↬𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑢 𝑞𝑢𝑎𝑡𝑡𝑟𝑢...

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JiMin quedó impactado.

El peliblanco frente a él, definitivamente, era precioso.

Lo que le llamó la atención, fue que aún en su forma humana, conservaba sus orejitas, no como en su manada que pasaban como un humano cualquiera.

Ambos sujetos estaban sin habla, de por sí, JungKook no diría nada, o al menos no hasta que el lobo tonto frente a él, lo hiciera nuevamente.

— ¿Cómo te llamas? —preguntó el lobo, ansioso mientras se sentaba en sus talones y ponía sus manos sobre sus muslos, en un intento de tapar un poco sus partes, aunque el conejito no estaba muy pendiente de eso.

El pequeño frente a él tardó unos minutos en contestar, debido a que estaba muy concentrado en las facciones de este, memorizando cada rasgo del rostro del lobo.

—JungKook. ¿Y tú? —dijo mientras movía tiernamente su nariz.

JiMin, quien se había quedado mirando sus labios mientras se presentaba, tardó unos minutos también en responder, debido a que su mirada no quería dejar de mirar aquellos rosados, brillantes y gruesos labios.

Cuando JiMin levantó, –por fin– la mirada de los labios del conejito, se encontró con que tenía levemente, su ceño fruncido, haciéndolo ver adorable.

JiMin sonrió.

—Yo soy JiMin. —JungKook ladeó su cabecita mientras abultaba sus labios.

Definitivamente, no sabia que decir.

Su amiga mariposa se había ido y sabía que no la volvería a encontrar.

Con lo mucho que a él le gustaban.

Soltando un suspiro, tomó nuevamente la palabra, debido a que el tonto lobo frente a él, se notaba que no lo haría.

—Muy agradable nuestra conversación, pero me tengo que ir. —dijo, a pesar de que se quedó tal cual a cuando había cambiado.

JiMin se tensó.

No quería que se fuera.

Quería conversar de algo con el, pero la sola presencia del pequeño, lo ponía nervioso, a pesar de que lo disimulaba.

— ¡No! Quiero decir... ¿tienes algo que hacer? Definitivamente podría ayudarte. —le sonrío para que el conejito no se asustara aún más, debido al grito que había pegado.

—Mm... no exactamente pero...

— ¿Tienes... miedo? —preguntó pero JungKook ni se movió.

—No... o sea... —rascó su nuca algo nervioso y JiMin no perdió el movimiento que hizo su pelo.

Se veía tan suave que... no podía esperar el momento en que se hicieran más cercanos para poder tocarlo.

—O sea que si. Mira, lamento si te asuste la primera vez que nos vimos...

JungKook soltó una risa y JiMin sentía que estaba en el cielo.

—Si bueno, olvida eso. Lo mejor sería... no volvernos a encontrar. Alguien de Cunigli podría verte y obtendría un castigo y tu... bueno... podría ser peor para ti, debido a que eres un desconocido.

— ¿De verdad me acusaras con tu jefe? —JiMin abrió sus ojos e hizo en intento de acercarse más a él y tomar su muñeca por impulso, pero obviamente no lo hizo.

Si es que el conejito realmente se atrevía a acusarlo de entrar en su territorio, también tenía opción de acusarlo por contacto físico o algún tipo de abuso, que sabía el.

—Nop. —le sonrió. —Acabo de descubrir que un lobo realmente no me va a comer, ¿cómo voy a perder esta oportunidad de conocerlo? si se lo informo a nuestro jefe, no me dejarían salir nunca más y bueno, no quiero eso.

JiMin sonrió y de lo feliz que estaba, siguió sus instintos y se acercó en un movimiento rápido al más pequeño y lo apretujó contra su cuerpo.

Había abrazado a su madre un par de veces para las fechas especiales, pero nada de eso, se comparaba a lo que sentía en estos momentos al tener al pequeño peliblanco en sus brazos.

Era una sensación completamente nueva, algo que jamás pasó por su mente que sentiría.

El conejito se sentía tan bien en sus brazos, como si siempre hubiera pertenecido a ese lugar, junto a él.

Y ni que decir de que su piel era exquisitamente suave, como... como...no sabría el cómo describirlo, ya que estaba más concentrado en olfatearlo y en acariciar su espalda suavemente.

—Ji-JiMin... —jadeó de sorpresa el menor.

Estaba impresionado.

Su cuerpo desnudo junto al del lobo se sentía tan bien, tan... correcto.

El era tan grande que... perfectamente podría cubrirlo con todo su cuerpo.

— ¡JungKook! —un grito algo lejos de ellos, los sobresaltó.

Él nombrado levantó una de sus orejitas, tratando de adivinar quien era el que lo llamaba, aún sin separarse del cuerpo ajeno que lo rodeaba.

—Creo que tengo que irme. —dijo pero no se movió.

No quería salirse de allí y al parecer el hombre gigante tampoco lo quería.

— ¡JungKook! —volvieron a gritar y si, efectivamente era una de sus hermanas.

—Maldita sea. —maldijo y contra su voluntad, se separó para ver a los ojos al lobo.

Su corazón empezó a latir con rapidez al tenerlo tan cerca.

—C-creo que me tengo que ir... —dijo parpadeando suavemente, mientras JiMin no se perdía ningún movimiento.

JiMin suspiró y asintió.

—Solo... solo prométeme que nos volveremos a ver. —dijo mientras posaba sus manos en las caderas del menor, no queriendo soltarlo aún.

—Claro, lobito tontito. —dijo con una sonrisa mientras tocaba suavemente su nariz.

JiMin parpadeó algo atontado.

—Mañana vendré a esta misma hora, por si... quieres venir. —dijo encogiéndose de hombros, mientras se acomodaba aún más en su lugar, importándole poco si lo volvían a llamar.

Él estaba muy cómodo ahí con las manos del hombre gigante ahí, muchas gracias.

— ¡Por su puesto! —sonrió para después gruñir al sentir como volvían a llamar al pequeño.

Este rió y en un rápido movimiento, besó su mejilla y se transformó en su forma animal para desaparecer en un dos por tres.

JiMin apenas y se dió cuenta de eso, debido a que aún estaba procesando lo del beso.

Lo había besado...

¡Lo había besado, maldita sea!

Y que alguien lo amarrara, por que si lo veía otra vez, esta vez él le daría un beso, pero en sus labios.

Y que alguien lo amarrara, por que si lo veía otra vez, esta vez él le daría un beso, pero en sus labios

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linda noche 💓✨

[ Cacciatu? ] ♡ jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora