Desde el odio [Adaptación]

𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓾𝓷𝓸:𝓔𝓼𝓽á𝓼 𝓵𝓸𝓬𝓸

Julián estaba cocinando un delicioso risotto, la última receta que había aprendido en su sofisticado curso culinario. Probó el caldo y la sazón estaba perfecta, sonrió satisfecho, lo estaba haciendo lento, faltaban al menos unas tres horas hasta que Martín y Olivia llegaran.

Martín había terminado en tiempo récord su carrera de ingeniero industrial, era considerado un genio en su campo, de carácter apacible, tranquilo y organizado, igual que él, mientras que Olivia era más como su ex marido, impulsiva, caprichosa, apasionada, era la tercera vez que cambiaba de carrera porque no se decidía, empezaba una cosa y se aburría enseguida, igual que de sus novios, saltaba de brazo en brazo con tanta rapidez que hasta se había confundido los nombres de sus parejas la última vez.

Sonrió con melancolía, a pesar de sus diferencias los amaba a ambos por igual, aunque Olivia lo hiciera renegar a cada rato y Martín trajera premios tras premios por sus grandiosas habilidades innatas.

Giró su cuerpo al sentir que tocaban el timbre y frunció levemente el ceño, era demasiado temprano, esperaba que no llegaran antes porque no quería apresurar los preparativos. Se acercó a la pantalla del intercomunicador y rodó los ojos con molestia. No podía ser.

–Está abierto–dijo con desgano mientras presionaba los botones para que su ex marido pudiera abrir el portón e ingresar su camioneta.

A pisotones fuertes caminó hasta la puerta de la casa con resignación, ojalá sus hijos vinieran rápido porque no soportaba estar en una misma habitación con ese despreciable ser, mucho menos a solas.

–Oli, te paso a buscar a las ocho, no me hagas esperar, acordate que a papá no le gusta que lleguemos tarde–dijo Martín mientras ordenaba su ropa para ir a darse un baño y sostenía su celular entre su cara y su hombro.

–¿A las ocho? Yo ya estoy lista, pensé que me dijiste que nos íbamos a juntar a las siete, ya me parecía raro que no me hubieras llamado antes.

–Ay Oli, vivis en una nube de pedo, sabes que no se llevan bien, lo que menos quiero es que nos juntemos dos horas antes de cenar y ellos terminen a los gritos y volando platos como la última vez, por eso le dije a papá que tuviera todo listo a las nueve, cosa que nos sentamos, hablo con ellos, comemos y listo, fin de la reunión.