La historia de los dos reinos de Zenda se ve entrelazada a costa de los nuevos príncipes. El pasado de los reinos de ambos comienza a sonar fuertemente, trayendo consigo recuerdos tristes y doloros.
Ambos jóvenes monarcas velarán por el bienestar y...
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En lo profundo y escondido del mundo de Zenda, existe un lugar conformado por diferentes especies mágicas; hadas, elfos, animales que solo podían existir en tu mente y los reyes de todo, los dragones. Este lugar era conocido como el reino Tistell, por otro lado, estaba el reino de los humanos denominado Nomland, ambos eran los reinos más fuertes en Zenda.
El ser humano era una criatura con una curiosidad insaciable y en la mayoría de estos casos en Nomland, esta curiosidad por comprender más acerca de estos seres mágicos los llevaba a volverse seres crueles, detestables y simplemente unos monstruos en sus prácticas por hallar respuestas.
Años atrás en la historia de Nomland, los cazadores del reino lograron capturar a un ser de Tistell, este era un joven dragón plateado que fue interrogado y torturado al punto de terminar falleciendo luego de largas golpizas, por negarse a cambiar a su forma semihumana o humana como decían los libros que podían hacer estas criaturas.
El ejército de Nomland no tuvo mejor idea que utilizar las escamas del pequeño dragón como parte de la armadura para su rey, al día siguiente el rey decidió emprender un viaje en busca del reino de Tistell y las criaturas que habitaban en este.
A medida que pasaban los días de viaje para ellos por diferentes zonas de Zenda, en Tistell se formaba un grupo de búsqueda para encontrar a su joven príncipe, quien no había vuelto de su exploración.
En Tistell reinaba la única casta de dragones que aún existía, esta estaba conformada por cuatro únicos dragones plateados: El rey Nil, un asombro dragón lleno de sabiduría, la reina Elizabeth la guerrera más fuerte y sus dos únicos hijos mellizos; el príncipe Noa y el heredero al trono el príncipe Chawarin. Posición que por su hora de nacimiento le pertenecía, pero sobre todo por propia decisión de su hermano quien no solo consideraba a su querido mellizo lo suficiente inteligente y sabio para reinar, sino también quería vivir su vida lejos de la misión de proteger el reino, él deseaba explorar el mundo y lo que existía fuera de Tistell.
Esta casta de dragones mantenía a salvo y velaba por el futuro de los habitantes de Tistell, como las criaturas más fuertes y sabias que tenía este reino. Ya habían pasado dos días desde la fecha de llegada que el príncipe Noa sabía debía cumplir, dos dias que tenían llenos de preocupación a su familia y habitantes.
Asustados por la llegada del tercer día, un equipo dirigido por la reina salió a su búsqueda, encontrando finalmente luego de horas su rastro de olor. La reina descendió del cielo para seguir el olor por tierra y rápidamente lo encontró, pero no escuchaba los latidos de su hijo a pesar de lo impresionante que era su sentido del oído.
Preocupada se abrió paso entre los arbustos y árboles, hasta llegar a un lago donde escucho risas de lo que ella sabía eran seres humanos y sintió su mundo acabarse cuando vio las escamas de su pequeño en el cuerpo de uno de esos hombres.
La reina gritó horrorizada mientras lloraba de dolor al comprender por qué ya no escuchaba los latidos de su niño, los seres de Tistell comprendieron lo que pasaba y fue así como empezó la guerra entre ambos reinos.
