Perdido

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“Solo acepta, profesor. No te arrepentirás” ese mensaje había resonado en Jimin toda la noche, no entendía como aquel chico sabía exactamente lo que él hacía, tenía miedo de los sentimientos que surgían en él con solo escuchar su voz o ver su nombre en el celular. El día libre sería de buena ayuda para tratar de despejar su mente de todo lo que le acechaba. Odiaba sentirse débil y vulnerable ante los ataques de aquel joven.

Por dicha para Jimin , era fin de semana y no tendría que verle la cara a Jungkook, iba a realizar las compras y la limpieza de su casa.  No deseaba tener que ver aquella cara cínica haciéndolo perder el control de sus emociones. Él había huido de su familia en cuanto cumplió los diecinueve años,  quería algo diferente a lo que ellos hacían, ser capaz de vivir de una forma honesta y limpia, sin embargo sus padres habían hecho de todo para que no consiguiera un buen empleo. Observó todos sus atuendos seleccionando el más cómodo, una camiseta con un emoji de felicidad, un pantalón de chándal y unos tenis. 

Salió de su casa observando el buen clima en la ciudad, el sol se veía impresionante y no quemaba demasiado, sin embargo uso su protector solar. Se fue caminando hasta el supermercado que quedaba cerca de su casa, observaba a las familias en los jardines y los niños corretear, siempre deseó una familia hasta que se percató de que los hombres solo la buscaban para cualquier cosa menos romance. Lo peor es que nuevamente un hombre aparecía en su vida y solo para quererlo follar, tomar algo que a veces pesaba demasiado, su virginidad.  Llegó al supermercado y empezó a realizar sus compras, quería tener lo necesario para su dieta, amaba las frutas y llevaba uno que otro dulce. La carne era demasiado esencial y las sopas instantáneas eran una buena opción para cuando debía ahorrar tiempo. Dos horas después, Jimin,  estaba abordando el taxi para regresar a casa. 

Al llegar depositó todo en su lugar y empezó la limpieza, se colocó un short y se quitó los tenis,  le fascinaba estar descalzo en su casa, sentir la frescura del piso en sus pies o la suavidad de la alfombra, para Jimin era lo mejor del mundo.  Su sala de estar era su orgullo, con la luz perfecta para sus tardes de lectura y sus libros favoritos en el estante, no necesitaba más que eso, cuando la terminó de limpiar y ordenar sonrió con satisfacción, pues ya era momento de almorzar. Pensó en que un caldo sería buena opción para recuperar energías por tanto fue a la cocina.

Pese a tener un comedor cómodo y espacioso, no recibía visitas de nadie, pues era un chico con pocas amistades. Pero no sé arrepentía de detenerlo pues era prueba de su esfuerzo, empezó a cocinar un caldo de pollo, le fascinaba el caldo y el asado, amaba poder prepararse su alimento sin interrupciones. Cuando estuvo listo, se sentó a comer, sin embargo la interrumpió un llamado a la puerta, se levantó y se dirigió a ver quién podría visitarla, era un repartidor.

Abrió y este le entregó una caja, le agradeció y al abrir la caja encontró un vibrador con una nota. "Para que sueñes conmigo cuando lo uses. Tuyo Jungkook"  La furia lo invadió, no entendía como aquel chico se tomaba aquellas atribuciones que no le competían, lanzó el paquete lejos de él sintiendo vergüenza por aquel aparato, que en su vida jamás había pensado en comprar.

Jimin tomó el celular y envió un mensaje a Jungkook. Le irritaba  lo molesto que solía ser que él conociera tanto de él, se sentía perdido ante los acosos del jovencito. Esperaba que entendiera por fin que estaba siendo  un completo desubicado, así que se lo diría de frente.  Terminó su comida y después de darse una ducha, se vistió con lo más cómodo y salió. No le importaba arreglarse para él, quería que él se desilusionara de su imagen. Había elegido un lugar público tratando de que no hiciera ninguna estupidez, sin embargo no contó con que era un día domingo y el parque de ese sector estaba vacío, con una que otra pareja en el lugar.

Se sentó en una banca frente a la fuente, colocó la caja con aquel objeto a su lado con las mejillas rojas y con temor de que alguien descubriera lo que llevará,  se sentía un poco nervioso por lo que pudiese resultar de esa conversación, la hora del encuentro llegó y no veía a Jungkook por ningún lado. Odiaba a las personas impuntuales, más cuando eran unos cínicos y sin vergüenzas. "¡Idiota! Cree que por su linda cara voy a estar esperándolo." Pensó molesto por las acciones del menor. Se levantó dispuesto a irse, pero cuando pasaba por unos arbustos fue arrastrado por un hombre. Abrazo la caja pensando en las Miles de cosas que podrían pasar si su perpetrador descubriera su contenido. Jimin quiso gritar, pero su boca fue cubierta por la mano del hombre quien luego le susurró.

Under My Skin In The Twisted WorldWhere stories live. Discover now