Capítulo 11

9 1 0
                                    

Narra Dareck

Varios días después.

Estoy en alerta por cualquier movimiento en falso. Siempre imagine que ganarse la confianza del rey seria difícil, pero nunca imagine la magnitud. Ni siquiera he podido cerrar bien mis parpados, porque sus ejecutores entran a mi celda y como si fuese una coreografía se abalanzan sobre mí, de modo que con uñas y dientes he tenido que defenderme para poder salir con vida. Ahora todo cobra sentido de porque Don eligió dos de los más fuertes para esta misión, ya que Dillon ha estado a la altura de la situación, a pesar de que nos tienen en celdas alejadas por mi audición desarrollada escucho cuando van a su celda.

Esquivo una daga que fue lanzada desde el lado izquierdo, el sonido metálico al chocar en la pared y caer en el suelo me hace consciente del nuevo retador que entra sonriente a la celda. Se que su objetivo no era matarme, mas bien es asustarme. Pero lo que aun no entienden que solo le temo a una sola cosa y es perder mi familia, de resto me vale todo. Permito que se acerque y que me aseste unos cuantos golpes, mientras analizo su forma de batalla, una vez descifrado contrarresto sus movimientos. Alcanzo a darle una patada que lo envía hacia los barrotes, y el golpe seco de un cuerpo rebotando con fuerza llena el espacio. Ya me estoy cansando de jugar, por lo que con mi rapidez y fuerza voy hacia delante cargando todo mi peso sobre él, de manera que escucho varias de sus costillas fracturarse, y un grito agudo y sibilante inunda mis tímpanos.

Escucho los pasos apresurados de los demás ejecutores, antes de poder reaccionar siento una aguja incrustada en brazo. Los malditos otra vez me acaban de drogar. Lo ultimo que veo es la sombra de los demonios corriendo hacia mí y la voz de uno de los jefes mencionar que el rey demonio viene hacia acá.

Una vez más cuando despierto me encuentro esposado en una celda diferente, encima de una minúscula cama que solo me sirve para sentarme. Aun me siento muy mareado, pero soy consciente de que no estoy solo en este lugar. Levanto mi rostro encontrándome con la chica de la otra vez, mi querida esposa, la cual me escudriña con curiosidad.

—¿Estás bien? —su pregunta me desconcierta—Bueno, obviamente no estas bien. Pero lo que me sorprende es que a pesar de todo estas mejor que los ejecutores de mi padre.

Me quedo observándola, ya que mi lengua se siente pesada y se que no me saldrán palabras coherentes.

—Me intrigas, ¿sabes por qué? —me quedo en silencio y ella sigue hablando, con su voz tan suave como si temiera que la descubran aquí—Porque has sido el mejor oponente para parte de los mejores ejecutores de mi padre. Lo has enviado uno a uno a cirugía, ya sea por un brazo fracturado, costilla, pulmón perforado o cualquier otro hueso dislocado, sin embargo, solo te han hecho cortes menores. A pesar de que has dormido poco. —Hace una pausa, mientras sigue escudriñándome detenidamente como si con eso pudiera encontrar la respuesta que está buscando— No sé de dónde eres, y cuál es tu clan, pero si de algo estoy segura es que mi padre escarbara hasta debajo de las piedras para encajar esa pieza que falta.

Es lo ultimo que escucho de su dulce voz antes de que desaparezca. Al parecer el rey demonio no es el único que debo ganarme su confianza, Adriá se esta haciendo preguntas que no me conviene.

Después de unos largos minutos, la puerta de la celda se abre y me preparo para accionar. Pero el rey demonio entra solo y me hace señas para que me siente.

—Llego el momento de que hablemos, Dareck Crane. —Menciona Yeisir, mientras lanza unos papeles sobre el escritorio— Espero que me hables con la verdad. De ti depende que te mantengas con vida. Se que la droga que te dimos dejara de hacer efecto en cinco minutos, pero quiero que pienses bien en las consecuencias de mentirme.


—Joa, tráele agua a nuestro querido invitado de honor—el segundo en mando entra con una botella de agua y me la pasa, mientras se sienta en la otra silla al lado del rey demonio—Quiero saber todo de ti, no dejes ni una coma sin mencionar.

—Esss...tá bi...en—respondo con dificultad, preparándome para la historia que Don me escribió—Soy hijo de un demonio y una loba, por eso tengo rasgos de lobo. No recuerdo como terminé en ese hotel con su hija...

—No quiero más de tus mentiras, quiero que me digas la verdad. Simplemente la verdad, Dareck.

—¿Quiere la verdad? —lo observo con atención —Pues yo quiero saber que va a hacer conmigo, ¿Por qué todo esto?

—Porque te casaste con mi hija, y ahora debo presentarte como mi yerno ante el pueblo. Fingir como que te conozco y, sobre todo, aplacar los murmullos de mi gente. Pero lo que no sé, si es mejor matarte y salir de todo este embrollo, ya que puedo inventar cualquier tipo de accidente. suspira—Sin embargo, siento que hay algo más aquí y necesito saber que es. Joa, inyéctale el suero de la verdad.

Veo como se acerca el segundo al mando y me coloca el suero de la verdad, lo permito porque no me hace efecto y porque quiero que crean en mí. Después de que esperaron que hiciera efecto, comenzaron a interrogarme y respondí a todas sus interrogantes. En un momento el Rey demonio, pidió privacidad y seguí contándole todo.

—Dareck, te dejaré descansar. Pero más tarde, te llevaran a una casa donde serás vigilado y espero que estes diciendo la verdad. Mas adelante, tendremos que poner en marcha la presentación al pueblo.


Narra Adriá

¡Otra maldita vez me transporto sin querer! Algo esta sucediendo, porque no es normal. Me siento en mi cama mientras analizo lo inusual de la situación. ¿Cómo es posible que Dareck ha podido vencer tantos ejecutores? Siento que algo oculta y debo averiguar que es.

Me sobresalto cuando tocan a mi puerta. Me apresuro a abrir encontrando a mi madre, quien me anuncia que mi padre me espera en su despacho. Sonrío, emocionado porque mi padre por fin me va a levantar el castigo, puesto que desde ese día no me dirige la palabra y para mí es sumamente doloroso.

Una vez llego al despacho toco la puerta y escucho el adelante que me dirige mi padre.

—Siéntate, por favor Adriá. —menciona mi padre con seriedad. Cuando estoy sentada procede a continuar. — Es necesario que sepas que tu esposo está en el territorio.

Lo miro sorprendida, más bien haciéndome la sorprendida ya que él no sabe que tengo conocimiento de ello.

—Me contó como pasó todo, y que al igual que tú no recuerda como terminaron casados.

—Pero como es posible, ¿le crees?

—Mi amor, —veo como se levanta de su silla y se acerca a mi—Disculpa, por como te he tratado no tenias la culpa. —dice mi padre, mientras me abraza—Sí, le creo porque dijo todo a través del suero de la verdad.

No contesto nada, simplemente abrazo a mi padre. Es una de las personas mas importantes de mi vida. Puede que Dareck este diciendo la verdad, pero mi mente no está convencida.

—Pequeña, necesito que hagas algo por mí. —menciona cuando se aleja un poco de mí. Asiento, para que continue. —Deberás actuar cuando estes con tu esposo, quiero que el pueblo confíe en sus futuros gobernantes.

—Pero padre ¿Cómo me puedes pedir eso? Es un extraño.

—Un extraño con él cual estas enlazada, y el pueblo no debe enterarse de que esto es una farsa. Necesito que crean que fue amor a primera vista. Recuerda que serás la próxima reina y debes tener alguien en quien confiar, a pesar de que no es la mejor forma para haberse encontrado nada quita que es tu pareja destinada.

—Nunca me imagine que sería de esta forma.

—Tampoco yo mi amor, pero si la Luz de los demonios lo permitió es por algo. Dentro de dos días se hará una fiesta para celebrar tu matrimonio, no podemos mostrar debilidad al pueblo mi amor.

—Lo entiendo, padre. —derrotada me estremezco tan solo de pensar en todo lo que tendré que hacer de ahora en adelante para llevar a cabo esta mentira. — ¿Por cuánto tiempo?

—Aun no lo sé, pequeña princesa. —susurra, mientras me estrecha entre sus brazos, dándome el consuelo que tanto necesito.

Suspiro cerrando mis ojos y aceptando mi destino, debo ser fuerte porque debo velar por mi legado. Ahora resulta que tengo que compartirlo con un extraño.

El legadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora