ascenso Imperial libro 2: la gran cruzada

ARCO 6 : La vista desde Ulthwe (Cap. 28)

Resumen:
Dos grandes Reyes Magos hacen planes. Planes que inevitablemente chocan en un mundo condenado a arder.

Capítulo veintisiete: La vista desde Ulthwe

Ubicación: Mundo astronave Ulthanash Shelwé, Cámara de adivinación de Eldrad Ulthran
Fecha: 862.M30 (Hora estándar imperial)

El joven Vidente se sentó en el centro de un estanque reflectante, flotando ligeramente sobre las aguas rituales en un trance meditativo. Con la facilidad de la práctica, el Vidente empujó su mente y conciencia hacia la Disformidad, anclándose a su Piedra Espiritual mientras se zambullía. Corría un gran riesgo, recorriendo los viejos caminos de la adivinación y asomándose a la Disformidad para vislumbrar el futuro como este. Pero estaba desesperado. Esta acción no se hizo a la ligera sino como una apuesta final. Todos los métodos previos de previsión habían resultado irremediablemente confusos, como si alguien hubiera arrojado una montaña a las aguas del destino, agitándola y oscureciendo a todos excepto a los más grandes videntes. El destino se asentaría eventualmente, pero eso llevaría tiempo y posiblemente podría convertirse en una configuración desastrosa mientras tanto.

Así que le tocó a Eldrad Ulthran, el vidente pródigo del Mundo Astronave Ulthwe, tomar los riesgos necesarios para encontrar el futuro que necesitaba su pueblo. Eldrad era de la nueva generación, nacido después de la Caída y en una galaxia de conflictos. Nació en una era en la que el destino de su especie y de la galaxia pendía de un hilo. Con solo unos pocos siglos de edad, Eldrad se había convertido en una especie de símbolo entre su pueblo. Había roto con las viejas costumbres y ayudado a dar forma a las nuevas. Fue él quien encabezó la reforma del templo de Morai-Heg en el Camino del Vidente. Se ganó el respeto de Asurmen y se rió en la cara de sus rotos mayores. Ahora en su propia cámara de observación aislada, el Vidente cada vez más desesperado usó todos los métodos que pudo, incluido el acto imposiblemente peligroso que ahora intentó. Después de días de meditación y limpieza, se había purificado hasta la translucidez espiritual. Sus emociones y ego estaban envueltos y escondidos para enmascarar su presencia en la Disformidad. Si Eldrad perdía la concentración o dejaba que sus emociones aumentaran, estaría sangrando carne rodeado de depredadores hambrientos.

Eldrad corría este riesgo monumental casi con regularidad ahora. Cada pocos ciclos de días se zambullía en la Disformidad y extraía fragmentos de previsión de valor incalculable. Lento pero seguro, estaba elaborando una imagen precisa de lo que necesitaba. Las pocas runas que había logrado hacer sin interferencias le indicaron una clave. Esta nueva incertidumbre cambiante del destino no fue verdaderamente aleatoria. Patrones dentro de patrones trazados a través de futuros cambiantes. Ejes de posibilidad girando en torno a eventos y personas clave. Si Eldrad pudiera localizar una de estas claves, podría usarla como cifra de pronóstico. Obteniendo un punto de referencia valioso para centrar su previsión y permitirle ver más allá de la turbulencia actual.

Le había llevado ciclos de trabajo, pero el primero de los que eventualmente serían conocidos como los Videntes había encontrado su llave, y estaba casi al alcance. Los esfuerzos casi lo habían matado o algo peor en quince ocasiones diferentes y le valieron un castigo venenoso por parte de un antiguo Sacerdote de Morai-Heg. La clave que seleccionó para perseguir era poderosa, atrajo la atención intensa de todos los jugadores en el Gran Juego. Destiny se deformó en torno a sus acciones con facilidad causal. Eldrad, por supuesto, podría haber elegido una clave menor para su esfuerzo, algo más seguro y más fácil de localizar. Pero hacerlo limitaría el alcance de su previsión y, a pesar de su sabiduría, inteligencia y genio, Eldrad cayó en el pecado más antiguo que sufría su pueblo. Su orgullo lo empujó a hacer lo que otros creían imposible.

En esta inmersión más reciente, el Vidente reunió el último y más importante fragmento del destino necesario para comprender la clave elegida, su nombre. Había sido extremadamente difícil, simplemente porque este nombre se negaba a seguir las reglas de su tipo. Estaba fijo y estático como un Daemons. Todo sobre un Neverborn es cambiable, todo excepto su verdadero nombre. Es la verdad del Daemon, su identidad y origen juntos. Su conocimiento podría otorgar poder sobre el Daemon, algo que los Neverborn temen por encima de todo excepto a la verdadera muerte. De esa manera, el nombre que perseguía Eldrad parecía el de un Neverborn, excepto que no estaba escondido y escondido como un secreto vergonzoso. Este nombre fue pronunciado a través de mil millones de labios en mil millones de líneas de tiempo, grabado en el immaterium a través de la repetición y la intensidad. De esta forma, el nombre era como el de una leyenda o deidad menor. Cosas raras en esta era, rápidamente tragadas por los Dioses Sedientos o el Anatema. Entonces, aún más curiosamente, el nombre pertenecía a una sola alma cambiante. Como el nombre de un mortal. Sin embargo, no cambió con su dueño como lo haría el nombre de un verdadero mortal. El nombre pertenecía a un Demonio, una Leyenda y un Mortal sin ser ninguna de esas cosas. Su desafío a las verdades eternas normalmente fascinaría y divertiría a Eldrad. En cambio, la importancia y la naturaleza anómala del nombre trajeron al Vidente una mezcla de molestia, miedo y temor. y un mortal sin ser ninguna de esas cosas. Su desafío a las verdades eternas normalmente fascinaría y divertiría a Eldrad. En cambio, la importancia y la naturaleza anómala del nombre trajeron al Vidente una mezcla de molestia, miedo y temor. y un mortal sin ser ninguna de esas cosas. Su desafío a las verdades eternas normalmente fascinaría y divertiría a Eldrad. En cambio, la importancia y la naturaleza anómala del nombre trajeron al Vidente una mezcla de molestia, miedo y temor.