─Jimin iba siendo llevado a su celda la cual sería su nueva habitación en los próximos 5 años de su estadía ahí. escuchaba los gritos de los presos los cuales decían groserías y lo asquiaban. antes de llegar su celda alguien los paro─
pero que tenem...
Después de darme una corta ducha, Taehyung me guió al comedor, ya que era exactamente la hora de la comida.
Cuando entramos al comedor sentí varias miradas en mí, estaba cansado de eso, pero seguía sin tomarle importancia, tuve que sentarme en una mesa solo, ya que mi compañero estaba en otra junto a otros reclusos, tampoco me importó, la soledad podría ser mi mejor amiga.
Me dispuse a comer tranquilo analizando las caras de las personas que se encontraban en el lugar, cuando de repente sentí como mi espalda se humedece, volteé y ví a un chico rubio, ya lo había visto antes.
— Lo siento, no me fijé.— su tono de voz demostraba un deje de burla que me hizo enojar.
— Para la próxima mira por donde caminas, idiota.─ lo último lo dije en un susurro para mis adentros, pero parece ser que aquel imbécil no se cansaba de molestarme, puesto que se acercó a mi oído y me dijo algo con su asquerosa voz.
─ Si quieres protección yo te la puedo dar, ya sabes, solo tienes que darme ese hermoso culo y listo ─ dejó un beso en mi cuello y esa fue la gota que derramó el vaso. Tome su nuca y estrelle su cara en la mesa.
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Min Yoongi.
Estábamos comiendo tranquilamente cuando de repente se escuchó un estruendoso sonido por todo el comedor. Todos volteamos a ver de dónde provenía y en una de las mesas alejada estaba un recluso de baja estatura y pelo negro chocando la cara de Choi contra la mesa.
—¿Jimin?— escuché salir de la boca de Taehyung. Mire al chico y la verdad me sorprendía escuchar los gritos de Soobin, el cual no se podía soltar del agarre del otro.—Oh Dios.
Los oficiales iban a detenerlo, pero yo no sé los permití, estaba expectante al siguiente movimiento de aquel chico.
Ya estaba empezando a molestarme el hecho de que Choi no se defendiera, ya que el chico trabajaba para mí y ninguno de los míos debería dejarse doblegar por ningún otro. Choi nos estaba dejando en ridículo
— ¡QUE SEA LA ÚLTIMA VEZ QUE ME TOQUES, MALDITO HIJO DE PERRA, TE CORTARÉ LA PUTA MANO Y DE PASO LA POLLA A VER SI ASI SE TE QUITA LO CALIENTE! ─ Lo tiró al suelo y empezó a patearlo y a golpear su cara con sus pequeños puños.
Bien, ya había visto suficiente, me levanté de mi asiento y fui hasta él, lo jale del cabello con mucha fuerza, a tal punto de hacerlo chillar de dolor. Él intentó zafarse, pero le fue imposible.
— ¡Suéltame, idiota!— gritó, más yo hice caso omiso.
— Lleven a Choi a la enfermería.— pedí a uno de los guardias, mientras que en mis manos aún seguía sus hebras oscuras, lo zarandee hasta tenerlo de frente a mí, él sujetó mis manos tratando de rasguñarlas y así desatarse, pero por más intentos, no le di el gusto de soltarlo.
