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Hace Varios Años Atrás...

Davina no comas esto.

Davina no comas lo otro.

Davina, vas a engordar.

Davina, estás muy gorda.

Subiste de peso.

Haz dieta.

No comerás nada.

Davina, deja de comer.

No comas.

No comas.

No comas.

Esas son las frases que ya me sabía de memoria. Mamá las repetía cada cinco minutos durante todo el día.

¡Le dijo a mis profesores que me vigilarán! Ahora no puedo comer nada en la escuela, tengo que ver a mis amigas comiendo todo lo que les gusta mientras que yo sólo puedo tomar agua.

Entré a mi habitación enojada. Tenía hambre, mucha, pero las muchachas del servicio me dijeron que mi madre había ordenado no darme nada de comer hasta la cena.

Una ensalada. Odiaba los vegetales.

Papá estaba enojado con mamá. Él no quiera que yo modelara, decía que estaba todavía pequeña para eso, pero mamá insiste que es lo mejor para mí.

Me gusta modelar, pero no me gusta no comer. Me gusta comer, ahora no puedo porque mamá se enoja si como algo que no está en mi dieta.

—Tesoro. —papá entró a mi habitación con una sonrisa— Te traje algo.

Era un plato de comida. ¡Era lasaña! Amaba la lasaña.

—No haz comido nada, y eso no es bueno, cariño.

—Pero mamá se va a enojar.

—Si lo hace que sea conmigo, tú sólo come.

Le di una sonrisa gigante comenzando a devorar el plato. Papá me veía contento.

Hacia días que no comía nada de esto.

—¿¡Pero qué haces!? —mamá entró rápido a mi habitación.

Me detuve por miedo.

—¿¡Te volviste loca!? —lanzó el plato al suelo y me tomó del brazo— Vas a vomitar la porquería que te acabas de comer en este momento.

Me arrastró hasta el baño, aunque yo no quería.

—Mamá... no quiero...

—¿No quieres? —me tomó por ambos brazos moviéndome con fuerza— ¿Acaso quieres engordar y ponerte horrible? ¿Eso quieres? —negué— Entonces haz lo que te digo.

Papá le gritó enojado, pero ella no le hizo caso.

Terminé vomitando la lasaña, y luego de hacerlo y de sentirme mal, me pesó para asegurarse de que no había subido de peso.

Papá la alejó de mí enojado y la sacó de la habitación. Comencé a llorar.

—¿Qué te pasa? —le gritó— ¡Sólo tiene once años! ¿Crees que está en edad para hacerla hacer dietas exageradas?

—¡No opines! ¡Lo hago por ella! No dejaré que mi hija desfile estando gorda. ¿Es que no la viste? Sus brazos ya lo están.

—¡Es una niña!

—Me lo agradecerá después.

Me metí a la cama tapándome con las sábanas.

No me volví a ver en el espejo en semanas, mamá decía que estaba gorda y yo no quiera verme.

N O S O T R O S |Fanfic Pecados Placenteros| Where stories live. Discover now