Pirrup

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Damien y Phillip, muchachitos jóvenes con esperanzas de todo, y claro, con una libertad inigualable, exceptuando la libertad que tenían en la secundaria

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Damien y Phillip, muchachitos jóvenes con esperanzas de todo, y claro, con una libertad inigualable, exceptuando la libertad que tenían en la secundaria. La secundaria era un lugar aburrido, más que aburrido, y muy restrictivo con muchas cosas, parecía el Infierno del Aburrimiento para Thorn, y claro, Pirrup no soltaba queja ni halago, era para él un simple establecimiento donde le enseñarían cosas que jamás utilizaría y probablemente al mes siguiente no recordaría.

Ninguno le daba mucha atención a la secundaria, solo se daban atención ellos. Claro, eran adolescentes, ¿Quién podría culparlos? Pero casi siempre habían consecuencias, y esas eran el cansancio luego de una noche llena de “afecto”. La falta de energía casi siempre invadía más a Phillip que a Damien, por ser el rubio un mortal, y aparte, por ser el qué casi siempre ponía más esfuerzo en los encuentros. Pero esa vez no fue así, ambos estaban desesperados, y sobre todo el azabache, qué desquitó toda su energía en el pobre ojiazul muerto de placer.

Y si, así fue cómo esa mañana del Jueves amaneció un chico de cabellos oscuros, con la mejor sensación del mundo en su miembro, y la peor en el resto de su cuerpo. Le dolía todo, su cuerpo exigía dormir más, estar más tiempo en esa suave cama para recuperar energías, pero no podía, debía despertar a Phillip e ir a esa tortuosa secundaria, y así tuvo que ser.

Después de varias quejas y estiramientos complicados por el cansancio y dolor, movió un bulto de mantas en su cama que parecía quejarse por ser despertado, podía jurar el rubio que era un domingo por la mañana. –¿Qué quieres Damien? Es temprano...– Habló un tanto molesto, volteando su cuerpo hasta su novio, que estaba sentado junto a él con la peor cara del mundo. Parecía un zombie despeinado y con unas ojeras terribles, junto a una cara larga que parecía ser más de un torturado que de un torturador.

–Es Jueves, hay clases, tienes exámen de álgebra. – Recordó Damien, Pip abrió sus ojos y analizó todo lo dicho, para levantarse de un brindo de esa cama y empezar a prepararse. Se notaba que a él no le falta energía, estaba muy despierto y atento, ¡Claro! Él no había puesto todo el esfuerzo posible en pasar una buena noche, estuvo acostado todo el tiempo disfrutando de los placeres que le brindaba el azabache, aunque se lo merecía después de tantas montadas, ¿No?

Damien suspiró cansado, se arrepentía bastante de aquel acto, hubiera descansado un poco. Pero ya lo hecho, hecho estaba, no había forma de volver el tiempo. Simplemente se levantó con dificultad y empezó a caminar cómo un muerto viviente por toda la casa, preparandose de la forma más vaga posible, ¡Ni siquiera se había bañado! ¿Pero qué importaba? Total, era una jodida secundaria, no la celebración de su reinado.

Pasaron los minutos y estaba ya en la salida con su novio. El rubio se veía impecable y prolijo, y sobre todo un Santo con ropa de estirado; Y claro, Damien... Él se veía, ¿Bien? Cabello despeinado, una cara aún más pálida de la que ya tenía, ropas desacomodadas, ojeras grandes y un rostro que le deseaba la muerte a cada habitante de sus tierras y de la Tierra. Ambos se fueron despidiéndose de Satanás, para irse con alegría a ese nuevo día.

Dip Moments - South Park.Where stories live. Discover now