ADVERTENCIA: N-17
No sé en que estaba pensando cuando quise conseguir agua por mis propios medios, me había ganado un balazo, aunque gracias a Dios no fue severo, estábamos en esa cabaña, oliendo el humo, mi vida no podría ser más miserable, ¿era esta la forma en que deseaba morir?, estaba frustrado, me dolía a horrores la maldita herida, me punzaba, cada segundo era más fuerte. Escuché la voz de Nanon llamándome por mi verdadero nombre, quería sonreírle, porque el mero hecho de escuchar que alguien me llamaba de forma dulce me hacía sentir especial, pero no pude, me dolía todo, Korapat se acercó peligrosamente a mí, vi sus ojos demasiado cerca de mí, de pronto él me estaba besando, ¿por qué me besaba?, ¿realmente eso importaba?, no, en realidad no, una noche antes todavía estábamos encerrados bajo el yugo de unos locos que disfrutaban hacer sentir dolor a otro. Unos días antes a punto de morir en una matanza sangrienta, y yo unas horas antes estuve a punto de ser muerto en manos de un chiquillo que deseaba derrumbarme, entonces la vida solo era un pequeño regalo, Korapat , Nanon quien era más familiar para mi, era la única persona que estaba a mi lado, la única persona que no me abandonó, ¿entonces porque me costaba trabajo comprender ese preciso instante?, lentamente cerré los ojos correspondiéndole al beso, sus labios atraparon los míos en una ligera succión, sentí que mi corazón dio un vuelco conforme el beso se intensificaba, Nanon había sido aquél que me cuido después del interrogatorio, ¿Qué era yo para Nanon?, no tenía que respondérmelo con palabras cuando sus ansiadas acciones me lo respondían, lento me colocó sobre el suelo, nos separamos del beso, el me miró, fijamente, intenso, brilloso, resplandeciente, su mirada, no era compasiva, ni arrogante, ni fría, era una mirada amorosa, una mirada de fe, coloqué mi mano sana alrededor de su cuello y lo atraje de nuevo hacia mí, no había necesidad de palabras, no las necesitamos.
Nuestros besos necesitados, nuestros cuerpos afectados por la falta de alimento no fue impedimento para que nos demostráramos nuestro cariño, cada prenda que Nanon retiraba de mi era un secreto menos con él, confiaba en él, y el confía en mí, hubiera deseado ser yo quien quitara sus harapos, pero la mano herida me lo impedía, él solito hizo el trabajo, se desnudó, la luz del sol se fue ocultando, pero no se requería de luz para lo que haríamos.
Sus manos grandes y largas se entrelazaron con las mías, me apretó, mientras besaba el lóbulo de mi oreja, sonreí, mi punto débil, enredé mi pierna sobre su cintura acariciando con mi pie su espalda baja, me sentía nervioso, mi cuerpo era demasiado huesudo, pese a que Nanon estuvo más tiempo encerrado sus proporciones corporales eran más musculosas que las mías, aunque con unos días en el gimnasio recuperaría i figura, un poco más grueso que Nanon, sus caricias invadieron desde mi cuello y se deslizaron por mi pecho, sus dedos agasajaron mis tetillas, las apretó y masajeo a su merced, mis jadeos escapaban cada vez más roncos, mientras estaba debajo de él me retorcía, sus manos fueron descendiendo más, hasta mi abdomen, donde se entretuvo pasando varias ocasiones la yema de sus dedos. —Tu piel es tan suave— susurró, me sonrojé, y agradecía que la luz del día se hubiera extinguido minutos antes, sus labios invadieron mi ombligo, de donde repartió besos húmedos y dejo un camino ensalivado hasta mi pelvis, se entretuvo en el hueso de mi pelvis chupándola, para ese momento yo ya estaba bastante entrado en ganas, mi entrepierna estaba más que despierta, y el frio suelo no era capaz de detener mi sobrecalentamiento, cerré los ojos disfrutando de la atención que había obtenido, con cuidado separo mis piernas, las abrió lo suficiente para que mi miembro quedará sobre su boca y sus dedos se resbalaran por mi pequeña entrada, apenas como un pequeño rose que mis labios no pasaron desapercibidos, — Nan…nanon — traté de encorvarme para verle, pero el placer me volvía a tumbar, su lengua se enroscaba en mi falo, cubriéndolo con su humedad, cada succión que hacía en mi glande era un paso más al paraíso, me sentía tan inútil con una mano prácticamente inmóvil, sus labios se separaron de mi entrepierna, acerca su mano a mis labios entendía la referencia, lami cada uno von la mayor sensualidad posible, le veo posando su primer dedo dentro de el, apreté mis ojos con fuerza, su dedo era tan largo que podía escucharle gemir quedito, desee tener bien el brazo pars meterle mis dedos en esa zona, seguramente era caliente y estrecha, con ese solo pensamiento mi pene se erguia, sus jadeos se hicieron más intensos, no pude darme cuenta en que momento tres de sus dedos ya los tenia dentro, me abrazo con ambas manos y rodó por el suelo hasta que se quedo sentado sobre mi, sus glúteos rozaron contra mi miembro, duro, demasiado duro, me miró parpadeando, figurando una sonrisa, una preciosa sonrisa, tenia ese hoyuelo, tan magico, tan irreal ¡Era tan dulce, oh dios!, ¿en qué momento había caído por ese hombre?, alcé mis caderas lo suficiente para que con mi mano intacta pudiera acomodarme el miembro, tan grande y venoso que pedía a gritos por su atención, apenas vio lo complicado que era manejarlo con una mano, se posiciono el falo y se penetro, nuestros cuerpos se fusionaron, —Korapat ah~ muévete.. —claro...eso debía hacer, ¡pero me estas partiendo en dos la espalda!, — mencionó , tomé aire impulsándome para moverme con la pelvis, el sudor resbalaba por mi pecho, con cada movimiento mi cuerpo vibraba, mi vista ya no era la misma y mi respiración era imperfecta, las piernas de Korapat temblaban mientras gemía —mhg...Pawat..ah...—sus glúteos llegaron a chocar contra mis testículos y fue ahí cuando Korapat disminuyó su cabalgata, sentí mi pene llenarle. Se sostuvo de mi abdomen y con ligeros masajes se corrío, su estómago y el mío quedaron manchados.
Una vez que saco mi miembro se recostó a mi lado, me miraba de forma más infantil, —algún día voy a devolverte todo el placer que me has dado hoy— dije, me acarició la mejilla —me diste demasiado placer, debemos regresárnoslo mutuamente— corrigió depositando un beso marcado en mis labios, —¿te duele el brazo?— indagó, negué con la cabeza— solo un poco, mi cuerpo se relajo demasiado, gracias a ti— respondí, Korapat se apartó un poco ayudándome a vestirme, —estamos muy ligeros de ropa, debemos aguantar para partir mañana, debemos seguir—dijo, traté de abrocharme los botones que quedaban de mi camisa sucia y rota, y después de vestirnos nos quedamos dormidos.
El sol todavía no salía del todo bien, Korapat se apartó de mi, dejando su hueco calientito —¿Qué pasa?— dije abriendo los ojos, —escucho pisadas, alguien se acerca, debemos irnos— mencionó ayudándome a levantarme, no me quedaba de otra así que lo seguí, caminamos varios metros, y era cierto, los ruidos de la gente provenían ya de la aldea quemada, —son ellos, los aldeanos del niño que me atacó— dije siguiendo caminando , Korapat se detuvo —¿escuchas eso?—, los dos nos miramos y corrimos, era un rio, ¡había agua!.
Nos embutimos en el agua cuando llegamos, pero no pudimos disfrutarlo del todo, un helicóptero viajaba sobre nosotros, y ruidos de balas intentando derribarlo no se hicieron esperar, Korapat me abrazó guiándome hasta una roca, agitó un brazo y desesperadamente llamaba la atención del Helicóptero, intenté hacer lo mismo gritando, el ruido de cada bala estrellándose sobre el aeroplano era lo único que se podía ver, me sentía tan débil que lentamente me desvanecí, mientras mi cuerpo caía sobre el agua, pude notar que del helicóptero descendía una gran cuerda, ¿es posible que nos estuvieran salvando?.

STAI LEGGENDO
Mirada de fe [OhmNanon]
FanfictionEn una guerra debes aprender a distinguir entre quien es tu aliado, tu amigo o tu enemigo.