|53| H E A V E N

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No te das cuenta del poder que tienen

Hasta que te dejen y los quieras de vuelta.

Nada en este mundo te prepara para eso.

No somos pecadores.

Él no era el único.

No tenía ni idea de en lo que nos convertiríamos.

No hay remordimientos.

HEAVEN—Julia Michaels.

Dicen que cuando estás al borde de la muerte toda tu vida pasa frente a tus ojos.

Hoy en día, les puedo asegurar que ese rumor es cierto.

Aquella noche en la que culmine mi primer año de universidad, la noche de la graduación para estudiantes de quinto año como Male. La noche en que mi padre me apuntó con un arma y miles de francotiradores dispararon en dirección a los cinco chicos que se habían convertido en los amores de mi vida. Esa noche vi el rostro verdadero del monstruo con el que había convivido durante años. Esa noche vi ante mis ojos la sangre, el dolor y la rotura de toda la inocencia. Esa noche murió la parte inocente en mí. Murió la chica que amaba a su padre. Y murieron ellos. Murieron los Pride.

Cerré los ojos al sentir el cuchillo atravesar mi piel y los disparos, la sangre salpicó mi cuerpo.

Y todo regresó.

Era pequeña, feliz, alegre.

Crecí junto a mi madre y mi padre. Los amaba. Eran mis dos mayores amores. Mis ejemplos.

Luego mamá cayó en depresión tras perder su carrera como modelo.

En las noches podía sentir la mirada hambrienta de papá. Un escalofrío recorría mi cuerpo pero... Mi mente de niña se convencía de que no era nada.

Luego nació Issy. Mi pequeña hermana.

Seguí creciendo y una noche sucedió.

Gritos.

Salí de la habitación y vi la escena. Papá con un cuchillo. Mamá e Issy muertas.

Desde esa noche mi padre se daba placer viéndome sufrir. Me hacía correr por la casa, me cortaba, me asustaba.

Se convirtió en el monstruo de mis mayores pesadillas. Mi propio padre.

Por eso me obligué noche tras noche a olvidar.

En las noches él me lastimaba y hería pero en las mañanas yo olvidaba todo. Enterraba los recuerdos traumáticos en el fondo de mi mente.

Desarrolle el Síndrome de Caperucita Roja.

Un padecimiento en el cual la persona es incapaz de ver el peligro, es incapaz de reconocer al lobo feroz y lo confunde con la dulce abuelita. Este síndrome afecta al cerebro debido a que la persona que lo sufre no quiere reconocer a la persona que representa un peligro, haciendo que su mente cree falsos recuerdos y olvide cosas solo para seguir mintiendose a sí misma y seguir creyendo que la abuelita es simplemente eso y no el terrible lobo feroz.

Cómo consecuencia de este síndrome desarrolle una amnesia disociativa. Olvidando los traumas que me hacía vivir mi padre.

Luego me mandó a Élite School. Dónde durante años estuve allí, en las noches era el juguete de papá, me atormentaba matando y haciéndome su cómplice, haciendo que viera como mataba a mis compañeros sabiendo que luego lo olvidaría.

H E A V E N ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora