Día Tres: 𝐁𝐥𝐮𝐞 𝐫𝐨𝐬𝐞𝐬 𝐚𝐟𝐭𝐞𝐫 𝐬𝐞𝐱.

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𝙒𝙖𝙧𝙣𝙞𝙣𝙜𝙨!

(✿) Naturaleza - Hanahaki.

(✿) Mención de enfermedades (en este caso Hanahaki), almas gemelas (porque si no lo hacía no iba a tener mucho sentido), relaciones sexuales, ligera diferencia de edad y muerte. (Seguramente, tomar precauciones o en su caso, pañuelos).

(✿) Número de palabras: 2695.

«Te quiero mucho, eso me enferma. Acércate y dispárale a esta mierda»

—Aneurysm, Nirvana (2:30 - 2:45)

Una noche alocada, llena de una pasión indescriptible, donde el pudor no existe más

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Una noche alocada, llena de una pasión indescriptible, donde el pudor no existe más. Clásico de jóvenes universitarios despreocupados, pero también el inicio de un caos.

En la oscuridad gobernada por suspiros de placer y arranques de corrientes lujuriosas, ahí estaban, dos polos opuestos, Takemichi Hanagaki y Manjiro Sano.

Ninguno de ellos lo quiso así, pues ni siquiera fueron conscientes de lo que estaban haciendo, pues recién cruzar la puerta del lujoso apartamento del de ojos ónix, este empujó al azabache contra la pared más cercana y cerró la puerta detrás de ellos.

Ambos aparentaban odiarse, pero inconscientemente se atraían. O eso era lo que el ojiazul quería creer.

Entre besos salvajes, el rubio empezó a trazar líneas húmedas con su lengua desde el cuello hasta las clavículas.

—Eres demasiado hermoso —. Dijo el mayor.

Nunca hubiera reconocido aquello estando sobrio. Para fortuna de ambos no lo estaba, simplemente había concentrado todo su interés en pensar lo afortunado que era de haber podido profanar la blancura de la piel de Hanagaki al ver los tatuajes de sus dientes sobre la suavidad del cuerpo contario.

En un agarre tenaz tomó el rostro del chico de ojos zafiros, obligando a entablar un contacto visual. Abandonando sus orgullos y cordura.

Manjiro Sano parecía ser la perfecta descripción del erotismo.

Hanagaki por su lado, estaba siendo más despreocupado de lo que acostumbraba, pues era una faceta suya acompañada del bullicio nocturno. Atrevido, sensual, bohemio. Era la primera vez que hacía algo como eso y el pudor ya no era una palabra en su vocabulario.

Aquellas oleadas de mil sensaciones indescriptibles estaban haciendo enloquecer a Takemichi, esas emociones placenteras se estaban agolpando en su vientre. Ambos estaban a punto de llegar a la cúspide de una forma sublime.

Era una sensación de plenitud y de delicioso dolor.

Entre lloriqueos la voz entrecortada del rubio sonó al ver esa mirada marina vidriosa que en cualquier momento se soltaría al llanto. —Cálmate.

Forever young | MiTake Week 2023Where stories live. Discover now