//Prólogo\\

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Estaba hay un jóven en un bar, sin hacer nada malo y sin malas intenciones, él solo quería distraerse un rato por que había tenído un día muy largo, y solo iba a tomar unos tragos, nisiquiera tenía la intención de emborracharse. De repente escuchó un anuncio en la tarima, no iba a ver, no quería ver a aquella mujer perder su dignidad por dinero, pero no pudo evitar subir la mirada al escuchar tal cosa...

"¡Con ustedes, Polonia!" Vió a su amada y querida esposa, con un vestido rojo que por poco y no le cubría sus partes íntimas. Balansearse y deslisarze por aquel tubo, seguramente empapado de pecados. Ver como los hombres le lanzaban dinero, cadenas de oro y alcohol.

El había prometído nunca volver a amar, sin embargo le dió a cupido una última oportunidad. Se había enamorado perdídamente, nunca había amado a alguien tanto. Daría su vida, su alma, su corazón por ella... sufríria la peor de las torturas por ella y se encontraba con esto... deseaba nunca haber llegado a ese bar... pero no sabía si era mejor o peor vivir en la ignorancia.

Sus ojos se empezaron a aguar, sentía un dolor insoportable en su corazón, apretandose el pecho con la intención de aliviarlo. A unos metros un hombre alto se encontraba tomando directamente de una botella de vodka. El hombre vió a Reich, su jóven amigo estando tembloroso en una mesa. El nunca mostraba su debilidad, así que pensó en usar esto para molestarlo más adelante.

Pensó que estaría así por estar ebrio, pero al acercarse pudo notar que el jóven estaba totalmente sobrio. Se acercó cautelosamente a Reich, y aprovechando de que este estaba totalmente distraído se sentó al lado del menor, pronunciando las siguientes palabras;

-Oye Reich, ¿Estás bien?

-¿E-eh? H-hola Soviet!

-¿Estás bien?

-Uhm... ¿Y-yo?

-Si, tú.

-E-ehh... pues yo... y-yo... eh... -Por más que lo intentara las palabras no salían de su boca, tenía un nudo en la gargánta. Urss notó esto de inmediato.

-No, no estás bien, ¿Verdad?

-....

-Te conozco, Reich. No eres así. -Dijo con su característica voz gruesa y fría, que solo herían más la actual sensible estabilidad emocional de Reich.

-N-no Soviet... no estoy bien... -Unas gruesas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos sorprendiendo a Urss, pero este no era tan malo como para preguntar que sucedía, así que decidió averiguarlo por sí mísmo.

Con su ojo se dedicó a explorar todo el bar conmovido por el llanto del menor, el cuál era uno ahogado y disimulado. Miró a la tarima y vió a Polonia, la mujer de Reich, haciendo tal grosero acto. Sabía por todo lo que había pasado Reich, y cuanto amaba a Polonia. Podía decir que entendía su dolor.

-Ya veo que es lo que pasa... -Se acercó lentamente a Reich, y fué uniendo sus cuerpos, para así terminar unidos en un cálido y tierno abrazo.

-¿P-por qué lo hizo Soviet? ¿Por qué? -Decía sozollando.

-Ya pasó... ya pasó... no llores pequeño... -Decía dandole mimos en la cabeza.

-....G-gracias...

-No es nada, amigo...

Urss había calmado aquel dolor insoportable, le había dado ese consuelo que no había podído encontrar en nadie, ese calor, ese afecto, esa comprensión. En aquel cálido abrazo correspondían sentimientos, pero que aún no exponían por el miedo al rechazo. Y bueno, para eso están los "Amigos", ¿No?

¡𝑺𝒂𝒚 "¡𝑯𝒆𝒚!" 𝑰𝒇 𝒀𝒐𝒖'𝒓𝒆 𝑮𝒂𝒚!Where stories live. Discover now