Gajes del oficio

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Catorce años después

—...Y fue entonces cuándo este señor llegó a mi casa alegando que era suya, su alteza —Maurice, un hombre de unos treinta años hablaba efusivamente, expresando su molestia mientras señalaba de forma acusadora a otro hombre a su derecha  —Pero espero que sus majestades entiendan qué compré esa casa legalmente.

—Le dije a mi hermano Caleb que me iría de viaje un año entero para atender unos asuntos allá —Se defendió el otro hombre. —No pensé qué él fuera a venderla. Comprendan, altezas, no tengo otro sitio dónde vivir...Por favor.

Edrick se mostró genuinamente desesperado al decir eso último, sin embargo aquello no pareció afectar a Maurice.

Ambos hombres miraron entonces a los reyes y al joven príncipe sentados en sus tronos. Ambos reyes se miraron, tratando de encontrar una solución entre ellos, buscando el modo de llegar a un consenso sobre el asunto.

—Bueno... Ninguno de los dos tuvo la culpa realmente. Sería injusto quitarle la casa a cualquiera de los dos —Expresó Arianna, antes de examinar las escrituras de la propiedad para asegurarse de su legitimidad.

—Estoy de acuerdo... —Frederick llevó una mano a su mentón, examinando la situación; para después mirar al adolescente sentado a su derecha —¿Tú que dices, Varian?

El chico se tensó tan pronto escuchó su nombre, pensando rápidamente alguna solución para ese caso.

—Bueno, pienso que podríamos regresarle su propiedad a Edrick, ya qué él es el propietario original del lugar —Expresó, con un tono  firme, pero con cautela. —En cuánto a Maurice... Hay algunas casas en venta no muy lejos de ahí, me parece que podríamos llegar a un acuerdo para que se instale ahí... ¡Oh! Y creo que también sería conveniente hablar con ese tal Caleb, si bien las escrituras son legales, solo el propietario puede poner una propiedad en venta.

Al terminar de decir eso, instintivamente su mirada se dirigió a Frederick, buscando su algún signo de aprobación o desaprobación de su parte. El rey tan solo asintió un par de veces, pensando un poco en aquella propuesta.

—Suena bastante bien. ¿Ambos están de acuerdo con éste acuerdo?

Maurice y Edrick asintieron rápidamente. No había ningún motivo para negarse a ese acuerdo.

—De acuerdo. Entonces un guardia los llevara con el secretario del tesoro para afinar los detalles.

Al dar la orden, uno de los guardias se acercó a ellos y les indicó el camino. Un segundo después, los tres habían desaparecido tras la puerta de un pasillo.

—Bien altezas. Eso concluiría todo por hoy. —Anunció otro guardia, indicando que, por fin, la infinita fila de súbditos con quejas había acabado.

Los tres se relajaron tan pronto escucharon esas palabras, suspirando de alivio. Sin embargo, Arianna le dirigió una mirada algo sería al joven príncipe.

—Varian, lo hiciste bien, pero la próxima vez siéntate más recto y pon más firmeza en tu voz. Necesitas proyectar seguridad.

El chico se limitó a asentir en silencio, reprendiéndose a si mismo por no recordar ese detalle. Ya era la tercera vez que se lo señalaban en el día, definitivamente tenía que practicar

—Descuida, nadie nace sabiendo estás cosas —Frederick le dedicó una sonrisa reconfortante mientras decía esto, notando la frustración de su hijo adoptivo —Pero para ser tu primera semana lo estás haciendo muy bien. Ya verás, tú solo continua practicando y en poco tiempo esto será de lo más sencillo para tí.

Varian le devolvió la sonrisa, sin mucho entusiasmo, antes de regresar su atención a la larga e infinita lista que tenía a un lado suyo para ver que seguía en el itinerario. Suspiró de alivio al ver que, contra todo pronóstico, la lista había acabado.

—Vaya, parece que si qué terminamos por hoy. ¡Al fin!

Mientras Varian estaba enfocado mirando la lista, Frederick observó fijamente a Arianna, haciendo que son un simple gesto ella recordara el acuerdo qué tenía con su esposo.  

—Bueno, en ese caso creo que podrías tener el resto del día libre por hoy —Dijo, intentando ocultar su expresión de fastidio —Después de eso te esforzaste mucho hoy.

—¡¿En serio?! —Los ojos de Varian brillaron de emoción. —¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!

Con eso, el chico de inmediato se levantó de su asiento, hizo una leve reverencia a Arianna con su cabeza y luego de eso le dio un rápido abrazó a Frederick.

—Te veré en la cena, papá.

Luego de eso, el joven príncipe salió casi corriendo de aquella enorme sala hacía uno de los pasillos. Cualquier guardia o sirviente qué lo hubiera visto hubiera pensado que se dirigía a su habitación. Sin embargo, giró en un pasillo a pocos metro de llegar, caminando otro poco antes de detenerse frente a una puerta y golpearla unas cuatro veces seguidas.

—Adelante. —Se escuchó del interior de la habitación.

Cuándo Varian entró, lo primero que vio a una mujer de unos veinte años, portando el distintivo vestido azul de las damas de compañía y con su cabello negro apenas notable, enfocada en remendar una camisa rota.

—Cass, ¿no te dije que podía hacer eso yo mismo?

—¿Y no te dijeron que no podías estar aquí? —El tono qué Cassandra usó para contratacar fue a modo de broma —Además ya sabes que solo estoy haciendo mi trabajo "Alteza".

Varian rió ligeramente mientras negaba un poco con la cabeza y se sentaba frente a Cass, para colocar su mano encima de la de ella.

—Cass, ya te dije... Dime Varian —Luego de eso, tomó la camisa entre sus manos y comenzó a coserla el mismo —Además sabes que no me siento cómodo haciéndote trabajar de más. Esta camisa la rompí yo, yo soy quién debería arreglarlo 

Cassandra simplemente le dejó la camisa para que el la cosiera, sonriendo en agradecimiento. Un silencio incómodo se hizo presente entre ambos antes de que alguno hablara.

—Y entonces... ¿Cómo te fue en el entrenamiento de hoy? ¿Tú padre ya cree qué estás lista?

—No, aún no. ¿Y qué hay de tí? ¿La reina sigue mirándote cómo si fueras un bicho raro?

—A veces. —Varian continuó remendando du camisa, tratando de canalizar su frustración en aquellas finas puntadas. —Pero está bien, ¿sabes? No me ha maltratado ni nada, simplemente no me quiere. Y no me afecta mucho, en serio que no. Pero, Cass...

—¿Sí?

—...¿Sabes qué es lo que tener una madre? No una madre adoptiva, me refiero a una de verdad...

—Eso quisiera saber yo también... 

Ambos se miraron por un par de segundos, antes de reír un poco. De algún modo compartir  sus problemas los había hecho sentirse mejor, mucho mejor.


Royalty (Enredados AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora