Matrimonio arreglado - Haganezuka Hotaru KNY

4-corazón de paz

Hanae iba saltando justo detrás de Haganezuka y de Kanamori, ambos hombres iban a entregar las Katanas que habían forjado, mientras que el viejo gruñón solo iba maldeciendo a Kamado Tanjiro. Kanamori y Hanae charlaban de la emoción de ambos, ella por salir de la aldea y poder conocer a más cazadores de demonios y el por forjar espadas dobles, memoria de ganas por ver la reaccione de Hashibira Inosuke.

A lo lejos se vio un chico con un kimono, cosa que Hanae señaló. Pero tan rápido como señaló su presencia Haganezuka le entregó la caja con la Katana y empezó a correr a el con uno de sus cuchillos en la mano.

— ¿Que está pasando?

— Es su cliente.

Haganezuka correteó un rato más al chico mientras que Kanamori y Hanae entraron a la finca, cuando ambos se cansaron ya entraron, un par de insultos más hasta que una pequeña niña llegó con Dango.

— ¡Hola! Un gusto, soy Kamado Tanjiro.

— soy Tecchikawahara Hanae, prometida de Haganezuka.

— Un placer. — ante sus palabras Hanae dejó escapar una risilla, la emoción la tenía casi saltando. Tanjiro notó que por un momento el olor de Hahanezuka cambió de uno enojado a uno celoso.

En un parpadeo el cazador con cabeza de jabalí estaba buscado algo, hasta que alzó su mano y con una piedra empezó a golpear la espada. Rompiéndole varios pedazos.

Ahora quien quería asesinar a su cliente era Kanamori.

Hanae solo miraba la escena, le divertía todo eso, le gustaba interactuar con gente fuera de la villa.

Luego de la cena ella se encontraba a solas con Kamado Tanjiro mientras que los hombres habían salido a tomar aire.

— Hanae-San, espero que todo haya sido de su agrado.

— ¡Lo fue! Y por favor no le prestes atención al gruñón de Hotaru. — Tanjiro sonrió. Ella olía justo como su madre cuando hablaba de su padre. El jamás pensó volver a sentir ese olor.

— Yo quisiera ser más fuerte para que así las espadas de Haganezuka-san no se rompan. Quiero estar a la altura de su magnífico trabajo.

— ¡creo que debiste tomar en cuenta sus gustos!

— ¿Estas de acuerdo que un Perfecto trabajo sea arruinado? — cuestionó Kanamori. La rabia no se le había bajado.

— Para el no era Perfecto. Herrero y cazador deben ser uno, su katana no solo es un reflejo de la respiración con la que son compatible, sino con su personalidad.

Ambos hombres guardaron silencio hasta llegar a la aldea, en ese momento Kanamori comprendió la razón por la que Haganezuka siempre decía que no cualquiera era digno de ser su esposo, ella no solo era la hija del jefe, sino que apuntaba a ser una magnífica Herrera.

Eran las 3 de la mañana y Hanae iba a las termales, le gustaba ir después de media noche ya que era seguro que no se encontraría a mas nadie y podría estar allí con toda libertad, rara vez Hotaru estaba ahí.

Pero no está vez. Mientras más se acercaba más alta era la voz femenina que escuchaba.

— ¿Desde cuando eres tan puritano? — Esa voz la conocía. Era de Shigaraki Nozomi, tenía casi la misma edad que el y 5 hijos. Una señora realmente amable

— No estes molestando, ya me largo de aquí. — esa voz era de Haganezuka. Se ocultó detrás de unos arbustos donde podía ver a donde estaban. El llevaba su máscara, mientras que ella no.

— Vamos... También me deseas.

Oh.

Mierda.

Eso dejó estática a Hanae.

— Realmente no. Si me vuelves a tocar o lo que sea. Voy a lanzarte tierra. — Hanae rio ante esa frase, era una amenaza que ella solía hacerle cuando era más pequeña.

— Desde tu compromiso con esa mocosa te volviste más arisco.

El no respondió nada y solo se soltó de su agarre para lograr salir.

— Jamás será una esposa digna de ti, jamás podrá complacerte de verdad. — Aquellas palabras no dolían, pero si causaban un poco de molestia en el corazón de Hanae. ¿Por eso no se habían casado? ¿Eso pensaban todas las de la aldea sobre ella?

— Eso lo sabré cuando me casé con ella, de lo que jamás voy a tener dudas es que ella no se va a escabullir en medio de la noche para hablar con un hombre que no se interesa en ella.

Quien salió del agua fue la mujer, recogió sus cosas y se fue. Hanae se quedó escondida mientras que procesaba todo lo que acababa de escuchar.

Aparentemente Haganezuka si era popular entre las mujeres de la aldea, al menos las que habían descubierto su rostro. Hanae se quedó oculta.

Su corazón latía rápido. El la había defendido y le era fiel a su compromiso.

Salió de su escondite y siguió a las termales, aprovechó que Haganezuka se había sumergido para entrar.

— ¡Te dije! — Hotaru guardó silencio cuando vio que era Hanae. Se quitó su máscara.

— ¿Esperabas a alguien?

— Kanamori estaba molestando.

Hanae sonrió. No sabía ni que decir. Su corazón sentia una calidez distinta, no era que se estaba enamorando. Hotaru se quedó viéndola con el ceño fruncido.

— ¿Que te pasa Hanae?

— N-nada.

Hotaru se alejó un poco, Hanae lo siguió con la mirada y el tenía los labios fruncidos y las mejillas rojas. Esa imagen hacía que su sonrisa fuese más grande, que locura.

— Te ves hermosa sonriendo... Hanae. — el no hizo contacto visual, su mirada viajaba de árbol en árbol.

— Tu te ves muy tierno sonrojada, Hotaru.

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