Capítulo 10

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Narrador omnisciente

Los ejecutores del rey demonio contentos con el trabajo que habían realizado, llevaron a sus objetivos hacia una celda de máxima seguridad donde de una u otra manera le sacarían la información necesaria. Sin embargo, tenían que esperar que despertaran ya que estaban inconscientes.

Por lo que Joa, se mantuvo con los prisioneros mientras Zac salió a buscar al rey, puesto que él deseaba estar presente a la hora del interrogatorio. Como siempre se dirigió a la oficina por un pasadizo secreto para que la familia real no se enterara sobre el plan, ya que al rey le gustaba la confidencialidad sobre algunos asuntos no quería que se mezclara con su familia.

Cuando estaba frente a la puerta, tres veces toco con sus nudillos y espero a escuchar el característicos permiso de su majestad.

—Adelante—esa voz llena de mando y autoridad estremeció a Joa, quien siente un gran respeto y aprecio por su rey.

Una vez estuvo frente al rey, el mismo se puso en pie y no fue necesario proferir la pregunta que su mirada realizaba. De manera, que Joa solo asintió por lo que su majestad palmeo su hombro derecho.

—Buen trabajo, mi viejo amigo. Ahora vamos a conocer a este desconocido. —menciono antes de dirigirse junto con su ejecutor hacia uno de los lugares mas seguros e impenetrable que se encontraba en su territorio, donde los interrogatorios más sangrientos se han dado cita en el mismo.

Como siempre el rey camino hasta un tramo que pocos transitaban, para después subir al vehículo que los esperaba para llevarlos a la parte este del territorio. Una vez llegaron al punto exacto, donde solo había unas cuantas cabañas se adentraron a la mas antigua, sin embargo, eso solo era una fachada ya que era un engaño óptico, porque por fuera parecía vieja, pero por dentro distaba mucho de serlo. Fueron hasta el sótano, y una vez allí, abrieron la puerta secreta que solo pocos conocían como se tenia acceso. Cuando la puerta regreso a su lugar, dejándolos encerrados en otro compartimiento, entonces se guiaron de una escaleras subterráneas. Mientras mas avanzaban mas la oscuridad se hacia presente, si no fuesen demonios se les haría difícil poder ver, a pesar de que los seres sobrenaturales tienen visión nocturna, los demonios poseían una mejor visión entre las sombras mientras más oscuridad mejor podrían ver.

Llegar a donde querían no es tarea fácil, pero como conocen cada tramo les resulta sencillo. Otro en su lugar, ya habrían estado muerto para este momento por las trampas que hay en todo el derredor, un pie en falso y podría explotar o ser capturado.

Cuando llegaron al ultimo filtro de seguridad, un ejecutor le dio el acceso a la celda de contención de los prisioneros. Grande fue la sorpresa de ellos cuando al mirar en la jaula, uno de ellos estaba sentado en el piso como evaluando todo a su alrededor.

—Así que ya estas despierto—menciono el rey demonio, llamando la atención de la máquina quien aún se sentía un poco mareado por el golpe que le asestaron, y porque olía que le habían inyectado una sustancia en su cuerpo. Sin embargo, por dentro sonreía ya que ellos creían que con eso lo harían hablar, pero ya él era inmune a esa sustancia de la verdad. Puesto que Don siempre entrenaba a sus especímenes, como a veces el los llamaba, con esta droga para que si un día se encontraran en esta situación no pudieran revelar nada de sus planes. Podría considerarlo un idiota, pero era astuto el condenado.

—¿Quiénes son ustedes y que hago aquí? —cuestionó con enojo Dareck.

—Muy pronto sabrás quienes somos. Pero antes queremos saber de ti. —en la mirada del rey se podía reflejar todo el tormento y dolor que era capaz de provocar. De modo, que la maquina entendió que para llevar a cabo esta misión debía ganarse la confianza del rey demonio y para ello debería defenderse.

Al estilo del rey demonio su prisionero fue llevado a otro lugar, donde comenzaron a interrogarlo. La Yeisir se descontrolo al escuchar que este sujeto no recordaba nada de la noche que se casó con su hija, que solo tenia en sus recuerdos haberse despertado en un cuarto de hotel que no era el suyo y al lado de una joven que no observo mucho. Además, de que inmediatamente se retiro de la suite. El demonio más sanguinario no podía creer que su niña paso por todo eso y que el no estuvo presente.

Con el interrogatorio se había dado cuenta que el muchacho era inocente, pero tenia que darle una lección que no olvidaría por irse sin darle una explicación a Adria. Puesto que podrían haber disuelto el matrimonio, aunque entendía que seria absurdo ya que algo mas que un papel los unía, su vínculo.

Por lo que el rey se abalanzo hacia Dareck quien como pudo se defendió, sin embargo, este estaba en desventaja porque aún estaba un poco aturdido y Yeisir tenia la rabia de su lado. Joa tuvo que intervenir y parar la pelea, ya que por dentro entendía que no era totalmente justa por el estado de Dareck. De modo, que otros ejecutores lo llevaron a otra celda. Sin embargo, no lo podrían junto con su hermano, ya que tenían que interrogarlo.

Narra Adria

Algo dentro de mi me susurraba que mi padre estaba tramando algo, hace varias horas que no sé nada sobre él y la ultima vez que lo había visto fue en su oficina. No quería preguntarle a mi madre, ya que estaba ocupada con mi hermano. De modo, que fui hacia la corte suprema, pero antes de llegar vi la camioneta que es utilizada para llegar a la oficina de seguridad.

—Así que debes de estar allí, papi. Pero ¿por qué iría a ese lugar? —me cuestiono, intentando de darle sentido a esto y es cuando entiendo que mi padre debe haber encontrado al sujeto con quien me casé. Sin embargo, ¿por qué lo tendría en ese lugar?

Solo hay una forma de saberlo. Pensé mientras ingrese a un baño del primer piso, y buscando en mi memoria un lugar especifico de la oficina de seguridad me transporte. Abrí mis ojos sorprendida cuando unos brazos me apresaron entre la pared y su cuerpo caliente. Pude ver la rabia descrita en sus ojos, sin embargo, no fue lo único que vi estaba lleno de moratones y heridas en su rostro, además puedo intuir que no es el único lugar.

—¿Qué es lo que quieren de mí? —su voz es ruda y ronca, era evidente su desprecio por mí—No los entiendo me secuestran, me golpean y ahora permiten que una mujer entre a mi celda. —su confusión rivalizaba con la mía.

—No sé que haces aquí. Pero ¿podrías soltarme? —no se que sucede conmigo, he intentado transportarme, pero algo me mantiene clavada en este lugar y su mirada me tiene cautivada.

—¿Por qué debería hacer eso? Si te enviaron a mi es porque quieren algo y quiero saber que es.

—No. Llegue aquí por error.

—Sí, claro. Igual que yo me golpee yo mismo, y de casualidad llegue hasta aquí.

—¿Quién eres? —le preguntó—Tal vez, de esa forma podría saber qué haces aquí o de lo contrario averiguar.

—¿Ja, como podrías obtener esa información?

—Porque tengo contactos.

—Sí, claro. —menciona, para luego quedarse callado y se queda mirándome a los ojos por un largo rato. Me suelta y se aleja de mí.

—¿Sí te digo quien soy, me ayudaras a Salir de aquí?

—Sí. —afirmo, para después escuchar un murmullo que me informa que alguien viene para acá y no me pueden ver aquí. —Dime antes de que me vaya, no me pueden ver aquí.

—Soy Dareck Crane.

Al escuchar su nombre me sorprendo de que por fin tengo ante mí a mi desconocido esposo, en este momento quiero pegarle, exigirle una respuesta o escuchar su versión. Ya poco me importa que me descubran aquí, pero involuntariamente soy transportada hacia mi habitación.

¿Qué rayos fue eso?

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