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La escena que se desarrollaba en esos momentos en los dormitorios de la clase 1A ya era algo común de ver, aún cuando solo pasaba cada cierto tiempo.

Sin embargo para Shinsou y Monoma, quienes habían tenido que quedarse en la habitación de su novio por unos días debido a una fuga de gas en los suyos, fue completamente extraño despertarse esa mañana y encontrarse con aquello.

Izuku corría de un lado a otro, llevando prendas de ropa entre sus brazos en cada ida y vuelta.
Sus feromonas estaban por todas partes, lo que hacía difícil de respirar el aire contaminado.
Y su expresión usualmente tranquila y amable, ahora estaba deformada en angustia y miedo. Los murmullos escapando de sus labios le hacían ver como si estuviera al borde de una crisis.

En pocas palabras, Izuku Midoriya estaba histérico.

─ ¿Qué demonios está pasando? ─ La voz ronca de Shinsou llama la atención de Sero, el cual estaba echado en uno de los sofás de la sala con Kirishima a su lado.

─ Ah, Izuku se está preparando.

─ ¿Preparando para qué? ─ Fue Monoma cuestionando después. Una ceja rubia se elevaba con confusión mientras su mirada estaba fija en el pelinegro que le había respondido a su novio.

Sero no tuvo tiempo de responder cuando los gritos del alfa de pecas les atrajo de nuevo.

─ ¡Te dije que eran las azules, Katsuki! ¡Las azules!

Shinsou y Monoma miraron en shock como aquel reñía al rubio cenizo entre gritos. Un ceño fruncido muy pronunciado entre sus cejas.
Y lo que más les dejó sin palabras: Bakugo Katsuki, el rubio agresivo e indomable, parecía que estaba al borde de un llanto incontrolable en lugar de amenazarle a gritos también.

Ni siquiera se habían dado cuenta del momento en que el alfa explosivo había entrado con una bolsita blanca de la farmacia en sus manos.

─ ¡Estaba nervioso y se me olvidó, ¿ok?! ¡Además te estuve mandando mensajes preguntándote cuáles eran para estar seguro!

─ ¡Y yo te deje cincuenta mensajes desde que me levante hasta ahora diciéndote que las azules no le hacen nada! ¡Eran las rojas!

Sin esperar respuesta, Izuku tiró la bolsa de un manotazo y luego empujó la nueva tanda de ropa de sus brazos al pecho del contrario.

─ Llévala. Yo iré por las pastillas de nuevo. ─ Fue lo último que dijo antes de salir del lugar de muy mal humor.

Bakugo se tomó solo un par de segundos para ubicarse y después solo se aferró a la ropa, llevándola a la dirección donde anteriormente Izuku lo estaba haciendo.

─ ¿Preparando para qué? ─ Volvió a preguntar Monoma, esta vez más confundido que antes.

─ Para el celo de Shoto. ─ Kirishima no fue consciente de las miradas incrédulas sobre él.

─ Pero los celos no son tan graves. Creo que están exagerando.

─ Creo que no me escuchaste bien... ─ El pelirrojo se giró hacia ellos, con una expresión tan seria nada característica de él, que incluso les provocó escalofríos. ─ Es el celo de Shoto.

¿Eso qué tiene de especial? ─ Y de nuevo, antes de que pudiese obtener respuesta alguien más captó la atención de los cuatro.

La puerta de la entrada se había abierto bruscamente.
Por ella asomaba un joven de cabellos negros y extraños tatuajes en su rostro y cuello. Entre sus brazos traía una bolsa de ropa también infestada de sus feromonas.
A un lado suyo estaba otro chico de cabello celeste, este traía una bolsa de lo que parecían ser dulces y más comida chatarra.
La expresión del primero era de pánico mientras la del más bajo estaba tranquila.

Dogs [BakuTodoDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora