04 | Selene

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«Selene

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«Selene...»

Despierto sobresaltada de la cama y el brusco movimiento me hizo gemir por el dolor en todo el cuerpo, mi cabeza palpita y se me forma un nudo en la garganta cuando mis recuerdos se reproducen como gifs mostrándome lo sucedido hace unas horas.

Nos vieron.

«¡Te dejaste ver! Eso es muy diferente...»

Aclara mi loba en tono burlón. Luna salta feliz y, aún desorientada, no pregunto la razón de su emoción debido a que mi mente maquina ideas para enfrentar a lo que se me avecina y, hasta el momento, lo único que se me ocurre es huir y esconderme.

¡Mierda!

No me gusta huir. Y peor aún, esconderme. Es vivir con la incertidumbre de que te encuentren tarde o temprano.

«Te puedo ayudar...»

− ¿Cómo?

«Nuestro mate...»

− ¡Cállate!

Silencio a Luna y ella bufa por ello.

En estos momentos no estoy para buscar a mi mate. Es una causa perdida.

La puerta de mi habitación se abre y Jiwoo se asoma preocupada, me habla pero no la escucho porque más imágenes pasan como un vídeo frente a mí.

− ¿Cómo te encuentras? − repite − Selene...

− Me vieron... − anunció − Tal vez crean que soy una salvaje porque tuve que lastimar a Yuqi para salir de la situación...

Me levanto de la cama sin reparar en lo que llevo puesto ni el estado en el que me encuentro, suelto uno que otro jadeo por el dolor, pero aún así rebusco en un cajón de mi mesita de noche, saco una mochila para luego caminar hacia el armario y empezar a elegir y empacar la ropa que me llevaré.

Todo eso bajo la atenta mirada de Jiwoo, quien aún no sale del shock al verme en pie.

− Pero... ¡¿Qué estás haciendo?! − cuestiona.

− Iré a África. Negarán toda relación conmigo y yo igual. Pase lo que pase, ustedes no saben nada...

− ¡No!

Jiwoo me arrebata la mochila con un rápido movimiento que no divise, camina hasta mi puerta y la cierra con seguro. Observo perpleja a la luna de China, una humana, actuar a esa velocidad sin haber sido capaz de impedirlo, siendo yo un lobo.

» No irás a ningún lado, el Alfa Jeon tiene hombres en África y te atraparán mucho más rápido que si te quedas en donde estás − aclara antes de soltar un suspiro cansado − Te ayudaremos, solo quédate ¿sí?

Niego ante su pedido hasta que se escucha un fuerte golpe en el primer piso. Jiwoo brinca y la cubro detrás de mi cuerpo. Escucho los pasos resonar en las escaleras y el pasillo hasta que se detienen en mi puerta, giran la perilla con brusquedad y, al no conseguir abrirla, patean la puerta abriéndola de golpe provocando un grito en la mujer a mi espalda.

Alfa Jeon | Libro #1Where stories live. Discover now