Capitulo 11

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—Eres la gran esposa del futuro rey, aunque él no esté ejerciendo como rey. El príncipe asegura que su padre está todavía joven para abdicar. Íbamos hablando de las tareas que tengo que hacer como la esposa del príncipe.

—¿Hay algo más que no me estés diciendo? —Le pregunté la nota va ligeramente nerviosa ella bajo la cabeza. —No alteza

—No te creo nada, me estas escondiendo algo. — Giró la cabeza hacia la izquierda para no verme

—¿Por qué no llaman a la madre del príncipe como la gran esposa real? —ella me miró sorprendida y si antes estaba nerviosa ahora esta aterrorizada.

—Mi señora...—Soy tu señora... y quiero que me digas antes que salgamos mañana iremos a arreglar todos los preparativos del evento del príncipe. Ahora dime.

—Ese título no existía hasta hace unos días, mi señor lo creó para usted. Creó el título de la gran esposa real que está por encima de título de la esposa consorte.

Me sorprendió el dato que me facilitó mi hermana. Ahora que lo pienso no he visto a nadie de la familia real.

—¿Dónde está toda la familia real?

—No creo que sea conveniente que yo hable de esto temas mi señora solo al príncipe...

—¿Ves al príncipe por algún lado hermana? — me miro sorprendida — ¿Cómo me llamó señora? —Le sonreí.

—En Arabia cuando te casas con un hombre y este tiene hermanos ellos pasan a ser hermanos, claro si se tienen la confianza debida y por Allah te veo como mi hermana Hadarah y la gitana. — Dije con nostalgia.

—Ahora responde mi pregunta.

—El príncipe dio en matrimonio a todas sus hermanas por faltarle el respeto a usted, y a su madre la... la destituyo o la obligó a abdicar, creando un título que está por encima del el de su madre.

Caminamos por todos los pasillos mientras Atenea me muestra las diferentes alcobas, pero cuando vamos a llegar hasta el último piso donde se supone que está la habitación de mi esposo me encuentro con las hermanas de mi esposo.

—Mira quién Tenemos aquí sí es la esposa de mi hermano, me pregunto ¿por qué siempre llevas el rostro tapado? —Seguro están fea que no quiere Mostrar su rostro— habló la segunda. Con veneno en sus palabras las demás mujeres sonrieron burla.

En mis tierras siempre se me ha hablado con el debido respeto de hacer la hija de mi padre del señor del desierto, y aquí no va a ser la excepción, no soy cualquiera mujer soy la gran esposa real y soy la hija de mi padre. Levanté mi cabeza con altanería de mi nadie se burla.

—Princesa Atenea ¿Cuándo es la boda de mis cuñadas? Tendremos que ponerlo en eso para que no tarden tanto ir con sus esposos — Todas palidecieron, pero la mayor se recompuso rápido y el odio se reflejó en su mirada

—Esta no es una princesa solo es hija de una más del harem. — Dijo con malicia. Sus palabras me dejan asombrada, me giro para donde mi acompañante.

—¿Eso es cierto Atenea? —Ella bajo la mirada apenada.

—Si mi señora... —Dijo bajando la cabeza avergonzada

—No es de la realeza es una vil dama de compañía. — Dijo una de las hermanas de mi esposo y me moleste.

—No te preocupes — dije levantándole el rostro — Hare que mi esposo te nombré princesa de la casa real de las islas griegas. Vamos tenemos que terminar con la inspección. — Solo se escuche el jadeo de asombro por parte de nido de víboras, pasamos a su lado y sus palabras me detuvieron.

PASIÓN GRIEGA EN LAS ARENAS DEL DESIERTO ARABICO. (Trilogía Pasión Y Cultura #3)Where stories live. Discover now