No es tan fácil.

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Después de unas larguísimas y tristes vacaciones, Mateo regresa a la preparatoria, decidido a que su pasado no le haga mella en sus planes de iniciar un nuevo curso.

Hace un mes, Esteban le había llamado, borracho y, aunque parecía divertido por tal llamada, Mateo encontró un poco de sinceridad en su voz.

En su camino a la escuela, recordó lo que había vivido a su lado, desde que se conocieron hasta ese día de la llamada. Mat tenía buenas calificaciones cuando Esteban entró, en ese entonces, era el presidente de alumnos, por lo que fue elegido para mostrarle la escuela entera. Ese día, mientras Mat hablaba de las instalaciones, Esteban no hacía más que agregar un comentario estúpido, irrelevante o uno que estuviera dedicado a la persona de su guía.

Cuando estaba por doblar la calle para tomar la que daba a su escuela, recordó que ese día, Esteban había hecho un comentario realmente especial al final del recorrido. Todavía sonaban sus palabras en su mente.

-«Ojalá un día aceptes llevarme a conocer la ciudad, tu habitación o algo más».

No había sido un poema, pero era sencillo, directo y el tono de su voz había sido perfecta. Sin embargo, al pisar la escuela de nuevo, se dio cuenta que no debía dejar que aquello le afectara, era la última ronda, el cierre, el último paso y no quería ver a Esteban como lo vio aquel día. No pudo hacerlo, resultaba que todo le traía recuerdos. ¿Cómo iba a no hacerlo? Él le mostró la escuela, él lo llevó a cada rincón y le presentó a muchos chicos, muchas chicas. Había pasado tanto en esa preparatoria que no podía dejar de pensar en cada segundo gastado, en cada cita, cada palabra, incluso recordaba cada clase que se saltaba solo para estar con él un poco más

No pensó que volver sería tan difícil. Era peor que muy difícil, intolerable. Sí, le resultaba intolerable ver a cada chico de la escuela, todos ellos fueron parte de un recuerdo. Esteban se convirtió en un chico popular en poco tiempo, de esos a los que todos quieren en sus fiestas. Por ende, Mat también estaba ahí.

Una de esas noches había sido la noche de ambos. Los dos estaban tomados pero con la suficiente cordura para tomar una desición. Esteban iba preparado, Mat iba mentalizado, con el cuerpo al cien porciento con probabilidad de ser poseído. Y así fue, en la casa de la chica que se acerca a él para saludarle con un beso en la mejilla. No habían ido antes al cuarto de nadie, solo pasó en esa noche, pero ambos sabían que era momento de hacerlo, estaban listos y aunque había sido en una cada ajena, había sido muy especial.

Llegó al edificio donde tomaría clase, recordando esos besos, esas caricias. No estaba la habitación llena de pétalos de rosas, tampoco estaba llena de velas aromáticas. Solo estaban ellos dos en medio de la oscuridad, descubriéndose, explorando al otro y les había gustado.

Esa noche, sin duda fue la mejor de todas su vidas, pero después, las noches eran cada vez mejor. Como en el cumpleaños de Esteban, el cual lo festejaron en grande con una fiesta en un antro de la ciudad de México; Mat no recordaba el nombre del lugar, pero ahí trabajaba su hermano, así que fue fácil la entrada. Él cumplía 17 y Mat aún tenía 16. El punto era que habían pasado la noche en casa de Mat y había sido más increíble aun, ya que las noches que pasaban se iban haciendo más experimentadas para ambos.

Sin embargo, la vida no es la misma siempre, tiene que cambiar de posición como un juego de ajedrez donde a veces, estamos en una casilla correcta y simplemente se da un mal paso, estaremos fuera de la partida en poco tiempo. Siempre debe haber cosas nuevas, cosas que van sacando detalles nuevos en nosotros, sean buenos o malos, los mejores o los peores de toda nuestra vida. Tal vez suene malo, pero es mejor eso a una vida donde siempre se esté de igual manera.

Cuántos recuerdos había en su mente, cuántas promesas había hecho y seguía tratando de cumplirlas, mismas que para Esteban, ya no significaban nada en lo absoluto. Las lágrimas se asomaron en sus ojos cuando recordó algo al ver la fecha anotada en una libreta. Ya casi se venía el día en el que cumplirían dos años.

Sexo[S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora