—¿Estás seguro de querer hacer este viaje?-
—Sí.
—¿Crees en serio qué puedas traerla de vuelta?
—Sí.
—¿El viaje va a durar mucho?
—Sí. —De nuevo.
Ante esto, Frederick se limitó a asentir silenciosamente un par de veces, contemplando la copa con vino frente a él, cómo si estuviera analizando sus opciones. Lo cierto es que no tenía muchas.
—Quirin... ¿Vas a volver?
—...No... Al menos no lo sé...
El hombre frente a él movía su pierna repetidamente, casi como un tic producto de su nerviosismo, mientras arrullaba a un bebé en brazos, casi un recién nacido. Estaba enrollado en una manta y resaltaba un mechón azul en su cabello; de vez en cuándo, el pequeño soltaba pequeños quejidos.
La voz de el rey volvió a llenar la habitación.
—Quirin...¿Exactamente qué me estás pidiendo.
—Críalo como si fuera tuyo...Solo eso te pido. —Quirin arrulló a su hijo un par de veces más, regresándolo a un estado de somnolencia suficiente para que no hiciera ruido. —Se qué suena a una locura, pero piénsalo: Tu hija no va a volver, eso es un hecho que hay que aceptar; el reino tarde o temprano necesitará un heredero, lo cuál no sucederá al menos que convenzas a la reina de tener uno...cosa que dudo que pase. Y además, Varian va a necesitar a un padre...
—...¿Varian? ¿En serio a tu esposa no se le ocurrió un mejor nombre? —Frederick rió levemente, antes de volver a asentir y tomar al bebé en sus brazos con delicadeza cuando su amigo se lo extendió. Varian se removió un poco, algo inquieto —Está bien... Por los viejos tiempos.
Quirin sonrió, evidentemente aliviado, agradeciéndole con la mirada a Frederick, antes de dirigir su mirada a Varian y sonreírle tiernamente. No pudo evitar llorar un poco a la hora de besar la frente de su hijo y alborotar su cabello.
—Cuídalo mucho, por favor...
Tras decir esto, el hombre salió rápidamente de la habitación, tratando de contener sus sollozos mientras colocaba la capucha de su capa de nuevo sobre su cabeza.
Lo odiaba, odiaba tener que abandonar a su hijo así. Pero sabía que era lo mejor dadas las circunstancias. No podía dejar a su hijo solo si iba a hacer su intento desesperado de recuperar a su esposa con la posibilidad de morir en el intento y además, ¿quién mejor para poder ofrecerle una buena vida a su hijo qué el mismísimo rey?... Sabía que Varian lo extrañaría muchísimo, claro, y que además era algo cruel e injusto para él dejarlo posiblemente huérfano. Pero de nuevo, no había opción.
Los pasillos del palacio le parecieron interminables y largos a Quirin conforme caminaba por ellos hacía la salida. Algunos guardias lo veían con algo de recelo cuando pasaba frente a ellos, pero lo dejaron pasar, sabiendo que en el pasado había sido un amigo muy cercano del rey y que era inofensivo. Era su clase lo que les causaba cierta incomodidad al verlo.
Quirin estaba prácticamente en la salida del palacio, cuándo un guardia lo detuvo, corriendo apresuradamente hacía él.
—¡Hey! ¡Espere!
—¿Ahora qué? No me robé nada. Si quieres puedes revis...
—Su alteza le envía esto —Interrumpió el guardia, alcanzando a Quirin cuándo este se detuvo y recobrando el aliento, antes de entregarle una nota.
"Trata de volver. Tu hijo te estará esperando"
Quirin sintió que un nudo se formaba en su garganta al leer eso. Sin embargo, se tomó un par de segundos para recuperarse, dar la media vuelta y abandonar por completo el palacio, obligándose a no mirar atrás. Su figura desapareció en medio de la noche.
En el interior del palacio real, los guardias y sirvientes ya murmuraban entre ellos la extraña visita que se había suscitado, tratando de averiguar de que se trataba todo el asunto y usando ese nuevo chisme entre voces como entretenimiento momentáneo. La vida en el palacio a veces resultaba muy monótona y esa era su única fuente de distracción.
Sin embargo, todos los sirvientes y guardias se callaban tan pronto veían a Frederick caminar por los pasillos, con el bebé en sus brazos y su semblante...¿feliz?. Eso era algo nuevo en él.
—Cariño, ¿puedo pasar?
El rey no recibió respuesta cuándo llamó a la puerta de su propia habitación, aún así, abrió y entró tras esperar unos cuántos segundos. Arianna estaba sentada al borde de su cama, mirando hacía la terraza abierta de su habitación con una expresión melancólica, dejando que únicamente la luz de la luna alumbrara la estancia.
Solo cuándo Frederick entró, ella volteó a verlo y pareció salir de su trance; poniendo una expresión de asombro y confusión el pequeño bulto en los brazos de su esposo.
—¿Acaso es?...
—No, no es ella...
El brillo de esperanza en los ojos de la reina se apagaron tan pronto oyó esas palabras.
—¿Entonces...de quién es?
—Bueno, ahora es nuestro.
Arianna de inmediato se levantó de la cama, sacudiendo la cabeza repetidamente en señal de negación, retrocediendo un poco en el proceso.
—¡No! ¡No, no, no, no! No puedo...no puedes... ¿De dónde salió para empezar?
Frederick suspiró, sentándose en la cama, justo a un lado dónde antes estaba su esposa, arrullando a Varian.
—Es el hijo de Quirin...él...él se fue y no hay nadie que cuide de Varian.
—Ese no es mi problema...
—Arianna, sabes bien que necesitamos un heredero.
—Ya tenemos una.
—Una que muy posiblemente esté muerta.
—¡¿Cómo te atreves a...?!
El grito de Arianna terminó por hacer que el bebé despertara, llorando y removiéndose en la manta. Solo entonces, la reina suavizó un poco su expresión y se acercó para contemplar a Varian mientras Frederick intentaba callarlo. Ella no supo si fue su instinto materno herido o la lástima qué le provocó ver al pequeño niño tan indefenso en los brazos de sus esposo. Solo supo que no podía ser tan cruel cómo para dejarlo a su suerte.
—Puede quedarse...
—Amor, ¡gracias!. ¡Sé que será un gran hijo!
—Dije que puede quedarse, no que va a ser mi hijo —Aclaró Arianna en u tono tajante, dirigiéndose a la salida mientras su rostro volvía a tener esa expresión seria y fría. A último momento se detuvo —En ese caso, te dejo para que prepares alas cosas para la presentación de...¿cómo dices que se llama?
—Varian, cariño. Varian.
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Royalty (Enredados AU)
Fanfiction¿Qué hubiera pasado si Varian hubiera sido el heredero a la corona?