Capítulo 2: El campamento de Atur

94 17 7
                                    

Deseé no despertar hoy porque no tenía ganas de ir a estudiar, anhelaba ser Caballero, pero no me gustaba estudiar.

Desgraciadamente, Hann vino a despertarme a altas horas de la mañana y toda empanada me senté a la mesa junto con mi hermano, mi madre y mi padre y desayunamos tranquilos.

–¿Me pasas eso...?–Pedí dormida –.

–¿Eso qué es? –Preguntó el borde de mi hermano pasándome las tostadas con mantequilla–.

–Gracias. –Agradecí sonriéndole–.

Exactamente, lo que me dio mi hermano era lo que quería, pasábamos la mayor parte del tiempo tratándonos con bordería, pero en realidad ambos nos queríamos mucho, creo que en todas las familias es igual.

Hoy no quería ir tan arreglada. Al acabar de desayunar me cepillé los dientes, lavé mi cara y después fui a mi habitación para estar aproximadamente unos 10 minutos mirando al armario, embobada, sin saber que prenda agarrar.

–Esto me pasa por no prepararme la ropa ayer. –Dije hablando sola cuando de pronto mi hermano entró a la habitación–.

–Loca, te dejo aquí la ropa que lavó mamá.

No dije nada al respecto, pero en realidad él era el que hablaba más solo de los dos, se las pasaba en la panadería haciendo pastas hablando solo y después me llama a mi loca, tiene narices. ¿Quizás es porque él es un año mayor?

En fin, si seguía así llegaría tarde, agarre cualquier cosa y me la puse rápido. Después volví a ir al baño, me peiné el pelo con mi peine de bambú, lo moje un poco, me mire al espejo y volví a mi habitación para ponerme los zapatos y agarrar la bolsa con el material.

A la hora de salir pase por la cocina para agarrar el almuerzo y salí por la puerta.

–Buenos días. –Dije al ver a Jenna justo al lado de la puerta de mi casa–.

–Buenos serán para ti... Me daban ganas de no ir, estoy realmente muy cansada.

–Me pasa igual, pero es lo que toca. –Dije encogiéndome de hombros arrancando a caminar – ¿Te enfadaste mucho ayer por lo de Cameron?

–No la verdad. Lo entiendo. Pero si quedaba con nosotras era para ir con nosotras, que quede con Derek más.

–¿No quedan lo suficiente?

–¿Qué si no quedan lo suficiente? –Preguntó con ironía riendo – Quedan a cada hora de cada día.

Caminamos un poco rápido porque íbamos tarde y al fin llegamos. Nos paramos a contemplar la alta fortaleza como si nunca la hubiéramos visto.

–No quiero entrar.

–Te aguantas. –Dije agarrándola del brazo y arrastrándola a dentro–.

La dejé en su clase y me despedí con un cálido abrazo.

–Pásalo bien. –Dije sonriendo–

–Ya claro...

Después fui hacia mi clase, realmente yo tampoco tenía muchas ganas de ir, pero es lo que tocaba, al abrir la puerta vi que aún no había llegado el enseñador. Estaban todos hablando, pero justo cuando abrí la puerta la clase quedó en silencio absoluto.

Entré segura y me senté en mi sitio.

–Buenos días, Janice. –Dijo mi amiga Loraine al sentarme en el pupitre–.

–Buenos días, ¿sabes si hoy tenemos fabricación? –Pregunté sacando mi libreta–.

–Creo que sí, pero no me apetece hacer nada.

Tropas de Flor de LisWhere stories live. Discover now