordiscos, risas, patadas de las gemelas transcurrieron treinta y seis minutos. Mi estómago pulsaba con cierto dolor, o más bien nerviosismo. Damon Salvatore tenía el poder de hacer que no lo odiara a pesar de que hizo muchas cosas horrendas a lo largo de su vida. Era una especie de amor odio por ese personaje que no me dejaba pensar con claridad. Todo de él me atraía, me gustaba su rara forma de amar, su sarcasmo, la rivalidad con su hermano y sobre todo lo jodidamente caliente que se veía cuando se trataba de Elena. Y aquí estaba yo, con las manos en el pecho, escuchando la más hermosa confesión de amor, mientras Fabio sobaba mi piel.

«Sé que amas a Stefan. Y que siempre será Stefan».

Mi corazón se arrugó y sentí que dejó de latir. Elena se acomodó al lado de Damon, mientras ambos estaban sobre una cama. Sus manos se entrelazaron y las miradas de ambos comenzaron a gritar que se necesitaban. Damon la rodeó con sus brazos y le susurró en su oído: «Pero yo te amo» Chillé sobre el sofá provocando que Fabio se asustara y pusiera una cara muy chistosa. Me reí acongojada y lo miré por unos minutos hasta que su semblante volvió poco a poco a ser el de antes. Después, cuando el capítulo terminó él le puso pausa al video y comenzó a formular una serie de preguntas en su mente.

—Vamos, suelta ya lo que tienes atorado en la garganta —le dije sentándome frente a él, mirándolo fijamente a los ojos, esos ojos que parecían que estaban acumulando una tormenta de lo intenso que era capaz de verme.

—No te rías de mí, ¿vale? —Asentí para verlo llevar sus dedos a su barbilla— No puedo entender cómo puede gustarte más Damon que Stefan. Recuerdo que cuando estábamos en España vimos esta serie un par de veces, y siempre te emocionan las mismas escenas con Damon, incluso has llorado por él. Pero desde mi punto de vista, Stefan es mucho más protector, menos alocado y siempre se ha preocupado por ella; no como tu predilecto que ha intentado hacerle daño de todas las formas posibles para al final darse cuenta que estaba enamorado.

Solté una carcajada y luego me puse seria al ver que había desobedecido lo primero que me había pedido, Pero es que... ¿Cómo iba a reaccionar después de escuchar sus deducciones? Que podía tener razón, quizás, pero no iba a aceptar a Stefan por encima del villano que logró enamorarnos a todas.

Slave To Him (Trilogía Slave, Libro 3)Where stories live. Discover now