Tonto

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“Oh, él es un poco tonto, pero eso le da su atractivo”

Se oía aquella frase salir de la pequeña sala de estar de aquel viejo hogar, las dulces palabras sin groserías contenidas claramente venían del único ser de aquel lugar que era incapaz de soltar burla de sus suaves labios rosas: Phillip Pirrup.

Al lado, cómo casi siempre, sus leales tres amigos, ah, y un francés. Gregory rodaba los ojos, fastidiado por el fijamiento de su amigo en un ser tan bruto. Estella solo reía, burla tras burla salían de sus labios pintados de rojo. Pocket, por otro lado, solo se veía preocupado, todos conocían la torpeza del “crush” de Phillip, y sabían que podría herirle el corazón. Y por último, Christophe, este con sinceridad no opinaba mucho, de la pasaba picoteando el rostro de Gregory insistiendo para que lo dejara irse a su habitación a dormir.

Aquella pequeña reunión en la sala era claramente por un motivo: el maldito enamoramiento de un chico tan dulces e inteligente como Phillip Pirrup, y su interés fijo y sin retorno hacia el estúpido y calmado Damien Thorn.

–¡Ay, por Dios, Phillip! No seas bruto, querido. Damien es un maldito idiota, seguramente ni siquiera sabe atarse los cordones.– Hablaba con fastidio la única dama entre aquellos muchachos extranjeros, dando otro sorbo de té.

–Por primera vez apoyo a Estella; Estás perdiendo la cabeza por alguien que no es de tú nivel ni vale la pena.– Decía con un tono lleno de desagrado aquel rubio de cabello tirado hacia atrás, tomando una servilleta y limpiando con delicadeza sus labios.

– A mí me da igual, mientras folle bien es lo mismo. – Pronunció la brusca y grave voz de un desagradable francés, que repito, continuaba picoteando la cara del inglés más alto mientras mascaba chicle.

Y entre todas esas críticas sonó la voz de su amigo más confiable. –Phillip... No creo que debas ilusionarte, sabes cómo es Damien, es un tanto... Bueno, sin ofender es un cabeza hueca de mierda, un jodido espécimen rabioso, estúpido engendro malagradecido, egoísta de mierda, subnormal del coño y un bastardo hijo de perra...– Dijo con una sonrisa amable el de mechones color cobre, definitivamente Phillip no se veía contento.

El rubio solo fruncía el ceño, parecía un cero a la izquierda entre las mil y un discusiones de sus amigos sobre su pequeños amorcito. Se veia fastidiado, más que fastidiado, furioso, sabía que era una mala elección, ¿Pero que más daba? Quería aceptar el riesgo, el gran riesgo de poner en juego su relación con Damien por la egoísta necesidad de decirle que lo amaba.

Si las cosas salían mal

Que Dios lo perdonara.

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El agua cayendo, saliendo por aquel caño era lo único que se oía en aquella pequeña habitación dedicada a la cocina. En el lavabo se veía a un muchacho un tanto bajo lavando unos platos, silbando una melodía estúpida que no tenía sentido alguno, pero a él le encantaba.

Pronto el sonido del agua y su silbido se mezclaron con los pasos de un muchacho ligeramente más alto, el cuál sonreía con encanto, acercándose tras el sin ningún sigilo. Pronto el rubio le entregó un beso en la mejilla en forma de saludo, algo cotidiano para ellos, ers común que el muchacho ojiazul le diera besos en las mejillas, a veces hasta el punto de sonrojarse el azabache.

–¡Buenos días querido Damien!– Dijo con suavidad, aún con su rostro pegado a la mejilla del contrario, sintiendo el calor de esta por el notorio sonrojo del azabache, que reía torpemente aún con sus ojos fijos en los platos que lavaba.

–Buenos días, Pip – Sonreía bobamente, sus piernas temblando ligeramente, era común que se pusiera nervioso ante la cercanía del escultural muchachito rubio.

Dip Moments - South Park.Where stories live. Discover now