FRÍO

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Ash sobrevoló los cielos del mar de Alola. Las cosas se veían tan pacíficas desde el aire, o al menos lo era a simple vista. Muy debajo de él, logró ver una gran multitud de personas arremolinadas en un pedazo de la isla, siendo acorraladas por una horda de pokémon. Dio un rápido vistazo a las otras 3 islas de alrededor, dándose cuenta que todos estaban sufriendo de lo mismo.

Sabía cuál era su misión principal. Necesitaba llegar lo más pronto posible a la isla que albergaba a la fundación Aether, sin embargo, también estaba consciente que debía hacer algo para ayudar a las personas de las islas. Tenía claro que ahí estaba el resto del equipo pero todo eso era demasiado para una sola persona. Y sí la información de la jefa era correcta, incluso sus pokémon pudieron haber sufrido del incomprensible cambio de comportamiento que estaba azotando la isla.

Decidió lo mejor que pudo. Tenía un compromiso con la gente de este pueblo, no solo por como fue recibido y tratado cuando era nuevo en el lugar, sino también por las conexiones que hizo, con todo lo que Alola le había brindado y permitido. Además, él fue su primer campeón, y no podía huir de esas responsabilidades, incluso si de eso ya hubieran pasado algunos años.

Su primer parada fue la Isla Poni y cuando llegó se dio cuenta que la situación era aún peor de lo que imaginaba. Desde el cielo pudo ver a uno de sus compañeros de misión estaba luchando contra un miembro del Equipo Rocket  y, a juzgar por sus ropas, era alguien de una jerarquía mucho más alta a lo que estaba acostumbrado. Además, también reconoció a la Kahuna de la isla luchando contra la horda de pokémon que los acorralaba. No estaba yendo muy bien las cosas.

No dudó en prestar uno de sus pokémon en batalla, sin embargo debía hacer la elección sobre cuál era ese pokémon. No podía desprenderse de los necesarios para su misión pero a su vez debía ser alguno con un poder lo suficientemente destructivo para mantener a raya cualquier problema.

Susurró el nombre de uno de sus pokémon y la pokeball respectiva llegó a su mano. Sin embargo, antes de abrirla utilizó uno de sus recursos que pensaba podrían ser más eficientes para este tipo de situaciones. La pokeball agrandó su tamaño normal y fue cuando Ash la lanzó por los aires. 

(N/A: YA SÉ QUE EL DINAMAX Y OTRAS MECÁNICAS NO FUNCIONAN ASÍ PERO TODO ES POR EL BIEN DE LA TRAMA)

La gente quedó asombrada cuando vieron a un pokémon gigante caer a la superficie, causando un pequeño temblor en la tierra. La ejecutiva del Team Rocket también desvió su atención y fue entonces cuando todos vieron la llegada del ex-campeón de Alola y ex-campeón mundial. Los vitoreos no se hicieron esperar cuando el Melmetal Gigamax mandó a volar la mayor parte de pokémon salvajes de un solo golpe.

Ash se posó frente a la ejecutiva del Team Rocket, una mujer de cabello rojo, y a un lado de su compañero. - Lamento no poder quedarme pero tengo que arreglar algunas cosas - dijo con una sonrisa burlona a la villana. - Que no escape - ordenó a su compañero de equipo y con una palmada a la espalda de Charizard retomó el vuelo.

Llegó, después de un breve minuto, hasta la isla de Ula-Ula, donde la situación era exactamente la misma que en Poni. Uno de sus compañeros de equipo luchaba contra un Rocket y el Kahuna de la isla hacía todo lo posible por repeler a los pokémon.  No quería perder mucho tiempo en cada isla por lo que simplemente soltó una nueva pokeball.

- ¡CUIDADO ABAJO! - Gritó justo a tiempo para que Nanu pudiera proteger a las personas de la isla y su compañera de equipo, junto con el Rocket, pudieran retroceder para ver emerger un enorme Kingler Gigamax, quien no necesitó de órdenes para empezar a demostrar todo su poder. Nuevamente la gente se volcó en apoyo hacia el pokémon.

TOGETHER. (AURELIA SHIPPING)Where stories live. Discover now