Cap 1 -Odio al mundo

12 4 0
                                    

Mi teléfono vibra en mi bolsillo y en efecto, es mi mamá. Dejo caer el celular en la mesa y continuo tomando mi café mañanero.

Sigue llamando y salgo a la terraza a ver el amanecer.

Luego busco mi MP3 y mi pomo de agua. Voy a salir a correr...

Mis canciones de mi querida Billie Eilish a reventar en mis tímpanos y salgo corriendo, por las escaleras abajo.

Es una locura bajar todas las mañanas ocho pisos corriendo.

Ja, al contrario. Eso indica que estoy en forma querida consiencia.

(. . .)

Una hora corriendo, rompí récord. Trato un poco bajando la velocidad, le daré una vuelta al parque nada más antes de irme.

Un hombre se me hacerca, y sigue mi ritmo.

—Hola...

—Hola —respondo acelerando un poco.

—¿Como te llamas?

—Daila —que le interesa mi nombre, si lo que quiere es follar ni que no conociera a estos tipos.

Soy directa y realista.

—Lindo nombre, Andrea —ruedo los ojos y freno en seco, lo escaneo. Es guapo 1.80 tengo buen ojo para esto, músculos bien marcados (anda sin camisa) ojos azules y cabello negro. Nada mal. —¿Eres...?

—Mi nombre es Karl —lo sabía el socio de mi papá.

—Me gusta ¿Cuantos años tienes?

—Lo sabes... 31 —sonrío de lado y el igual.

—Karl Lan, socio de mi padre de la empresa que está en el centro de Roma ¿Hace cuanto estás en Francia?

—Desde que te mudaste.

—Mmmmmm —hagacho la mirada y sonrío tímida. Eso me da una apariencia de "nervios" y "sorpresa", la verdad es obvio que le gustaba —¿Y eso..?

—Quería verte... por sierto... te queda hermoso el cabello negro —esconde un mechón de cabello tras de mi oreja —Aunque el rubio también te sentaba bien.

—Si... pero quería volver a mi tono natural, me canse de ser rubia oxigenada.

—Ahhh, te lo dejaste crecer y lo cortaste. Por eso te queda por debajo de los hombros.

—Umnj, me a crecido más, cuando me mude lo tenía por el mentón.

—Si... vi algunas fotos —vuelvo a sonreír de lado.

—¿En que hotel te hospedas?

—Serca de aquí ¿Me acompañas?

—No se si sea... correcto.

—Comprendo... em... ¿Te apetece ir a desayunar mañana?

—De acuerdo, me llamas y quedamos —intercambiamos números y me voy a mi casa, con claramente cuidado de que no me siga. Siempre con cuidado.

Estoy aburrida. Y... —veo mi reloj —aún es temprano.

Ya que llego a mi casa, tomo si celular, el cual deje sobre la mesa, veo la pantalla prendidas un cartel: 22 llamadas perdidas de Anica.

Joder, mi mamá es quemadora.

Y si, la tengo agregada por su nombre, y cual que a mi hermana Erica.

Esas distinciones cariñosas no me gustan, ni tampoco cariño, oh amor, un bebé. Que asco, cada persona tiene su nombre.

Me entra otra llamada me mi progenitora.

—Ostias mamá, tu si que quemas.

¡¿Esa es forma de responder a la persona que te trajo a este mundo?!

Ya empiezas... ¿Que? ¿Por que tantas llamadas? ¿Murió alguien? Porfa dí que Trébor.

¿Te sigue cayendo mal Trébor? Solo porque te rechazo... te recuerdo que cuando te le insinuaste estaba con tu hermana.

No discutiré sobre ese tema. Es perder el tiempo.

En realidad Trébor me acosaba... desde la secundaria... lo que a mí no me gustaba y siempre le rechazaba pero no me dejaba en paz, por su culpa casi no pude tener novios.

El es mayor que yo, de la misma edad de mi hermana. Ellos estaban en la preparatoria en segundo ya, y yo aún a mitad de la secundaria.

El cuando empezó a frecuentar mi casa, porque claro era, bueno es novio de mi hermana. Se colaba en mi cuarto por las noches, me espiva en el baño... etc.

Un día me cansé y se lo conté a Erica.

¿Y sabeis que? No me creyó.

Estúpida, y así perdudaron, llevan como cuatro años que equivale a... 1460 días.

¿Número largo no? Así de largos deben ser sus cuernos. En fin, su problema.

—En fin ¿Que pasa? —voy a lo que me importa.

Trébor y tu hermana van a visitarte este domingo y....

En mi casa no se quedarán.

Andrea...

—¡No! La casa es mía, no quiero a esos dos idiotas aquí.

Me parece que se te olvida quien te paga ese  Penthouse en el que vives feliz de la vida.

Ahí está, hasta que lo suelta. Sonrío —La misma persona que te paga los tratamientos de belleza y la ropa que usas.

Andrea me estás faltando al respeto.

No, solo soy sincera, ya que estamos hechandonos cosas en cara.

Escucha An...— le corto.

Si esta bien, lo que digas, me voy a la escuela, y en mi casa no se quedan esos dos. Oh esta vez si me voy a tirar a ese idiota —cuelgo sin darle tiempo a contestar.

Marco a otro número.

—Dad —es a mi papá, hora de ser tierna.

—Cariño ¿Como estás mi niña?

—Todo bien papá... —finjo hacer que mi voz se rompe.

—Pues no se te oye así ¿Que te pasa mi princesa?

—Papá esque... —finjo soyosos —mamá quiere que Travor y mi hermana se queden en la casa que me obsequiaste conmigo... y sabes que Trébor me da miedo papá, ayúdame.

Mi papá, creo que es al único que quiero en mi familia, al menos un poco. El si me creyó con lo de Trébor de hecho no permitió que el visitará más nuestra casa por un tiempo.

—Eso no pasará cielo, tu tranquila. Debo colgar ahora que voy a una reunión. Te quiero.

—Esta bien papito, yo también —cuelgo y cerebro en mi interior.

Por fin me meto en la ducha y me haceo para ir a la escuela.

Me visto con... unos jeans claros con ripios en la rodilla, solo ajustados en los muslos, junto a un pulover negro, inmenso y ancho con una moto clásica pintada delante. Unos tenis blancos simples y mi cabello suelto como siempre. Me gusta cubrir mi rostro.

 Me gusta cubrir mi rostro

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Y ahora a la escuela...

Lo Que Todos OcultanWhere stories live. Discover now