Algunas razones para destruir el mundo

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Vuelvo a escuchar el celular sonando y esta vez sí me acerco a responder, reconozco el número en cuanto lo veo en la pantalla

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Vuelvo a escuchar el celular sonando y esta vez sí me acerco a responder, reconozco el número en cuanto lo veo en la pantalla.

—María por fin.

—Los antígenos deben inyectárselos son importantes, ¿está ahí? ¿estas con él? —Miro a Antonio.

—Sí, sí, voy a poner video llamada.

—No, no, no, solo voz, ni siquiera he querido ver la foto del escritor, si se sentara a mi lado no lo reconocería así que es mucho mejor.

—Ok, pongo altavoz.

—María... —Antonio habla.

—¿Hablaste con el mensajero?

—Ya hablé, sí.

—Entonces supongo tienes la moneda.

—La tengo.

—Entonces, si eres tú. —La voz de María tambalea como si fuera a comenzar a llorar.

—Creo que si

—¿Y cómo te sientes con eso?

—Siento que mañana despertare en mi hotel y todo esto será un sueño.

—En alguna línea si despertaras mañana y esto será un sueño. Bueno tu no me recuerdas, pero yo sí y quisiera acompañarte en esta transición, pero como ya sabes hay planes mayores.

—Podemos tomar el metro y estar en el aeropuerto en una hora, podemos estar ahí y hablar con tranquilidad.

—Hablas como cuando intentabas entender mi ira adolescente.

—Dinos donde te encontramos.

—No, no, no vengan. —María comenzaba a sonar más desesperada.

—María...

—Te dije que no, no vengan, Beatriz que no venga. —Miro a Antonio mientras María levanta cada vez más la voz.

—María por favor...

—¡Que no vengas! Este es mi momento en mi destino.

—Ok, está bien ¿pero tenemos que preocuparnos? — María estaba a punto de cometer una locura así que si, deberíamos estar preocupados.

—¿Estas preguntando si lo tengo?

—Si.

—Sí, lo tengo conmigo. Las cosas son mucho más fáciles de lo que una piensas, se puede entrar a un aeropuerto con un recipiente de contención biológica y nadie dice nada. Me quitaron una botella de agua, pero no un recipiente sospechoso solo porque tenía menos de cien ml y estaba en una botella de plástico trasparente, así están las cosas. —Ríe con sarcasmo.

CASO 63Donde viven las historias. Descúbrelo ahora