CAPÍTULO 16

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Habíamos llegado a Londres, Rose era la más feliz por conocer la ciudad, la primera cosa que quiso hacer fue tomarse fotografías en esas cabinas rojas. Se saco tantas fotos como nuestros dedos aguantaron, y en todas se veía magnifica.

Pero de igual modo teníamos que venir al torneo en Wimbledon. Acababa de terminar el juego y había ganado como era de esperarse. Perdí de vista a mis amigos para centrarme en los hombres frente a mí.

—Bien hecho, Carter.

—Gracias.

—Ahora tienes que tomar la decisión —aclaró el rubio con una camiseta blanca y un Rolex en la muñeca —. Tienes un torneo en Australia, será uno muy importante. Luego tendrás otros en el mismo lugar, quizás estes ahí por dos o tres semanas.

—Eso logrará que ganes puntos, te hará notar y resaltar —explicó el hombre con cabello afro a su lado.

—Te queremos en Sídney —afirmó el moreno a su lado.

—Así es, y si ganas las competencias próximas queremos que te quedes ahí por una larga temporada hasta que puedas clasificar y competir en Wimbledon como uno de los mejores.

—¿Cuánto tiempo? —pregunte sentándome en la mesa al lado de Dominik.

—Dos meses.

—Woah —suspire pasándome las manos por el pelo.

Era mucho tiempo, eran dos meses en que estaría al otro lado del mundo, dos meses en que no iba a ver a Rose. Dos meses que podrían volverse más tiempo.

—Luego tienes que mudarte —señalo el rubio —. Tú decides, el contrato esta frente a ti, puedes firmar.

—Pero solo es por los dos meses —clarifico el de cabello afro.

—¿Qué pasa si no gano en esos dos meses? —mire a los tres que tenían risas de confianza entre ellos.

—Nuevas competencias hasta que puedas ingresar a la federación.

—Solo dos meses —susurré a mis manos.

Se quedaron en silencio con los ojos sobre mí. Me pase otra mano por la cara tratando de tomar el lapicero al lado del contrato. El entrenador repiqueteo los dedos en la mesa sin dejar de ver al frente como si no le importara mi decisión.

Bueno, serian dos meses, quizás y lograba arreglar muchas cosas.

—Aceptare —confirme firmando —. Dos meses en Sídney, esos dos meses dependerán de la última decisión.

—Excelente Carter —me sonrió el rubio.

—¿Tienes novia? —cuestiono el moreno.

Asentí tembloroso a medida que ellos devolvían los documentos a un maletín y me preparaba para salir de la oficina.

—Si ganas en esos dos meses, deberías terminar esa relación. Es solo una recomendación.

—Claro —musite apretando los puños —. El contrato dice que puedo tomar otra decisión dentro de la semana.

—Es para que lo pienses mejor, si la semana se termina, no habrá cambios.

—Bien, espero que los siguientes contratos sigan en esos términos —pedí con algo de nervios.

—Lo que sea por usted, Carter.

Me volví a la puerta mirando a Dominik que disimulaba su sonrisa y tras ello salimos de la oficina escuchando los murmullos de las personas, sus gritos, los aplausos, esos vitores que venían de otras canchas.

El chico de la raqueta azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora