"Tenemos que ser rápidos", respiró San, "Los miembros podrían volver aquí en cualquier momento para venir a buscarme".
Estabas en la parte de atrás de los camerinos, lejos de las miradas indiscretas del personal y otros miembros de Ateez. Tus manos trabajaban fervientemente para despojar a San de la ropa que te constreñía en su región inferior.
Tendría que subir al escenario para interpretar su canción más nueva para los fanáticos en un momento. Pero no podías dejarlo salir sin un amuleto de buena suerte, ¿verdad? Además, los rapiditos eran lo tuyo.
Le bajaste los pantalones y los bóxers a la vez para agruparlos alrededor de sus tobillos, su impresionante longitud saltó de inmediato para mirarte. Tomaste aire al verlo, siempre habías pensado que su polla era bonita.
Te agarró el cabello mientras le dabas lametones de gatito a la punta, que era de un rojo furioso y ya goteaba líquido preseminal.
"Apenas tenemos diez minutos", gruñó, "Deja de molestarme".
Obedeciste su orden, viendo que tenía razón, tomando tanto de él como pudiste en tu boca sin ninguna preparación adecuada. Lo que no te cabía en la boca, lo acariciabas con la mano mientras subías y bajabas la cabeza.
Eventualmente, San se cansó de este ritmo y agarró con más fuerza tu cabello, sacándote de su miembro.
"Di ahhh", ordenó, "bien abierto bebé, lengua fuera". Él asintió con aprobación como tú lo hiciste y dijo "Así, buena chica".
Volvió a insertar su polla en tu boca que esperaba, solo para retroceder y levantar las caderas con dureza.
Relajaste la garganta para reducir las posibilidades de que se activara tu reflejo nauseoso, aunque sabías que sucedería. Empujó bruscamente en tu boca, persiguiendo el subidón que tan desesperadamente deseaba.
Dejó escapar gruñidos y gemidos silenciados, no queriendo que los demás lo escucharan, pero también queriendo que supieras lo bien que lo hacías sentir.
Empujó su polla hasta el fondo de tu garganta, empujando más allá de las restricciones y tu reflejo nauseoso, tus labios hasta el final de su longitud. Amordazaste su longitud un par de veces, escupiste y babeaste amenazando con escapar de tu boca y correr por tu barbilla.
"Mierda." Maldijo, echando la cabeza hacia atrás. Contó, "5..4..3..casi- 2..1." Te soltó para dejarte respirar antes de volver a acercarte y repetir el proceso.
"Ya casi llego, mierda".
Te sujetó de nuevo durante otros cinco o seis segundos, llevándote lágrimas a los ojos por su trato rudo, no es que te importara, te gustaba que él te usara, y él lo sabía.
"Mierda, me estoy corriendo, me estoy corriendo".
Sus embestidas comenzaron a volverse descuidadas a medida que se acercaba a su clímax y mantuvo tu cabeza hacia abajo una vez más mientras bajaba por tu garganta, espasmos de placer disparándose por su columna.
Tragaste lo mejor que pudiste con la boca llena de él y finalmente te sacó de encima y te puso de pie. Tosiste un poco pero no te importó.
Te atrajo a un dulce beso, dándote elogios después de que se apartó, "Qué buena chica, gracias bebé". Luego se agachó para subirse los pantalones y caminó contigo hacia la puerta del vestidor.
Haciendo una pausa antes de abrir la puerta y girándose hacia ti, habló "Mi linda chica merece una recompensa por ser tan buena conmigo, ¿hmm? Me ocuparé de ti pronto.''
