Ochenta y seis

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-¡Momento, momento, momento!- Tzuyu alzó sus manos, deteniendo todo movimiento de quienes la acompañaban.

De nuevo, las cuatro se habían juntado en la sala de baile, de nuevo, porque Sana quería demostrar que Jihyo había avanzado muchísimo.

En las últimas semanas, la menor había logrado caminar su primer trecho, con ayuda de un andador pero ya por sus propios medios.

Ese avance se notaba en su estado de ánimo también, estaba mucho más alegre que antes, sonreía constantemente y parecía que eso también había afectado sus notas para mejor, aunque estas nunca habían sido malas, estaban más que perfectas.

Diferente a la primera vez, Jihyo estaba confiada y más que feliz por mostrarle a sus amigas sus avances.

No fue sino hasta que Momo tenía preparada la cámara del celular que Tzuyu alzó sus pulgares, en señal para que comenzaran.

Sana y Jihyo se miraron con una sonrisa antes de que la pelirrosa se acercara a ella, agachándose para que la menor pudiera sostener sus hombros con firmeza, sus pies ya apoyados en el suelo.

La mayor de las dos tomó a la pelivioleta de la cintura, sosteniéndola mientras terminaba de ponerse completamente de pié.

En ese punto, Tzuyu aplaudió, y Momo también lo hubiera hecho de no ser porque estaba sosteniendo el teléfono.

-¿Lista?- preguntó Sana, mirando a su novia, quién sonreía y parecía brillar de alegría, asintió sin poder decir palabra.

La pelirrosa retrocedió un paso, Jihyo arrastró su pié por el suelo para avanzar, prosiguió a hacer lo mismo con el otro pié, avanzó de nuevo.

Ambas rieron, la menor escondió el rostro entre el hombro y el cuello de su novia, ocultando las lágrimas que se acumulan en sus ojos.

-Mierda....- murmuró Tzuyu entre dientes -. Quiero llorar- añadió, frotándose los ojos.

-Si quieres llorar, llora, marica- dijo Sana, lo hubiera dicho en tono de broma pero estaba demasiado feliz como para que se notara.

Y continuaron avanzando en aquellos repetitivos pasos, en pequeños círculos, encontrando un ritmo entre el silencio, Sana tarareaba bajo una melodía.

-Sana... ¿Me estás haciendo bailar el vals?- preguntó Jihyo, se notaba el llanto y la risa en su voz.

La pelivioleta pensó que su novia era más que perfecta, le pareció tan hermoso que las lágrimas se acumularon de golpe en sus ojos.

-Siempre te gustó ver bailar a Momo... A todos los bailarines en general. Este es tu primer baile, cielo, y no será el último, puedes hacer lo quieras con tus pasos de ahora en más, puedes bailar si quieres o correr maratones- comentó con gracia-. Pero te regalo tu primer baile.

Jihyo sorbió su nariz sonoramente.

-Ahora yo también quiero llorar.

Sana rió un poco, aunque también quería llorar, sintió la humedad de las lágrimas en su cuello y abrazó la cintura de la menor con más firmeza, dejó besos en la mejilla y cuello de su linda novia.

Tzuyu tomó el celular que Momo aún sostenía mientras seguía grabando todo, detuvo el vídeo y dejó el celular al lado.

La pelirroja notó que su novia también lloraba, en completo silencio y con una sonrisa en su bello rostro, mientras las lágrimas hacían pequeños ríos en sus mejillas.

Momo la miró preguntando qué le pasaba, tenía un nudo en la garganta que no la dejaba hablar.

-Ven, necesito un abrazo- Tzuyu abrió sus brazos hacia la castaña, quién no dudó en ir a acomodarse en ellos.

Ambas se abrazaron escondiendo el rostro en el hombro de la otra, las risas se mezclaban con pequeños sollozos.

Fueron apenas unos minutos hasta que Jihyo sentía sus piernas cansadas por el baile, y le susurró a Sana para que pudiera volver a sentarse.

-Tzu- llamó la pelirrosa-. Dejá de llorar y ayuda un poco- la molestó, pero la mayor no le dió importancia a su actitud, levantándose se golpe para acomodar la silla detrás de la menor.

Y de nuevo, en cuanto Jihyo estaba sentado en su silla, las otras tres la abrazaron con todo su cariño, compartiendo lágrimas y risas por lo lindo que era todo lo que había pasado.

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♡Loud²~MotzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora